jueves, 26 de junio de 2008

Mi insoportable Ser

No sé si es por la singular conjunción planetaria de estos días, una natural subordinación al influjo lunar, la noticia del retorno de mi primo a Bs.As. o un cóctel de causas de todas estas y algunas otras. El caso es que ando mal. Fumo en exceso, bebo más de lo que en mí es habitual, no escribo nada digno y ni siquiera el ejercicio físico otorga sosiego a mi alterado sistema nervioso. Por otro lado, y demostrando lo complicado y dispar de nuestras existencias, llevo unas cuantas mañanas desayunando con una chica que conocí en el ministerio donde ambos trabajamos. Desde hacía un tiempo, nos buscábamos con la mirada por los pasillos, haciendo cola en el comedor, o cuando nos cruzábamos por el hall de entrada, la cafetería o cualquier otra dependencia del inmenso edificio. Por fin, principiando la semana pasada, al verme desayunar sin compañía, ella se acercó a mi mesa y comenzó a hablarme, como si fuera lo más natural del mundo, cómo si yo la estuviera esperando. Congeniamos de inmediato. Me insiste en que quedemos para cenar y se la nota dispuesta a seguir dando pasos, consciente de que la atracción es mutua y sin detenerse mucho en el disimulo de su ansiedad (la pobre todavía no sabe que no puedo quererla…). Para colmo, el lunes, cuando regresaba a casa tras tomar unas cervezas con mi primo, paré en un local al que acudo con cierta asiduidad y seguí bebiendo. Dos cervezas más y un par de copas, mientras la camarera que me atendía no me quitaba ojo y me comentaba, repetidamente, que salía a la una. Después de esas cuatro consumiciones estaba tan fuera de mí y tan eufórico que le dije que sí, que me iba a casa pero regresaría a ésa hora para recogerla.
Mentí. Apenas llegué a mi domicilio, me tumbé en la cama y me sentí asaltado por remordimientos y culpas pasadas, por la rememoración de frustraciones mal digeridas y una antología de recuerdos dolientes. No debí tardar más de diez minutos en caer en la inconsciencia, en sueños alterados y cargado de imágenes, en sufrientes representaciones oníricas en las que mis monstruos se confabulaban en mi destrucción, en sucesivos despertares efímeros y el lento transcurrir de una noche abismal.

Ya por la mañana, me costó mucho levantarme. La ducha fría, el zumo de limón con dos Alka Seltzer y los dos cafés me despejaron lo suficiente para poder ir a trabajar. Nada más llegar al despacho, fui a hablar con mi jefa para plantearle la necesidad de que me concediera unos días. Estoy enfermo, más de lo que yo pensaba y preciso largarme a alguna parte a reflexionar, pasear, respirar otro aire y, en definitiva, reinventarme, soltar lastre y provocar una metamorfosis sanadora. “Vuelve el lunes” me dijo con sin inquirir en mis motivos pero intuyendo eran de profundo calado. “Y véte ahora a casa” añadió antes de que yo saliera por la puerta.

En estos momentos, sentado con nocturnidad y sin ninguna alevosía ante el teclado, me despido por unos días. Me voy a Lisboa, con una única meta: curarme.

http://www.youtube.com/watch?v=feOx51TMZd8

lunes, 23 de junio de 2008

ELEGIRÁS LA VIDA

Era un jueves de verano y yo andaba en la cocina, preparando la cena mientras Liliana leía no sé qué tirada sobre el sofá del comedor. El rigor de la canícula nos llevó a suprimir las carnes y cenar todas las noches ensalada. Esa en concreto, tocaba una de lechuga mantecosa con gambas, palitos de cangrejo, zanahoria rallada, cebolla y un par de dientes de ajo bien picados. Sobre la mesa donde cenaríamos, una botella de vino blanco abierta hacía unos minutos exhalaba vapores y disfrutaba sus últimos instantes de vida, antes de tocar réquiem en nuestros agradecidos estómagos. Mientras ultimaba la ensalada y me entretenía aliñando unos tomates, cortados en finas rodajas, con orégano y aceite de oliva español, sentí la presencia de Liliana apoyada sobre el marco de la puerta.

