domingo, 31 de agosto de 2008

TRES REPOSICIONES

Pretérito

Ernesto Morpurgo se ahogaba en introspección y recriminaciones. Con los engranajes de su maquinaria mental girando sin cesar, fruto de una vigorosa inteligencia, volvía una y otra vez a ese pasado inamovible que le había hecho perder los sueños y las certezas. Ya nada le quedaba, más que pensamiento estéril y negligencia para afrontar la vida.

Por favor, no me lo digas

Una mirada enfadada, de soslayo, mientras preparaba la cena, presagiaba lo que ocurriría más tarde en la mesa. La materialización de sus temores más íntimos; de ese miedo a que, mirándolo, ella le dijera: “he dejado de quererte”.

Calentura

El vulgar descaro con que exhibía su vertiginoso canalillo, unido a los cargantes vapores emanados de su perfume barato, denotaban, a las claras, que en su vida había leído a Spinoza y que con absoluta probabilidad, ni siquiera sabía quién era. Cuando, conforme seguimos charlando, le pregunté sobre su vida interior, me dijo que no estaba embarazada, con una ingenuidad angelical que chocaba con la lascivia que provocaba su piel, fabricada expresamente para la provocación y el placer. Sabedora del poderío sexual que emanaba y predispuesta al coqueto juego de las más consumadas calienta-braguetas, me tuvo toda la noche hablando y exhibiendo mi fina ironía (estimulada por las sucesivas copas) para, finalmente, despedirme con un cálido beso junto a la comisura de mis labios.

jueves, 21 de agosto de 2008

LA DECISIÓN DE MAURICIO

Las carreras por el parque y los paseos por su barrio siempre le habían ayudado a pensar y tomar decisiones. Pero, en esta ocasión, se trataba de algo más que eso. Suponía pagar las apuestas de una mano perdedora ante la banca ganadora. Sentado en un sillón miraba la pared en blanco mientras sujetaba el generoso vaso de whisky con la mano. Tenía un nudo en el estómago y la botella le iba a ayudar a deshacerlo. Sobre la alfombra descansaba un retrato de sus progenitores, jóvenes, sonriendo en blanco y negro. Su padre, trajeado y con el pelo oscuro, miraba con expresión divertida. La madre, lo contemplaba a él, sujeto entre sus brazos y envuelto en una manta de lana. Ahora, cuatro décadas después de esa foto, envidiaba aquel amparo desaparecido y sabía que, cuando se sentara a la mesa a escribir la carta, su último poso de inocencia se habría ido para siempre.
Escribió:

Flaca:
He leído mil veces tu carta y fabriqué montones de ilusiones en torno a ella. Todas inútiles porque después, con la reflexión, comprendí lo evidente: ya es tarde. Algo se rompió entre nosotros y ya no hay pegamento que lo una. Dejé a un lado la esperanza y sé que tu parada no se encuentra en mi trayecto. Te quise, y vos no me correspondiste.
Nada tengo que reprocharte, porque los sentimientos se tienen, no se imponen y yo no fui capaz de despertar esa parte tuya que mantuviste a la sombra, fuera de mi alcance, inaccesible a mis esfuerzos por enamorarte. Me resulta imposible retomar una relación con la vanidad tan herida de saber que después del tiempo compartido, no fui nadie especial en tu vida como para plantearte un cambio en tu realidad. Lo intenté de muchas maneras pero no hubo forma. Vos andabas en otra. Quizás te conocí cuando menos convenía. Quizás estás predestinada a ser La Mejor para otro que no soy yo. Quise ser aquel hombre por cuyo amor vos desfallecerías, y me voy con la sensación de haber sido sólo un boludo que pasaba por ahí a destiempo.
Yo busco el amor pleno, la existencia absoluta, la locura como cotidianidad y no me interesa otro tipo de vivir. Comprendí que el miedo nos limita y yo no quiero andar con el freno puesto. Ya tuve bastante de eso y decidí que no más. Quiero una mujer que crea en mí y en ella misma, que comparta mis proyectos y yo los suyos, que me de masajes en la espalda, que se pare a besarme en medio de la calle, me pase sus uñas por mis sienes canosas, me preparé una sopa cuando esté con fiebre, me necesite de manera egoísta, me vea cuando cierre los ojos, que se deje llevar por mí, que ansíe mi boca y mi cuerpo, que no le de miedo reírse, que……qué se yo pero, vos, guardaste todo eso para otro….otro que no soy yo. No sabés cuánto lo lamento y la sensación de frustración que me queda encima. Se tambalearon algunas de mis convicciones y mis fantasías. No lo suficiente para hacerme perder la dignidad pero si lo necesario para renovarme y decidir cambiar de vida.

