domingo, 28 de diciembre de 2008

Y entonces ? Entonces, nada...

Cuando lo dejamos, pensé que sería una más en ése reguero de relaciones amorosas que conformaron mi vida pero me equivoqué porque, al poco, la eché de menos durante el resto de mi vida. Aún recuerdo nuestra última conversación en aquél café de Corrientes, hoy desaparecido, donde habíamos quedado:

- Yo no puedo comprometerme con nadie, Liliana….soy todavía jóven para eso y estoy demasiado obsesionado con triunfar en la literatura como para dispersarme en asuntos sentimentales…..
- Vos me tomás por boluda? Llevamos cuatro años juntos, ¡ cuatro ¡ y ahora me vengo a enterar que lo nuestro es un “asunto sentimental”…..mirá vos ¡ yo pensé que era amor….
- Sí, me expresé mal o no me entendiste…..claro que es amor lo nuestro pero aún no estamos preparados para comprometernos…mejor sigamos como hasta ahora….
- No, querido, yo ni puedo ni quiero perder más el tiempo en una relación que no avanza…..yo necesito a un tipo decente, maduro, con pelotas, cerebro y corazón….alguien que me ame y quiera crear un hogar conmigo, una vida en común….estoy harta de pavadas
- ¿Sabés que te ponés muy linda cuando te enojás…..que te parece si subimos a mi casa y….
- Dejáte de embromar….te estoy hablando en serio….vos todo lo arreglás con el sexo…es lo único que te interesa de mi, verdad?
- No, también me interesa tu cuerpo - bromeé
- Andáte a la puta que te parió, inmaduro ¡
- Está bien, perdoná, estaba cargándote……mirá Liliana, yo te quiero pero tenemos que tomárnoslo con calma…todavía no sabemos muy bien qué hacer con nuestras vidas así que es mejor que no nos precipitemos…..
- Qué no nos precipitemos?¡ te pensás que yo quiero tener hijos a los cuarenta y parecer la abuela cuando vaya a buscarlos a la escuela? …..estoy cansada de esperarte, de repetirte las mismas cosas y ver como vos pasás de todo lo que no sea vos mismo…
- ¿y entonces?
- Entonces…. quiero que tomés una decisión

Me quedé tan sorprendido por su palabras, y tan confiado en que iba de farol, que no tuve ánimo para abrir la boca y la dejé ir (para no volver a verla). Pasados mucho tiempo, me enteré que se había casado con un médico y marchado a San Nicolás de los Arroyos donde vive con sus tres hijos casi adolescentes: una nena de 13 y dos gemelos de 12. Yo, por el contrario, permanecí soltero y no pasé de ser un mediocre periodista de sucesos que publicó un par de novelitas negras, hace más de una década, que pasaron desapercibidas para crítica y público. Cada tanto, cuando me dejo llevar por mi vida literaria, conformada por mis acciones vitales y mi semblante que no por mi obra, me acerco al cementerio judío de Rosario a ver la tumba del matemático italiano Beppo Levi. Por el camino, con un nerviosismo impropio de mis años, atravieso en auto su ciudad, con los ojos bien alerta y la esperanza de encontrármela para intentar decirle lo que en aquella ocasión no pude. Tal vez que la necesito o tal vez otra cosa pero, en cualquier caso, algo que ya , carece de importancia..

miércoles, 24 de diciembre de 2008

POCO AMOR (escena sentimental entre un porteño y una española)

“¿Quién coño llama un domingo a las nueve y media de la mañana?” fue lo primero que pensé cuando la insistencia del teléfono me sacó de un resacoso sueño de fin de semana. De mala manera, me arrastré hasta el escritorio y levanté el tubo:
- ¿sí?
- ¿sí? – volví a repetir ante el silencio al otro lado de la línea
- Soy yo - susurró- Necesito verte – añadió tras una pausa y en tono angustiado
- ¿quién es? – pregunté por joder, porque sabía de sobra quién era
- Soy Natalia – murmuró y después de otra pausa, sintiéndose más crecida, me dijo: No me digas que ya me has olvidado….
- No, claro que no, lo que pasa es que ayer salí – mentí- y me acosté tarde y como me acabo de despertar, ando un poco boleado…
- ¿saliste?
- Sí, ¿por? – interrogué con fingida ingenuidad.
- No, por nada………tú no eres de salir
- Bueno, las cosas cambian – seguí mintiendo, sabiendo que no habían cambiado un carajo, al menos no para mejor
- Sí, supongo que sí pero…..
- Bueno ¿y qué querés? – la interrumpí
- Hablar contigo
- Hablá – dije sin concesiones
- No, por teléfono no. Necestito verte – repitió – y explicarte algunas cosas
- Está bien. En media hora en el Café Central
- Vale
- Chau – colgué, dejando en el aire su “hasta ahora, entonces”.
Me personé diez minutos tarde, a propósito, y ella ya me estaba esperando, sentada a una mesa del fondo. Al llegar a su lado se levantó para darme dos besos pero la esquivé con un “hola” y tomé asiento. Visto cómo estaban las cosas, tuvo el detalle de romper inmediatamente el hielo e ir al grano.
- Te quiero
- Pues me parece muy bien – dije indiferente
- ¿Eso que significa?
- Significa que me tenés podrido, que yo pensaba que sólo las argentinas eran histéricas y vos sos otra loca y que si querés quererme, queréme, pero no me rompás las bolas….- tomé aire y seguí – si en seis meses de vernos casi todos los días, no te enamoraste de mí… ¡ qué me venís diciendo ahora que me querés…¡ me dijiste muchas veces te quiero y yo fui tan boludo que te creí….pero está claro que vos decís eso como otros dicen Buenos Días…..
- Es que necesitaba tiempo para pensar, para confirmar qué te quería y…
- ¿Para confirmar que me querías?. Mirá, eso significa que vos y yo hablamos idiomas distintos….para mí, el amor no se piensa, se siente….a mi no me van las historias tibias, sin pasión…..soy demasiado grande para andarme con pavadas
- Estas tres semanas no he dejado de extrañarte…
- ¿Y qué querés? ¿qué te de un premio? …………estábamos bien y desapareciste sin darme explicaciones ni ocho cuartos y ahora volvés y me decís que me querés y que me extrañaste….pero ahora ya es tarde….me cansé de vos y ya no me das confianza…..no sé si en estas tres semanas te liaste con el jardinero de tu urbanización o con un stripper, si te quedaste en casa o si saliste todas las noches buscando rollo pero da lo mismo…..
- Estaba mal…..me la pasé pensando en ti y me moría de ganas por llamarte..
- Si vos lo decís….
- Créeme, por favor ¡¡ - imploró
- ¿Cómo cuando me decías Te Quiero?
- No estás siendo justo
- Vos de eso sabés más que yo
- Y entonces……¿qué vamos a hacer? – preguntó, temerosa de la respuesta
- Vos hacé lo que querás, yo me voy a ver el fútbol con unos amigos….
Me levanté, dejé un billete de cinco euros sobre la mesa y cuando le iba a decir “chau” se me adelantó con una patética frase que nunca debió pronunciar:
- Podemos ser amigos
La fulminé con la mirada y le contesté con un clásico argentino y mucho más:
-Andá a cantarle a Gardel ¡¡. Si querés amigos, quedáte con esa oligofrénica resentida y ordinaria de tu amiga Marta o con esos tipos con que tanto te gusta chatear, o con el efebo ése que se las da de poeta y te tira los perros sin disimulo pero, a mí, dejáme vivir.
Salí por la puerta y me apresuré por llegar a casa. La cama seguía tibia y mi cabeza aún no había recobrado su sitio.

domingo, 21 de diciembre de 2008

GUERRERO (Yair Bensusan)


Dejó las pesas sobre el suelo y se contempló ante el espejo. Su musculado y desnudo torno, perlado de sudor y salpicado de pequeñas cicatrices, producía cierta sensación de dureza y de algo intangible que irradiaba vida. Acercó a continuación su rostro y se observó con mayor detenimiento; el pelo canoso rapado, las primeras arrugas en la frente y unas incipientes patas de gallo no disminuían en absoluto sino que incluso potenciaba su atractivo masculino de marcados y rígidos rasgos. Sonrió con cierta complacencia ante lo que veía y desvió su mirada hacia su brazo derecho, gesto que combatió con moderada obstinación y éxito durante años para no evocar incómodos recuerdos. En el lateral del mismo, relucía una corazón rojo atravesado con el nombre de Shulamit, su ex mujer, en letras azules. Aún hoy, a veces se sorprendía pensando en ella, en su manera de gemir cuando hacían el amor, en los ademanes que adoptaba al hablar, en el olor del perfume sobre su piel o en cómo se enfadó por su ausencia durante el parto de sus dos hijos. Se encontraba inmerso en una complicada misión cuando nació Daniel, su primogénito, y se negó cuando lo hizo Deborah, aduciendo que tras semejante visión de un acto tan propio de la naturaleza femenina y tan ajeno a su sensibilidad, su líbido se resentiría y no desearía a su esposa de igual manera en lo sucesivo. Estaba acostumbrado a reprimir las emociones, con la supersticiosa creencia de que sino iba a lamentarlo. Él era el guerrero, un ex comandante del Tsahal que perdió al padre siendo un niño, a su mejor amigo en una absurda partida de ruleta rusa en el sur del Líbano, y que se había jugado la vida en infinidad de ocasiones, ya fuera en el frente de batalla o infiltrándose de paisano en territorio enemigo. Sabía dominar el miedo y canalizar su nerviosismo antes de entrar en acción y sin embargo, desechó sin titubeos la invitación de ex esposa para que asistiera al nacimiento de sus hijos; carne de su carne y sangre de su sangre.
Pero, desde hace un tiempo, su corazón latía de otro modo y de nada valía arrepentirse; tenía que encajar como un hombre las punzadas de la culpa. Shulamit, su gran amor, estaba casada con un millonario del Medio Oeste americano y los chicos apenas pensaban en él. Después de dar los mejores años de su vida por la defensa de su país, había perdido a su familia y casi el juicio. Víctima del stress, una posterior depresión y otras patologías de menor calado, abandonó el ejército para ejercer en el sector privado. Desestimó generosas ofertas para ejercer como mercenario en Colombia o Sierra Leona, y no tardó en viajar a Europa para ser contratado como guardaespaldas por adineradas familias judías que lo veían como un exótico bien de lujo idóneo para ser exhibido.
Ahora, frisando los cuarenta, miraba su reflejo, escudriñando dónde estaba su futuro y dónde su pasado. El primero se le escapaba y el segundo, lo llevaba marcado en la piel.

http://www.youtube.com/watch?v=2HxSicG5o7c

A quien me visita desde Pennsylvania...

viernes, 19 de diciembre de 2008

NO, NO SOY APRENSIVO

Acerca el rostro al espejo y contempla fascinado los agradables resultados de su ecuación facial. Sus rasgos no son perfectos pero sí recios, cincelados con una precisión a la que quizás no sea ajena la milenaria endogamia de su Pueblo; la nariz es de su abuelo materno, los ojos de su madre, la boca del padre y las orejas de su abuela paterna. No puede evitar cierta sonrisa de satisfacción que quizás no tenga que ver tanto con la vanidad sino con cierta admiración por las reglas de la genética. A fin y al cabo, no es más que una posibilidad entre infinitas de haber sido, y que su conjunto de desarmonías forme un todo si no bello, atractivo, es algo ajeno a él e impuesto por la caprichosa naturaleza.

- querido, venís a la cama – le llamó su mujer interrumpiendo sus casi místicas reflexiones

- ahora voy

Cerró la puerta del baño al salir y se metió entre las sábanas. Era sábado por la mañana y ambos no tenían que madrugar. La calurosa noche había sido propicia para el contacto físico y la tendencia parecía no haberse truncado por el parón de cinco horas de sueño sino más bien al contrario, como si ambos esperaran despertar para continuar donde lo habían dejado.