Te voy a extrañar.

Un beso. MAURICIO (el que pudo ser y no fue ni será)

*http://www.youtube.com/watch?v=trLGhbFDIAk

martes, 19 de agosto de 2008

CENA EN CASA DE FORTUNATO

La misma noche que Fortunato había regresado de ver a sus hijos y sus perros, allá en la lejana Ferrara, nos invitó a su casa a cenar. A su excelencia a los fogones, materializada en unas sabrosas berenjenas rellenas al horno y un salteado de huevos con cebolla y setas, se le sumó un par de botellas de vino de la Ribera del Duero, compradas en su escala en el aeropuerto de Madrid-Barajas. De postre, tiramisú, una cafetera con tueste natural, unas copas de oporto y puros habanos. Todo ello para adornar unas conversaciones cargadas de camaradería, buenos consejos e intereses mutuos por nuestras vicisitudes existenciales. Quizás, el fragmento más jugoso de lo tratado esa noche, tuviera lugar a partir del momento en que Mauricio extrajo un papel del bolsillo trasero de sus jeans y se lo alcanzó a Fortunato, con un gesto que denotaba su impaciencia contenida.

- Decíme qué te parece..... es una carta que escribió mi “amiga”…..a Leví ya se la enseñé al día siguiente de recibirla….. .

Nuestro amigo se encajó los anteojos entre las cejas y con expresión grave la leyó. No tardó más de unos segundos y, con una sonrisa de lado, se la devolvió a su dueño.

- Bueno, ¿qué te parece? – inquirió ansioso Mauricio

- ¿Vos la querés?

- Sí – contestó seriamente

- Entonces, dále palante nomás

- Bueno, ya lo hice……le escribí contestándole – confesó tímidamente, mientras volvió a echar mano al mismo bolsillo que antes y extraía otra carta - Mirá lo que le puse y dáme tu opinión

Fortunato me miró y ambos soltamos una sonora carcajada. Sin sacarse la sonrisa (ésa misma con que desarmaba a las mujeres más cancheras) leyó de nuevo mientras iba aseverando con la cabeza

- Está muy bien lo que le pusiste. Te mostrás flexible pero sin renunciar a tus principios, a la par que demostrás generosidad y carencia de rencor e intenciones ocultas…

- Yo le dije algo parecido – intervine

- Sí, pero hay algo que se me ocurrió el otro día paseando y no me lo puedo sacar de la cabeza, aún cuando mi decisión de continuar recto sigue en pie….¿y si la mina lo que quiere es vengarse de mí por haberla puesto en cierto ultimátum, dejando que la relación quedara en un estéril stand by, y me escribió su carta para arrastrarme hacia ella y luego tenerme a su merced?

- A mí eso me parece muy rebuscado. Está bien que la claridad es patrimonio de los hombres pero….no sé, creo que en ese caso habría sido más sutil y no te habría mandado unas letras como ésas, tan cargadas de significado sino que hubiera optado por algo en apariencia inócuo para que tu te volvieras a asomar….tal vez te habría llamado preguntándote alguna boludez sobre un teléfono de alguien o si se dejó en tu caso un libro, unos aros o algo así….Luego, te habría incitado a metieras la cabeza hasta el fondo y entonces sí te la habría cortado…

- Sí, es muy interesante eso que apunta el amigo Leví….se ve que va aprendiendo rápido el flaco y vos, Mauricio, deberías hacer lo mismo, sino te vas a quedar rezagado..
Mirá, andá a saber lo que pasa por la cabeza de ella pero vos, si la querés, tenés que jugártela. De lo contrario, no te vas a sacar la duda de encima, y es más difícil vivir con dudas que con un fracaso. Por otro lado, si lo que busca es venganza, entonces está claro que es una mujer que no valía la pena….y que la disfrute si con ello su vida mejora en algo, que no lo creo…..El orgullo bien entendido tiene que llevar a la verdad y no a un choto ánimo de revancha que vale para bien poco....Suena a tópico pero: el amor es para los valientes, y los cobardes quedan excluidos….En toda relación fructífera, las partes tienen que hacer concesiones y ser tolerantes con los errores cometidos sin intencionalidad porque hay algo que tiene que abundar en ella y es la generosidad…¿entendéis lo que quiero decir?

Dijimos que sí al unísono mientras, Fortunato, alzando la copa, proponía un brindis:

- Por nosotros caballeros, y por las vidas

- Le Jayim

- Le Jayim

* LAS CARTAS MENCIONADAS APARECEN EN LOS TEXTOS PUBLICADOS EL PASADO DÍA 6 DEL PRESENTE MES (LA DE ELLA) Y EL DÍA 8 (LA DE ÉL).

sábado, 16 de agosto de 2008

VERANO

Hacía tanto calor y el tedio me estaba pegando tan duro, que mi principal alternativa era sustraerme a la vigilia y encontrar refugio en la inconsciencia del sueño. O sea, dormir. Unícamente salía a la calle a comprar el diario y a aprovisionarme de lo básico para subsistir. El resto del día, lo pasaba tumbado en la cama o el sofá, con el mando a distancia en una mano y algo de lectura en la otra. Lo que más me llamaba la atención, por lo novedoso, era entretenerme en la sección de anuncios del periódico. Se me pasó por la cabeza hacer algún curso absurdo de curación a base de inciensos, tarot a distancia, carretillero industrial o guionista de cine X pero no terminaba por decidirme por ninguno. A cambio, llamaba a prostitutas para preguntar precios, apuntaba direcciones de empresas que buscaban empleados cuyo perfil se parecía al mío tanto como un coco a un autobús y me reafirmaba en comprobar cómo la mayoría de los periodistas eran unos mercenarios que escribían a las órdenes de su amo.

Pero, por encima de toda esa ambientación cotidiana, se alzaba un vacío existencial que me consumía en la nada y que intentaba asirse desesperadamente a un hilo de esperanza. En algún lugar del espacio, pensaba, debía flotar una ecuación de azares venturosos destinada a resolverse en el plano de mi vida, sacudiéndola desde los cimientos y no dejando opción alguna de regresión. Mientras el D-os demente que nos rige se decide a echar los dados con el pensamiento puesto en mí, no me queda otra que aguardar ése momento, con los ojos cerrados y en posición fetal porque, con este calor, ¿qué otra cosa podría hacer?



* Lógicamente, tampoco es autobiográfico. A pesar del empleo de la primera persona.

miércoles, 13 de agosto de 2008

DOS AMIGAS EN UN BAR (conversación)

Mariel había quedado con su amiga Adriana en el Cambridge, un local que para ambas era mucho más que un simple bar de copas. Era un refugio, una terapia y sobre todo, un lugar cargado de recuerdos comúnes desde los tiempos en que estudiaban Arte Dramático. Les gustaba ese ambiente de cigarrillos, risas, aire viciado por el humo, olor a alcohol y gente charlando en la barra y las mesas.
Tras saludarse efusivamente en la entrada, se instalaron en una mesa aislada, junto a una esquina y bastante alejada del epicentro del ruido.

- Dále, querida…¡ contáme ¡ - preguntó Adriana sin poder aguantar más la ansiedad

- ¿Qué querés que te cuente? – inquirió Mariel con una falsa ingenuidad delatada por el brillo de sus ojos y una sonrisa de oreja a oreja

- Soy yo, flaca, Adriana….tu amiga ¿te acordás?

- Bueno, bueno….pero decíme qué querés saber?

- Todo……¿cómo se llama? ¿cómo es? ¿en qué lugar se enamoró de vos, y vos de él? porque esos ojitos no mienten… ¿a qué se dedica? … que hace en su tiempo libre…..si es buen amante…..en fin: Todo

- La gente le llama Leví, que es su apellido…. es morocho, con canas, no muy alto pero atlético, inteligente, con gran sentido del humor…se enamoró de mí cuando me vió en la librería donde trabajo…y a mí me pasó lo mismo con él nada más verle….es escritor….es muy buen amante y es un hombre de verdad….con principios, sin ambigüedades, que dice lo que siente y lo que piensa, que me trata como una princesa….y que me devolvió la ilusión por creer en la vida y en que las cosas buenas pasan y….