- ¿qué hacías en el baño? – preguntó ella

- mirarme al espejo

Ella irguió su cuerpo, apoyando el codo sobre la almohada y lo miró interrogante, a lo que él añadió;

- quería imaginar cómo podría ser un hijo mío…

- nuestro querrás decir

- claro…..nuestro

- sí querés lo averiguamos – dijo ella con picardía mientras su mano bajaba por el pecho de él y llegaba a su vientre

- vale - la detuvo él - pero, jamás me pidas que asista al parto

- dále, pero ahora besáme, tonto.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

OJOS VERDES y ESTILO BAUHAUS (rep.)


Se levantó bien temprano para recorrer a pie la ciudad. El rigor de la canícula, especialmente opresivo en el agosto de Tel-Aviv, le obligó a numerosas paradas con la apremiante necesidad de beber líquido. Sol inclemente y humedad era una combinación que acaso soportaran bien los autóctonos pero a él, procedente de la Diáspora, aquello le estaba matando y sus genes parecían haber olvidado las décadas errantes por el desierto. Aún así, no pensaba desperdiciar sus escasos días en Israel dormitando en el hotel al alivio del aire acondicionado. Quería, no sólo recorrer las principales arterias de la ciudad, sino perderse por los barrios y por las calles secundarias, terciarias o cuaternarias para empaparse de la verdadera esencia de una localidad que, entre otras cualidades, contaba con la de ser la que tenía mayor número de edificios de la Bauhaus del mundo. Al mediodía, sin apetito pero por hábito, se sentó en un restaurante cualquiera, donde comió schnitzel con ensalada y bebió vino blanco de Galilea bien frío. Luego, paseó despacio por el paseo marítimo y terminó sentándose en una terraza para tomarse un té y contemplar la quietud del Mediterráneo. La línea del horizonte separaba dos azules lisos y uniformes, uno por falta de oleaje y bañistas y el otro por la ausencia de nubes. Con la vista fija en la lejanía, le invadió cierto ánimo filosófico que dirigió sus pensamientos a las vueltas que había dado su vida. De gris contable, a escritor de éxito, de abandonado por la mujer que quería, a viudo y después otra vez casado, padre de dos hijos y dueño de dos perros. De Buenos Aires a Madrid y de Madrid a Ferrara, recorriendo esporádicamente todo el mundo para promocionar sus libros. Pensó que había familias que viven en un mismo lugar durante siglos y siglos mientras la suya llevaba la emigración y el exilio marcados a fuego en los cromosomas. Tan absorto estaba en sus ensoñaciones que no se percató de que alguien se había aproximado hasta su mesa.

- disculpá, sos Fortunato Archevolti ¿no? – le preguntó, en español con acento del Río de la Plata, una muchacha con uniforme militar

El se volvió y la miró con interés y asombro, como si acabara de despertarse de un sueño y le costara asimilar estar otra vez en la realidad.

- sos Fortunato Archevolti ¿no? – repitió ella
- .... sí, sí – aseveró también con la cabeza
- ¿me firmás el libro? – le preguntó a la par que le extendía un ejemplar de su primera novela.
- Cómo no ¡ ¿cómo te llamás?
- Sandra, Sandra Moscovici
- ¿sos porteña?
- sí, de Villa Crespo
- ¿y llevás mucho por acá ¿
- ...un año y medio

Fortunato la contemplaba sonriente. Le fascinaba la imagen de esa joven, paisana suya y que casi podría ser su hija, vistiendo ropas del Tsahal y portando, ¡ lo que son las casualidades¡ (o no) uno de sus libros. Además, le ganaba escuchar ése acento que le traía evocaciones de su infancia.

- ¿lo leíste? – preguntó sin poder contener por más tiempo la intriga que sentía ante una escena, en conjunto, tan llamativa.
- sí, ahora lo estoy releyendo.........y la verdad es que estoy descubriendo cosas nuevas...
- Entonces sentáte conmigo y me lo contás ¿qué querés tomar?.

Estuvieron charlando un largo rato, algo que nunca hacía con sus lectores que, de tanto en tanto se le acercaban a decirle los tópicos de siempre. Le sorprendió la serenidad con que le miraban esos ojos verdes, sin timideces, y la madurez que encerraban las palabras que salían de aquellos labios. A pesar de su temprana edad, esa chica había comprendido el verdadero significado de un libro que él había escrito con una finalidad terapéutica y que supuso el inicio de esa vida que siempre había deseado llevar y que ya pensaba jamás conseguiría. Le contó que trabaja en una agencia de viajes, estudiaba arquitectura y colaboraba con algunas revistas literarias, donde publicaba sus cuentos con el pseudónimo de Sandra Taronji, en homenaje a cierto mallorquín con idéntico apellido y singular existencia que terminó ejerciendo de rabino en Tierra Santa. Una historia fascinante que Fortunato escuchó seducido por la precisión de la narración, la musicalidad de la voz y la belleza del rostro que tenía enfrente. Cuando se despidieron (ella debía incorporarse al cuartel para partir de maniobras al día siguiente) él le entrego su tarjeta, por si pasaba por Ferrara, y la promesa de que la recordaría cuando escribiera su próxima novela.

No mentiría, y ya esa misma noche, no pudo dejar de soñarla...

lunes, 15 de diciembre de 2008

SOMOS NOMBRES

Para aquellos que creen que los nombres no son importantes, les diré que me llamo Marcos Chaplin pero lo mismo podría haberme llamado Marcos Kaplan, sino fuera por el caprichoso destino y mi singular abuelo. El padre de mi padre, era el único hijo varón de un ilustrado sastre de Varvosia y una piadosa mujer dedicada en exclusiva a las labores del hogar. Mimado por ésta y sus dos hermanas (mayores que él) y tratado con condescendencia por un progenitor demasiado atareado, creció al amparo de sus impulsos y una innata rebeldía ante toda norma. Desde niño, se habituó a las calles y sus leyes, comenzando a ganar dinero por dar protección a los muchachos judíos que acudían a la Yeshiva y eran increpados por obtusos muchachos eslavos cabellos rubios y rasgos brutales crecidos en hogares donde el alcoholismo era la norma. Su elevada estatura y recia constitución pero, sobre todo, la osadía y temeridad inhabitual en sus correligionarios, sorprendía a un enemigo que, aún mayor en número, temía la agresiva impiedad de sus puños. Al principio se les enfrentaba en solitario, pero luego lideró su propia banda, aumentando los límites de su territorio y las cuotas que clientes pagaban a cambio de seguridad. Ambicioso, y aún insatisfecho ante este incremento de los ingresos, decidió diversificar sus actividades con pequeños hurtos en tiendas y granjas de las afueras, además de robos a borrachos, que seguían a la salida de los locales, y en almacenes de distinta índole. Despreciaba la insistencia paterna porque aprendiera el oficio que había pasado de padres a hijos durante generaciones y se las arreglaba para estar en la sastrería familiar el menor tiempo posible, aprovechando la más mínima ocasión para escabullirse a la calle. Siendo poco más que un adolescente, se vió envuelto en la desaparición de unas valiosas joyas de cierta condesa polaca con quien tuvo un affaire, y no lo quedó más remedio que abandonar el país si no quería perder su preciada libertad o algo peor. Huyó a París, y nada más pisar suelo galo, cambió su nombre Chaim Kaplan por el afrancesado Jacques Chaplin (pronunciese Shaplán). Se asoció entonces con un paisano suyo y con un sefardita de Corfú (que importaba bienes de lujo, desde alfombras hasta lámparas de cristal pasando por joyas y objetos de culto, para vender a los judíos ricos de la capital) en una empresa de distribución de café y bebidas alcohólicas. Sus dotes de seducción le ayudaron tanto para medrar en los negocios como para andar siempre envuelto en alguna aventura con mujeres, hábito que ni perdió ni interrumpió aún cuando mi abuela entró en su vida. Ella, mi abuela, era hija de un rico empresario maderero de Besarabia y se encontraba en París estudiando Bellas Artes. Por una de esas cosas de la vida, que algunos llaman erróneamente azar, se conocieron en un céntrico Café frecuentado por artistas, se enamoraron nada más verse y, a los pocos meses, se casaron. Un año después, vino al mundo mi padre, Serge. Por esa época, mi abuelo comenzó a comprar cuadros de incipientes pintores que con el tiempo se harían célebres pero que en aquellos años nadie tomaba en serio. Su natural lucidez y una cierta premonición ante lo que se avecinaba sobre los judíos europeos le llevaron, finalizando la década de los treinta, a liquidar algunos bienes y trasladarse, con su esposa e hijo, a la Argentina, adelantándose en pocas semanas a la invasión nazi de Polonia. Con una discreta suma en efectivo y sabedor de que las pinturas adquiridas subirían de precio, aunque jamás sospechara que tanto, abrió una tienda de antigüedades en el barrio más selecto del europeo Buenos Aires. De aquí en adelante, su fortuna creció y creció, con la especulación ocasional de algunos de sus cuadros comprados en París a precio de ganga, y otros negocios que se desarrollaban en lo furtivo y al margen de toda legalidad. Vivió como un burgués hasta su fallecimiento y de entre sus hijos, fue mi padre quién siguió con el negocio. Algún día seguramente me toque a mí continuar su labor. De momento, llevo casi diez años viviendo en Madrid, gracias a la generosidad del viejo Jacques, que me legó un inmenso piso en herencia, en pleno barrio de Salamanca, un par de cuadros cuyo precio de tasación es de varios millones de euros y el inestimable consejo de que me deje llevar por mis intuiciones y no por lo que me diga mi padre. Como no quiero vender las preciadas obras y mucho menos pedir dinero a mi familia, me dedico a trabajar como contable además de escribir, de manera más o menos regular, para revistas de arte y decoración. Nada fatigoso pero sí lo suficientemente entretenido para hacer llevaderas las horas del día.
Aparte de eso, no tengo novia (ni la busco) y me encamo con todas las puedo, como con la que quedé para cenar esta noche; Mónica, aspirante a actriz a la que le da mucho morbo liarse con un descendiente del genial cómico británico (una mentira muy socorrida por mi parte, cuyas versiones varían, y que me ha otorgado no poca satisfacciones). Bueno, y ahora les dejó que todavía me tengo que duchar, afeitar y cambiar de ropa. Ustedes, mientras, pueden seguir pensando en eso de que los nombres no son importantes pero yo les aseguro que, de apellidarme García, esta noche me tocaba dormir solo. Gracias, abuelo.


http://www.youtube.com/watch?v=hiKGd3e4xFw
Para ud., Haim

viernes, 12 de diciembre de 2008

ASADO PARA TRES (Fortunato Archevolti, Mauricio Melul y Leví)

Como en tantas ocasiones, habíamos quedado en la parrilla de Díaz Vélez esquina Hidalgo. A nuestro deseo de comer la mejor carne del planeta, acompañándola de algún buen vino, se unía la necesidad de vernos, charlar y sentir el calor de nuestra amistad, sincera, desinteresada y adictiva.

- LEVÍ : ¿Qué, Mauricio….alguna minita a la vista?

- MAURICIO: No, todo tranquilo….a veces me cruzo con una cuando voy a correr al parque y nos miramos pero nada más….

- LEVÍ: ¿no me vas a decir que es porque todavía te acordás de la divorciada? Tenías un metejón con la flaca….¡

- MAURICIO: No, aquello ya fue, y yo jamás vuelvo sobre mis pasos…..es curioso porque entonces pensé estar enamorado de ella y ahora mismo no siento nada cuando la recuerdo, únicamente cierto cariño y el deseo de que le vayan bien las cosas……con ésta mina del parque no sé…..yo sé, por la forma en que me mira, que no le soy indiferente pero….me gusta hacerme el duro…quiero que sea ella quien de el primer paso, que me pare un día mientras corremos y me diga si quiero tomar algo .….sería como un modo de asegurarme, no?