- ¡ Qué barbaridad ¡ ¿sabés si tiene un hermano clónico?.........Esto….¿Es moishe, no?

- Y, querida….llamándose Leví no va a ser mahometano ¡… es sefaradí

- Me gustan los turcos…..son tan impulsivos y fogosos…¡¡…. ¿Porteño?

- Sí, pero vivió más de la mitad de su vida en España. Yo lo conocí hace poco, cuando vino de vacaciones y…..unos meses después, volvió para quedarse….….y vino a buscarme

- ¿Y vos estás enamoradísima, no?

- ¿Se me nota mucho?

- Uff, como si llevaras un cartel en la frente….

Me alegro mucho por vos. Te lo merecés…. Te hacía falta un tipo de verdad y no otro de esos perros flautas con los que andabas…

- Sí, la verdad es que estoy muy contenta…..¿y sabés otra cosa? Creo que me va a pedir que vivamos juntos….

- ¿Tan pronto?

- Ya sé que sólo llevamos unos meses pero es como si nos conociéramos de siempre…y quiero estar con él el mayor tiempo posible….siento que es el hombre que llevaba aguardando toda mi vida y…..bueno, le quiero

- Sí, no hace falta que lo jurés….

- Y a vos, qué tal te va?

- Como siempre

- ¿ Tan mal?

- ¿Querés que entremos en detalle?

Claro, pero esperá que pedimos otra cerveza:

- Mozo¡ - llamó levantando el brazo


http://www.youtube.com/watch?v=HnqUAbGMjLI
NOTA DEL AUTOR: Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia. O no.

domingo, 10 de agosto de 2008

OBITUARIO IMAGINARIO (5)

El cantante Bernie Holzman falleció el pasado viernes en un centro hospitalario de New York, a los 84 años, a consecuencia de las complicaciones derivadas de una crisis cardíaca sufrida a principios de año. Considerado por muchos como el mejor cantante blanco de jazz, su multidisciplinar talento le permitió tocar la batería y el piano, escribir arreglos para orquesta, guiones de cine e incluso producir programas televisivos, aparte de una meritoria incursión en el mundo de la pintura.
Dotado de un suave timbre de voz, que le valió el apodo de “The silk singer”, Holzman había nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos procedentes de Rusia. Con apenas 7 años, el pequeño Bernie ya formaba parte de la Blue Velvet Orchestra e intervenía en numerosos programas de radio. Poco después, trabajó como arreglista y actor infantil en varias películas de los hermanos Marx y a los 13 años ya escribía canciones, entre éstas “Raining Biscuits”, que llevaría al éxito a un hoy olvidado Mel Kane. Como batería, también integró las formaciones de gente de la talla de Duke Ellingyon, Harry James, Woody Herman o Stan Kenton pero sería como solista donde alcanzaría sus principales logros. Los años cuarenta serían los de mayor esplendor en su carrera como intérprete, dado que en los 50 y los 60, su figura quedó un tanto relegada ante la irrupción del rock and roll y su peregrinar por distintas compañías discográficas. Ya en los 70, vuelve a remontar el vuelo y no descendería de altura hasta casi el final de sus días. Su nombre se convirtió en un símbolo, en algo atemporal que sobrevivía a las modas y suponía todo un referente para los amantes del jazz y la música melódica. Amigo íntimo de Bing Crosby, Judy Garland y Frank Sinatra, era común verlo actuar tanto en clubes de la Gran Manzana como en casinos de Las Vegas o Atlantic City. Muchos críticos consideraban que era tan bueno que por eso el gran éxito comercial se le resistía, y el reputado Mike Steinberg escribió de él que “poseía la voz más maravillosa que un hombre podía tener”.
En 1995, grabó su célebre disco en directo “American Soul” en el pub Michael’s de Nueva York (el mismo donde Woody Allen tocaba su clarinete todos los lunes durante más de dos décadas) y que hoy constituye una auténtica reliquia codiciada por sus admiradores y coleccionistas.
Le sobreviven su mujer Selma y tres hijos, de los cuales el mayor, Vladimir, es componente y fundador del grupo de música Klezmer “Sures und Najes Band”.