- LEVÍ: Eso está bien pero corrés un riesgo si esperás mucho y es, que se te pase el tiempo. El hierro hay que trabajarlo cuando está caliente ¿entendés lo que te quiero decir?....además, si la mina está buena, entonces se multiplica el riesgo de que se la quiera levantar otro tipo y tenga éxito y, por otro lado, también puede ser que la mina, pasado un tiempo, no quiera saber nada de vos….por frustración, por orgullo herido, por vanidad, porque piense que sos un parado sin carácter ni personalidad….

- MAURICIO: Bueno, también puede pasar que cuanto menos bola le de, la mina más se enganche..... estará acostumbrada a que le tiren los perros y si yo me resisto, se va a sentir desconcertada, y ya sabéis que la gente, quiere lo que no tiene…

- FORTUNATO: Bueno, pero de qué carajo estamos hablando? Si a vos te gusta la mina, acercáte a ella y proponéle tomar algo o correr juntos un par de vueltas o lo que sea para provocar un acercamiento….dejáte de joder haciendo teatro y no especules tanto al pedo… actúa¡

Por una de esas demenciales casualidades que se dan cada tanto, al otro lado del ventanal pegado a nuestra mesa, ella pasó trotando, vestida con un short blanco y una musculosa celeste.

- MAURICIO: Es ella, es ella, chicos ¡¡¡- exclamó alterado

No hacía falta que nos avisara, porque sin saber quién era ya había despertado nuestras interesadas miradas; más bien alta, delgada, con el pelo castaño claro recogido en una cola y (esto es en lo que más reparamos) unos pechos redondos y alzados que rimaban con un culo respingón bien trabajado por el habitual ejercicio. Un auténtico bombón que, según pasaba, iba despertando la atención de los transeúntes; de las mujeres porque querían tener ese cuerpo y, de los hombres, porque también QUERÍAN tenerlo.

- FORTUNATO: ¿nos estabas diciendo que éste es el bellezón que te mira en el parque y vos todavía no sabés qué hacer?.... Mirá, o esta misma noche te acercás a ella y le proponés algo, o te juro que me pongo el equipo de gimnasia, bajo al parque y me la levanto yo

- LEVÍ: o sino, yo…

- MAURICIO: entonces qué….¿les gustó?

- FORTUNATO: esa mina es del gusto de cualquiera, flaco….está que se rompe de buena…

- MAURICIO: bueno, entonces esta noche, sin falta, la invito a tomar algo a ver por donde sale

- FORTUNATO: dále, pero de momento, invitanos a tomar algo a nosotros…y que sea un vino bueno y caro que hoy, por boludo, volvés a pagar vos.


* Éste tema, de mi prima Pat Benatar, es uno de los que escucho cuando voy a correr al parque: http://www.youtube.com/watch?v=sAf8phHi4IY


jueves, 11 de diciembre de 2008

ME QUEDO CRAZY

Viajaba en Metro, adormilándome con el sol que entraba por la ventana y tratando de abstraerme de un entorno de gente que leía literatura basura, periódicos gratuitos o charlaba de naderías a voz en grito, como si todo el vagón tuviera que estar al tanto de semejantes estupideces. Nunca me he resignado, a pesar de mis viajes frecuentes en este medio de transporte, ante semejante contaminación acústica así que, apreté los ojos e intenté soñar despierto como medio de evasión. Deseaba estar muy lejos…. en un bungalow de algún remoto paraje de Nueva Zelanda, tomando un vaso de vino blanco y contemplando el mar azul y la verde espesura de la naturaleza circundante mientras un par de perros labradores descansaban a mi pies. No hubo suerte y mis ansias oníricas se vieron truncadas por la violencia de una conversación adolescente de la que casi no entendí nada, o no quise entender. Total, para qué ¡, si estaba claro que esas niñatas y yo vivíamos en mundos paralelos….

- jo, tía, es que me quedo crazy con lo que me cuentas, tronca....es superfuerte ¡¡¡¡

- sí, macho (también se llaman macho aunque sean del género femenino), y además la piba tiene un pelazo que flipas….y lleva unas deportivas de Puma superchulas….molan mazo

- a mí es me jode un güevo, Vane..…porque el Kevin parece superpillao con la chorba….y demasiado tengo con que mi churri esté celoso como para que encima se enrolle con la fatty esta…¿me entiendes? ¿sábes cómo te digo?

- te entiendo mogollón, tronca….chachi que sí…..porque la tía esta es un zorrón y se pirra por los huesitos del Kevin…..

- jo, tía….¿qué hago? es que a mí el Kevin me pone y mi churri cada día me raya más, colegui….¿me entiendes?

- pues que le den, tronca….véte a por el Kevin y ya verás cómo la otra deja de truchear con él…..es una calientapollas…lo que pasa es que él tiene testosterona por un tubo y en cuanto puede, le arrima la cebolleta pero…ná de ná…que me lo dijo la Jenny, tronca…..si te mola este pavo, no lo dejes escapar, ostias ¡

- tienes razón, tronca….el próximo día lo cojo por banda, le enseño las peras y lo dejo flipao….y luego me hago la estrecha para que se vaya a casa empalmao y aprenda que con la Choni no se juega…

- dabuten, tía…..es mazo jevi, jajaja …..va a alucinar el menda….y ya verás cuando se entere tu churri

- me la suda, tronca…..estoy hasta el clito de ese tonto del culo

Cuando me acerqué a la puerta para bajar en mi estación de destino, tropecé con ellas, que albergaban idéntica intención. Por alguna jodienda eléctrica, el mecanismo de apertura se había atascado y no nos dejaba salir, mirándonos los unos a los otros sin saber qué hacer:

- dejáme a mí tronca – le dijo una de ellas a la amiga mientras la apartaba a un lado

Inmediatamente, tras una regia patada y el consecuente ruido que casi me taladra el oído, la avería se solucionó y todos pudimos apearnos

- ¿ves, tronca?....te apoyas en la puerta, le das una patá y taca ¡

- eres guay, tía ..¡


* Dedicado a Juan Pablo Pradero, por lo que él ya sabe.....


lunes, 8 de diciembre de 2008

HAY CADA LOCA... ¡

No soy amigo de salir pero el pasado sábado no me quedó otra que acudir a casa del polaco Furmansky. Mi amigo celebraba su cumpleaños, y no supe eludir su encarecida insistencia: “Dále, vení, flaco, que va a haber minas….y, además, quiero consultarte un proyecto que tengo para televisión….dále, vení”. Cuando llegué, con la fiesta iniciada, el salón principal estaba colonizado por gente con copas en la mano arremolinándose en torno a una enorme mesa repleta de sandwichs de miga, pizza, canapés variados y bebidas de todas clases. Enseguida me sentí fuera de lugar; no sólo no conocía a nadie sino que mi naturaleza ,tendente a la misantropía, comenzaba a resentirse por compartir un espacio tan limitado con todas esas personas que parecían formar parte de algo que a mí me excluía. Mientras sopesaba largarme, Oscar se me acercó con un whisky en la mano:

- tomá – me dijo extendiéndome el vaso

- gracias…..che, no me dió tiempo a comprarte nada – me excusé

- dejáte de joder ¡ andá, tomáte la copa y levantáte a alguna mina….¿viste el material que hay?

- ¿no querías hablarme de no sé qué de televisión? – desvié la conversación

- sí, sí, pero después……ahora divertíte un rato mientras yo hago de anfitrión

- no conozco a nadie, flaco

- en el jardín están Ricardo, el turco, su mujer y alguno más de los muchachos del secundario….

Me dirigí al verde y me hice un hueco en el corrillo que formaban los mencionados y un peladito rubio, que me sonaba de haber visto por Hebraica pero no sabía su nombre. Discutían sobre política y mis opiniones fueron aceptadas con benevolencia a la par que respeto….todos sabían que yo era escritor y eso me otorgaba cierto aura de originalidad no exenta de agudeza, aún cuando mi terreno se cernía casi exclusivamente a lo literario. Estábamos acalorándonos, cuando una flaca morocha se me plantó al lado y nos hizo callar a todos:

- ¿ no te acordás de mí ? – me preguntó muy seria provocando el interés de los demás

- me suena tu cara …... (claro que me sonaba, una loca a la que me había cogido varias veces y que esperaba no volver a ver en la vida)

- ¿Te suena mi cara? Mirá vos….¡ te lo voy a recordar, querido: el mes pasado fuimos varias veces al Flamingo’s (un telo cercano al Congreso) y que me dijiste que yo era única, que en mí te veías reflejado…. lo mucho que te excitaba y…

- ah, sí pero bueno, ya sabés….eso son cosas que se dicen…….sin pensar…..

- ¿ Decíme por qué dijiste que me ibas a llamar y no me llamaste ? ¿ te pensaste que era una boludita a la que ibas a engañar fácilmente ? – me gritó a escasos centímetros de mi cara

- no, no, para nada…… la verdad es que no se porqué no te llamé….

- decímelo, cobarde, tené huevos por una vez…..decíme porqué no me llamaste, o voy a buscar el revolver que tengo en la cartera y te pego dos tiros…

Viendo que mis “argumentos” evasivos la estaba alterando aún más y que nunca confié demasiado en la cordura del prójimo, cambié el signo de los mismos y adopté un tono íntimo, de falso sentimentalismo y ojos entornados;

- no te llamé, porque me gustabas demasiado…..sabía que, si lo hacía, me enamoraría de vos….y tenía miedo a volver a sufrir……me aterraba la idea de conseguirte y perderte….de no ser digno para tí…

- lo sabía, lo sabía ¡¡ – exclamó jubilosa para sorpresa de todos…….sabía que vos eras distinto......voy a buscar mi cartera y nos vamos a un sitio más tranquilo….tenemos mucho de que hablar…

- claro, claro – asentí yo con la única intención de que se fuera

- esperáme que ahora vuelvo……ah, y no tengo ningún revólver – me confesó risueña

- andá tranquila, andá

Apenas desapareció de mi vista, salí disparado buscando la calle, y cruzando los dedos para que nadie me interceptara por el camino. Ya fuera, con la puerta cerrada a mi espalda, corrí hasta la esquina y paré el primer taxi que pasaba:

- ¿Adónde? – inquirió el tachero

- A cualquier parte, pero arranque.


El peladito, resultó ser Sebastián Wainraich: http://www.youtube.com/watch?v=1GD7YyGIaVs

domingo, 7 de diciembre de 2008

CON PLANES NO HAY PARAÍSO

Todo lo que deseaba en la vida era que alguien intentara seducirme. Sin embargo, no me servía cualquiera y pretendía que quien lo hiciera fuera una mujer con unas condiciones excepcionales (desde mi criterio subjetivo) sabiendo que sólo así mis endorfinas podrían alcanzar el éxtasis. Podría entenderse que entonces todo se reducía a una cuestión de sincronía química pero yo me resistía a simplificarlo de ese modo. Estaba demasiado empapado de literatura e imágenes cinematográficas y esto me convertía en un caso difícil de contentar. Mis amigos, con buena intención, me presentaban a amigas de sus esposas o compañeras de trabajo pero yo siempre mantenía las distancias. Eran historias demasiado fáciles, de premio poco duradero y que me impedían aplicar de modo sostenido mis dotes de seductor. Yo tenía debilidad por las mujeres inteligentes, cultas, llenas de manías y con cierta tendencia a la histeria moderada. Veía en todo ello el desarrollo de un concepto por el que siempre he sentido devoción: la individualidad y esto es justo lo que buscaba, una mujer con personalidad y autosuficiente, bien plantada en unas apetecibles carnes de treintañera.