* Bernie Holzman nació el 19 de junio de 1924 en Nueva York, donde falleció el día 8 de agosto de 2008.

viernes, 8 de agosto de 2008

AMANECE, QUE NO ES POCO...

Mauricio se despertó al poco de quedarse dormido. Una intranquilidad interna, fruto de la efervescencia existencial que sentía desde que leyó la carta, le impedía emular el plácido sueño de días anteriores. Comprendiendo que no iba a poder dormirse hasta el amanecer, releyó la carta un par de veces más y se hundió en la gozosa evocación de los momentos compartidos con esa mujer. Una penetrante nostalgia se apoderó de él a la par que luchaba contra un creciente impulso de largarse a casa de ella y estrecharla en sus brazos (sonrió al imaginar al salvaje Leví en su situación, echando la puerta abajo, agarrándola en brazos y llevándola a la cama, suponiendo que no se topara con un sofá por el camino….). Pero…su carácter se lo impedía. Sin embargo, sabía lo que debía hacer, así que, sin mayor demora, se levantó, se sentó a la silla de su escritorio y extrayendo papel y pluma de un cajón, comenzó a escribir:

Querida:

Hace días que aguardaba tu carta, así que no me sorprendió el contenido, sino el modo en que llegó a mis manos. De no haberla recibido, me habría llevado una decepción, porque significaría que no te conozco en absoluto y todo lo que pensaba de vos era erróneo.
Soy consciente de que cuando te conocí, salías de una situación compleja y dolorosa e intenté aguantarme tus cambios de humor y tus miedos a entregarte sin reticencias a nuestra relación. Mi vanidad y mi orgullo se sintieron heridos cuando no fui capaz de erradicar esos temores y hacer que te volcaras en mí sin freno alguno, con ilusión en algo que a mí se me antojaba único. Ya sabés que yo siempre respeté tus decisiones, así que ahora también dejo en tus manos decidir si es tarde o no. Sólo una cosa tiene que quedarte clara, aunque yo ni pido ni doy garantías de nada, y es que si querés tenerme otra vez en tu vida, tenés que tener claro que me amás y que esto conlleva una serie de compromisos. No te preocupés que no te voy a presionar con que nos casemos, nos vayamos a vivir juntos o tengamos un hijo, porque esas cosas tienen que surgir por si solas y el tiempo dirá en qué queda lo nuestro. Sólo voy a decirte que yo todavía sigo enamorado y ni pude ni quise olvidarte, porque en vos vi a una mujer muy especial, loca y ciclotímica pero encantadora, inteligente y con un gran sentido del humor (supongo que éste fue el que evitó tu total destrucción) y sobre todo, poseedora de una fuerza y un talento que todavía ni sospechás que lo tenés.
Te echo en falta y como diría cierto cantante: “vivir sin ti, es dormir en la estación”

MAURICIO

Cuando terminó, repasó lo escrito para subsanar cualquier error ortográfico o de sintaxis y metió la carta en un sobre. Lo cerró y, en la parte de delante escribió con letra de imprenta: SÓLO PARA "LA MEJOR". Más abajo, a modo de aviso, agregó: SI USTED NO LO ES, NO ABRA ESTE SOBRE.
A la mañana temprano, antes de salir a trabajar, envió dos mensajes desde su celular. El primero, dirigido a Leví, ponía: “¿Podés pasarte por mi despacho a la hora que te venga bien?. Necesito comentarte algo”. El segundo, que tenía a ella como destinatario, rezaba: “Esta mañana te dejé una carta en esa librería de Corrientes que tanto nos gusta. Está en medio de un libro de Pessoa. Mirá en las estanterías”.
Al salir por la puerta, lo hizo con una sonrisa, y la superstición de besar la mezuzah. Quizás fuera un gran día……

http://www.youtube.com/watch?v=5vvJOdJvhfU


miércoles, 6 de agosto de 2008

QUÉ HACEMOS ?

Una vez más, sus amigos Leví y Fortunato tenían razón. El ejercicio físico era muy bueno para los males del corazón, así que todas las noches, apenas llegaba del despacho, salía a correr al cercano parque. Se desfogaba, dejaba la mente en blanco y retornaba a casa con un sano cansancio. Nunca había dormido mejor y, para colmo, raro era el día en que, aún sudando, despeinado y resoplando como un buey, alguna madurita de buen ver no le hacía ojitos.
Una de esas noches, la del pasado lunes para ser exactos, al regresar de hacer footing, el portero se le abalanzó con un sobre azul en la mano:

- Sr. Melul, Sr. Melul…han dejado este sobre para usted

- ¿para mí? – preguntó Mauricio y añadió, intrigado - ¿quién?

- Una mujer…

- ¿Cómo era? – quiso saber aunque su mente pensó inmediatamente en ella

- Y …..morocha, alta, linda….con clase…como las que le gustan a usted…..

- Ah ¡ - exclamó risueño de saber que la fama que le achacaban

- No sé si no sería esa amiga suya que venía a veces y que ahora hace un tiempito que ya no veo…y me extraña, porque esa mina…

- Está bien, está bien, gracias – le cortó, viendo que el tipo se embalaba en un terreno que no era de su incumbencia.

Apenas entró en el ascensor miró embobado su nombre escrito en negro, con una letra inequívocamente femenina, redonda y elegante, descendente y pulcra. Se contempló en el espejo, como si quisiera corrobar que era digno de recibir esa carta y le gustó lo que vió: aún cuando su rostro reflejaba cansancio, se le veía sano y los kilos perdidos en las últimas semanas potenciaban su atractivo facial.
Tras la ducha, se vistió un albornoz de algodón blanco, se sirvió un escocés con hielo y se dejó caer en el sofá, con la carta en una mano y el vaso en la otra, antes de comenzar su lectura.

Querido Mauricio:
Tal vez te extrañe recibir estas letras, o tal vez no. Pero quería dejar constancia escrita de esto, porque no quiero que pensés de mí cosas que no son. Podría escribirte muchas cosas pero intentaré sintetizar y contarte sólo lo más importante, o al menos lo que yo considero así. Estoy triste desde que te fuiste, porque a pesar de que hago cosas raras, yo te quiero. Pensé que ibas a permanecer mucho tiempo en mi vida y fui incapaz de ponerme en tu lugar. Vi las cosas con mi egoísmo de mujer herida por el pasado y me concentré tanto en mi misma que no supe ver que vos también tenías tus necesidades y tus sentimientos. Hizo falta que faltaras de mi lado, para darme cuenta de mis errores. Sé que hace días que tenía que haberte escrito esto o mejor, habértelo dicho en persona pero, no pude. Andaba confundida, queriendo cambiar mi existencia sin saber cómo hacerlo y me sentía culpable por hacerte daño. Vos te bancaste mis neurosis, mis histerias y yo no hice más que refugiarme en mis miedos en vez de enfrentarme a ellos de tu mano. Te extraño.

Un beso

PD: ¿Es tarde para pedirte que volvás a mi vida?. Decíme que no, por favor.

Mauricio volvió a leerla y, doblándola en cuatro, la guardó en un bolsillo. Luego, apuró su whisky y cerró los ojos. Sólo quería dormir.