Así estaban las cosas establecidas hasta que mi destino tomó cartas en el asunto. Uno cree que es capaz de tener un mínimo control sobre los sucesos de su vida y que es posible aventurar predicciones pero, se equivoca. La mitad de las cosas que nos suceden no tienen explicación y la lógica y la ley de probabilidades solo son aplicables a la otra mitad. Por eso, no entro en el análisis exhaustivo de porqué carajo me casé con una rubia (todos saben que me gustan las morenas) de 27 años, que cree que Spinoza es un futbolitsta, que el primer día me dijo “yo es que soy muy rara”, que repite mis opiniones con la reverencia de quien acaba de escuchar la voz de un oráculo y que confunde Caballería Copernicana con Caballería Rusticana, el jorobado de Rotterdam con el de Notre-Dame y que está convencida que Paraguay es la capital de Uruguay …

Sólo hay un pequeño detalle que sí supone una nota de excepcionalidad en la existencia de la susodicha; su cuerpo…..voluptuoso, lleno de curvas, duro como si estuviera esculpido en caucho y siempre receptivo para esos intercambios químicos que contradicen de modo rotundo todas mis teorías. Pero bueno, yo nunca dije que no fuera incoherente.......... me conformo con ser pragmático.

http://www.youtube.com/watch?v=mCiVXigrjjQ


viernes, 5 de diciembre de 2008

CINCO AÑOS NO ES NADA

Estaba en el mostrador del Roma tomando el aperitivo, cuando la vi entrar en el local y dirigirse a una de las mesas del fondo. No reparó en mí y tomó asiento junto a uno de los grandes ventanales que daban a la av. Corrientes. Me la quedé mirando hasta que por fin me vió. Sonrió y amagó con ponerse de pie y venir hacia mí, pero me adelanté y fui yo quien se acercó a su mesa. Tras un ligero beso en la mejilla, casi de refilón, me senté frente a ella.

- Estás muy linda – dije sin preámbulos

- Naaaa

- En serio, estás preciosa

- Y vos seguís tan buen mozo como siempre….

-Eso es que vos me mirás con buenos ojos……

Tras la elogiosa introducción, seguimos hablando con una naturalidad fingida, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta nuestro pasado común y el modo en que rompimos. Había conocido a Deborah en una fiesta del Círculo Hebreo Argentino, donde yo acudía a jugar al paddle con su hermano Daniel todos los miércoles. Nos gustamos a primera vista, pero tuve que esperar su retorno de Israel, donde iba a hacer un curso de postgrado en la Unv. Hebrea de Jerusalén, para convertirnos en novios oficiales. Después, no tardamos muchos en irnos a vivir juntos a un pequeño departamento que alquilamos cerca del Parque Centenario. Pasamos cinco años ahí, hasta que mis libros comenzaron a producir réditos y me invitaban asiduamente a la televisión o la radio en calidad de una de las más firmes promesas de la literatura argentina. Entonces, el éxito se me subió a la cabeza y comencé a encamarme con cuanto mina linda se me pasaba por delante. No tenía fuerzas suficientes para dominar mi apetito por otras mujeres y finalmente, me fui de casa cuando ella me puso un ultimátum. Salí de allí un domingo por la mañana, y no volví a saber nada de ella hasta que dos años más tarde, un amigo común me contó que se había casado e ido a vivir a Madrid con su marido, un paisano con guita, una especie de empresario de no sé qué, elegante y refinado pero que a mí siempre me había parecido un atorrante.

- ¿Seguís con ….?

- Sí, sigo con Jaime – me respondió recalcándome bien el nombre

Empezó a hablarme tan bien de él, que deduje que las cosas le iban mal, lo cual quedó tácitamente confirmado cuando, más tarde, me explicó que había venido a Bs.As. porque allá se sentía asfixiada y necesitaba reflexionar. No quise entrar en el tema y le propuse dar un paseo por la zona. Aceptó encantada, y terminamos cenando en una pizzería cercana que frecuentábamos cuando éramos novios. Evocamos antiguas anécdotas de compañeros de juventud y nos reímos como si fuéramos dos camaradas y no lo que en realidad éramos: dos personas que aún se atraían y no se habían visto en mucho tiempo. Siguiendo con la ficción que ocultaba la verdadera trama que discurría bajo la superficie, nos acercamos a mi casa, “para tomar una copa y ver fotos viejas”. Apenas consumimos las copas y no llegamos siquiera a abrir el álbum; chocamos atraídos por nuestras químicas y rodamos arráncanos la ropa con furia sobre el sofá para luego continuar en el dormitorio. Cuando ya acostados en la cama, mirábamos el techo en silencio, con la serenidad de nuestros cuerpos satisfechos, Deborah me susurró las palabras más hermosas que me dijeron nunca:

- Aní Ohévet Otjá (te amo, en hebreo)

- Aní Ohév Otáj – le respondí en reciprocidad

Nos dormimos, con las manos entrelazadas y pensando en cómo habíamos tentado al Destino al acostarnos sin tomar precauciones pero sabiendo qué queríamos: hacer algo para lo que ya no tuviéramos escapatoria.

http://www.youtube.com/watch?v=wh_DjRL5_90

miércoles, 3 de diciembre de 2008

LA PERFECTA VIVIANA VENEZIAN


Mi esposa es perfecta. Allá por donde pasa, encandila a todos: los niños la agarran de la mano y demandan su participación como compañera de juegos, las mujeres la observan con disimulada envidia y los hombres con soterrada lujuria. Todos quieren su atención pero soy yo quien la disfruta a diario. Cuando la conocí, en una cena festiva en casa de mi amigo el colorado Verbitsky, yo estaba anclado en la otra orilla del amor y si bien reparé en su imponente atractivo nada más verla, no albergaba la más mínima intención de seducirla. A fin de cuentas, sólo era un escritor de medio pelo, alabado por la crítica y apenas secundado por el público, que aún arrastraba el dolor de una larga relación sentimental con final de ruptura. Fue por mera cortesía que comencé a hablar con ella. La casualidad, o más bien el destino, quiso que fuera rosarina (como casi todas las minas que se me cruzaban) y nieta de un íntimo amigo de mi admirado Beppo Levi. Le dije que por esas fechas yo estaba organizando un viaje a su tierra, con la intención de visitar la tumba del ilustre matemático en el cementerio israelita de Rosario y que, también pensaba acercarme al de Granadero Baigorria, erigido por los rufianes de la Zwi Migdal allá por los años treinta. Se sintió interesada por lo que le contaba y se ofreció para acompañarme, servirme de guía y así de paso visitar a su familia. Hacía poco más de un año había traspasado la fábrica textil heredada de su padre y se había radicado en Buenos Aires para dedicarse a lo que realmente le apasionaba: la pintura.