martes, 5 de agosto de 2008

NEW LIFE

Había ultimado ya el guión de los dos primeros programas del nuevo espacio que produciría Mauricio Melul, cuando comenzaron a llegarme otras ofertas televisivas. No sé cómo se enteraron que iba a trabajar para el medio pero, lejos de pensar que era algo excepcional, me propusieron escribir para dos engendros de próxima emisión: el “sensacional” concurso: SI PENSÁS, SONASTE y la telenovela para adolescentes: GISELA, GISELLE y JESSICA (pronúnciese Shisela, Shisel y Shesica); TRES PIBAS MACANUDAS. ¿Por quién joraca me habían tomado esta banda de boludos? Yo escribía para un periódico, media docena de revistas, tenía una novela publicada y otra en elaboración y ahora, simplemente por colaborar con un amigo, se me venían encima propuestas cuya mera naturaleza me provocaba repugnancia. ¿Qué sería lo próximo? ¿Publicidad de detergentes?. En fin, la verdad es que estas cosas me enojaban pero enseguida se me pasaba. Ocupaba mis días escribiendo y mis noches con la mujer que quería. Enfrentaba mi realidad con una actitud nunca antes experimentada, cómo si mi vida hubiera cambiado de rumbo tras toparse con un punto de inflexión. Exprimía el presente y advertía el futuro como algo, aunque no controlable, al menos intuido. Ya no iba por la calle preguntándome si me acostaría con esta mina o con aquella otra. No me entretenía leyendo ridículos anuncios de contactos en los diarios (Monique; derramáme tu néctar, telef……. Beatriz, pechugona y complaciente…..visa), no curioseaba las páginas porno de Internet y mi mente prefería evocar las estrechas caderas de Mariel y su tatuaje (una extraña ave) en los riñones, o imaginarla embarazada y con ropa interior negra durmiendo a mi lado. Dentro de poco iba a proponerle vivir juntos. Habíamos hablado de ir con calma, con mucha calma pero, esto era algo mucho más sencillo de decir que de hacer. El corazón no sabe ir con calma. Y menos, el mío.


* NOTA DEL AUTOR: El protagonista no es mi Alter Ego y poco, o nada, tiene que ver conmigo.

viernes, 1 de agosto de 2008

SOBREDOSIS DE LEVÍTICO (Otra de Leví)

Estaba sentado a la mesa de uno de mis restaurantes habituales, en Díaz Vélez esquina Hidalgo, esperando a Mariel. Mientras aguardaba su llegada, me entretenía con una copa de vino blanco y mirando por la ventana. Caía una persistente llovizna y la gente se había desperdigado de las calles rumbo a sus hogares. Sólo circulaban unos pocos taxis a la caza de algún rezagado mientras el cielo se oscurecía en una amplia gama de grises que tendía un manto de sombra sobre la ciudad. Me encantaba mirar la calle súbitamente tomada por el avance de las nubes e impregnada de un aspecto fantasmagórico, como los planos de una película rodada en blanco y negro. Quizás este encantamiento, tuviera que ver con la lluvia que caía la tarde de mi nacimiento, o alguna añoranza por el húmedo seno materno que me albergó durante nueve meses o yo qué se con qué pero el caso es que, mi química se revolvía y alteraba esos días. Mi forma de percepción se agudizaba y una metafísica particular hacía mella en mí tornándome nostálgicamente pensativo. Recordé el dolor cuando Judit se marchó de mi vida y el largo período de soledad que le siguió, en cómo pensé que la próxima vez intentaría amar mejor y cómo volví a equivocarme. Porque para mí no es nada fácil amar. Porque sólo lo había hecho en dos ocasiones o acaso una y media. Porque me costaba entregarme por completo y amaba a medias. Porque escapaba de los amores densos y porque mi carácter, tan tendente a la exageración en otros campos, no lo era en el terreno de los sentimientos. Porque con las mujeres siempre tuve éxito pero poca suerte. Porque……..No sé porqué, pero ahora, con Mariel, sé que va a ser diferente. Tal vez porque soy otro, o tal vez porque siento que el tiempo me está venciendo y pasa sobre mí sin que se cumplan las promesas de mi destino. O tal vez porque esta vez algo late dentro de mí y me empuja a abalanzarme sobre esta historia de amor que se me antoja especial y única. Tengo el presentimiento que esta muchacha que cruza la av. Díaz Vélez, con paraguas amarillo, y sonriéndome de lejos, va a permanecer mucho tiempo en mi vida. Tanto como ella desee porque yo, la quiero para mis noches y mis amaneceres, para madre de mis cachorros, para mis deseos inconfesables y los otros, para mis paseos domingueros por las ferias de libros, para mis cigarrillos compartidos en el balcón los días de lluvia, para verla manejar concentrada sobre el volante, para caminar por la playa, para ir al teatro y descubrir nuevos restaurantes, para charlar en la cama, para matear con facturas, para extrañarla cuando no esté, para abrir un vino mientras cocinamos, para…..

- Hola, querido – dijo ella al llegar a mi mesa

No le respondí con palabras; agarré su cara entre mis manos y la besé largamente, sellando todos mis deseos en sus labios.

http://www.youtube.com/watch?v=ZMRnd-gacBg

Tema musical sugerido por El Castor.