Después de este primer viaje, todo lo demás vino rodado, sin fricciones y de un modo tan natural que me hizo dudar de la existencia del libre albedrío, como si todo se cumpliera de acuerdo a un plan establecido con independencia de mi voluntad, aunque yo, para ser sincero, estaba encantado. Apenas habían transcurrido cinco meses desde que nos conocimos, cuando ya estábamos casados y viviendo en una casa del tranquilo barrio de Villa del Parque. Ella pintaba a diario; en el jardín si hacía buen tiempo y en el amplio comedor si el sol no salía. Yo, por el contrario, acudía todas las mañanas a mi pequeño departamento de soltero, con mi portátil a cuestas y una carpeta repleta de papeles. Todo marchaba bien, éramos un matrimonio muy bien avenido y un ejemplo de pareja “ideal”, así que aún hoy no comprendo porqué me tuve que liar con Verónica. Podría decir que es una mujer sin importancia a la que llevo a un hotel por horas una o dos veces por semana pero, lo cierto es que llevo meses manteniendo con ella una relación furtiva y paralela, aunque a mí no me guste llamarlo relación. Sólo es sexo y, tras cada cita, me prometo poner fin a este absurdo regular en el que me estoy sumergiendo. Pero no lo hago. Cuando regreso a casa, me quedo mirando a mi esposa mientras trabaja, intentando entender porqué semejante belleza de mujer cometió el desatino de casarse conmigo. A veces, me descubre y con la mejor de sus sonrisas, la de enamorada, me pregunta:

- ¿qué pasa, mi vida?

- No pasa nada, bombón. Sos perfecta.


http://www.youtube.com/watch?v=H1vu7lLPQIo


lunes, 1 de diciembre de 2008

EJECUCIONES

A efectos meramente informativos, les diré que me llamo Ariel Benador y les voy a contar algo que mi padre me narró mediando los ochenta. La historia en cuestión acaeció en Paraguay, donde por aquel entonces mi progenitor desempeñaba labores diplomáticas de un país cuya identidad no viene al caso, y llegó a sus oídos de boca de uno de los personajes implicado en los hechos:

Asunción, mil novecientos cincuenta y tantos. En el despacho del presidente de la filial paraguaya de una gran compañía de automoción alemana, se presentó un individuo de unos sesenta años, de tez cetrina, nariz huesuda, ojos huidizos de animal acosado y un incipiente encorvamiento de la espalda que potenciaba el aspecto enfermizo de su extrema delgadez.
- Siéntese, querido Hans – le dijo el director, un gordo de cabeza bestial y rasurada
- Sí, señor – respondió con humildad el recién llegado
- Usted sabe, querido Hans, que estos son tiempos difíciles para nuestra gente….Los norteamericanos y los malditos judíos no paran de acosarnos y debemos ser muy cuidadosos…..aunque contamos con la colaboración del gobierno militar, ya sabe que en la política las tornas cambian con rapidez y esta gente no se mueve más que por el interés y las componendas económicas…..estos “negros” son así….
Su foto, está siendo difundida por todo el mundo y eso no es bueno para la causa y tampoco para esta empresa que siempre se ha portado generosamente con usted…
- sí, señor, y se lo agradezco…
- lo sé, Hans, lo sé…..pero hemos pensado que sería bueno que desapareciera por una temporada ….no le va a faltar de nada ….y cuando la cosa se enfríe un poco, pues entonces….
- Perdone que lo interrumpa, pero cuando dice “hemos pensado” ¿a quiénes se refiere?
- a los antiguos camaradas de las SS, naturalmente...
- ah ….¿y por qué no fui informado de esa reunión?
- bueno, no se ofenda, pero pensamos que sería mejor no avisarle….usted no sería objetivo y además, Alemania y el mundo le deben tanto que queríamos demostrarle, de alguna forma, con hechos, que estamos orgullosos de usted…..
- comprendo
- Abajo, mi querido Hans, dos hombres de los nuestros le están aguardando para llevarlo a un refugio seguro….y no se preocupe por nada….lo vamos a cuidar
- Está bien, si así lo quieren los camaradas….

Se despidieron, taconeando a la alemana e izando el brazo:
- Heil Hitler
- Heil Hitler

En el vestíbulo del edificio, dos hombres de acentuados rasgos arios lo condujeron hasta un Mercedes negro estacionado en la puerta.

Esa misma semana, las páginas marginales de los periódicos nacionales informaban de la aparición de un hombre ahogado en un tramo del río Paraná, portando documentos en su bolsillo a nombre de Heriberto Peralta. La escasa o nula notoriedad de la noticia chocaba con la anormalidad de otros tres sucesos ulteriores relacionados con ella. Por un lado, la cúpula de la filial de la firma alemana, convocada a la sede de Hamburgo con carácter de urgencia, fue renovada por completo. Por otro, un ciudadano alemán, con documentación falsa a nombre de Eladio Valdés fue encontrado, dentro de su vehículo y con múltiples impactos de bala en el cuerpo, a escasos kilómetros de la frontera con Argentina. Finalmente, el responsable de Seguridad de la Embajada de Alemania en Asunción pereció acribillado en una calle de la capital cuando salía, de madrugada, de un prostíbulo. Los análisis balísticos pertinentes indicaron que la munición empleada correspondía a una pistola Beretta, de calibre 9 mm., como las que utilizan los profesionales.

Meses más tarde, el Centro Simón Wiesenthal, en un comunicado, informó que el cadáver identificado como Heriberto Peralta, se correspondía, en realidad, con Hans MeyerKopf, ex general de las Waffen SS y responsable de deportaciones masivas de judíos en Hungría (1944-1945).

* El siguiente tema musical no guarda relación con el texto y va dedicado a alguien que, recientemente, me preguntó cómo sonaba el hebreo:

http://www.youtube.com/watch?v=NmHNHQeyDro