- me gustó mucho el último capítulo de tu novela – dijo, mostrándome un taco de papeles que sostenía en la mano

- sí, estoy contento de cómo quedó – reconocí con algo de vanidad

- y los últimos artículos que publicaste también están muy bien….

- Si – repetí, e inquirí, un tanto extrañado de la conversación y consciente de que estaba dando rodeos para abordar algún otro tema - ¿pasa algo?

- No, bueno sí….vení al sofá, que quiero hablar con vos….

La miré con curiosidad, escudriñando sus agraciadas facciones en busca de algún gesto que me permitiera intuir, en vano, qué iba a contarme.

- ¿vos me querés? – preguntó

- ¿Qué si te quiero? ….estoy enamorado de vos, si te referís a eso….?

- ¿vos estás completamente seguro de lo que decís, no?

- Nunca estuve más seguro de nada…¿por?

Al escuchar esto, sobre su rostro se dibujó una sonrisa afilada y sus ojos se volvieron más luminosos, dulces e incitantes.

- Vamos a tener un hijo

- ¿qué? – pregunté levantándome de golpe del sofá……¿estás segura?

- Sí – me confirmó sin desprenderse de la sonrisa

- ¿no podés equivocarte?

- Sí, claro que puedo….allá por 1985 me equivoqué una vez…pero no recuerdo en qué….No, en serio, hoy me lo dijo el ginecólogo…¿qué te parece?

La agarré de la mano y la acerqué hasta mí.

- vení que te explicó qué me parece

La besé en los labios sujetándole la cabeza por la nuca y deslizando mis dedos por entre los cabellos.

- tenemos que buscarle un nombre – dije de pronto, separándome de ella

- ¿se te ocurre alguno?

- ¿Daniel, o algo por el estilo, no?

- ¿Daniel? No sé….mucho no me gusta…..mejor algo más original..…

- Sí, claro Lautaro o Gerónimo…y en vez de mandarlo a la sinagoga con la kipá lo mandamos con taparrabos y un penacho de plumas… pero bueno, ya habrá tiempo para eso, además…a lo mejor es una niña….lo cual me da igual, pero que salga sano y si puede ser, con ese pelo tuyo y esos ojazos celestes

- Y con tu tez morena y tus facciones

- Quiero pasar el resto de mis días con vos, rusa

- Y yo con vos, turco

Serví dos copas de vino y alzándolas brindamos:

- Le Jayim

- Le Jayim

* Le Jayim: típico brindis hebreo que significa "Por las vidas".

domingo, 22 de junio de 2008

COSMOPOLITA

Era lo suficientemente inteligente para no preguntarme en qué pensaba pero, lo mínimamente curiosa para no dejar pasar por alto mi expresión pensativa.

- ¿ocurre algo, Kalman?

- Vos sos ashkenazí de ascendencia bielorrusa, alemana y holandesa. Yo, sefaradí de orígen español, portugués, italiano y turco. Y los dos acabamos de amarnos sobre una cama de madera de Indonesia en un barrio de Buenos Aires….me estaba preguntando si a las personas nos une el destino o la casualidad….

- Tal vez el destino resulte la más poderosa de las casualidades – apuntó Liliana

- Tal vez….




viernes, 20 de junio de 2008

LEVANTE. O NO (III)


Dejé que el teléfono sonara varias veces antes de levantar el tubo.
-¿hola?-pregunté sospechando que sería ella
- Hola,soy Liliana….¿tenés algo que hacer ahora mismo?
- No…..no tengo nada que hacer – respondí vacilante, como si lo estuviera pensando.
- ¿te parece si vamos a correr un rato por el parque? Ando desentrenada, y como vos me dijiste que acostumbrás a hacerlo, pensé que podríamos…..
- Claro, ¿te va bien en veinte minutos en la puerta del Ombú?
- Perfecto, nos vemos ahí en un ratito
- Chau

Tras un recorrido de media hora, lo cual no estaba nada mal para su retorno a un hábito que tenía olvidado, nos sentamos en un banco a descansar. Verla sudada, empeñándose en recoger sus mojados mechones de cabello detrás de las orejas, con la ropa pegada a su cuerpo y las mejillas perladas de líquidas toxinas, me produjo una fuerte sensación de deseo. Inmediatamente comencé a divagar sobre cómo sería hacerle el amor en ese mismo momento, así como estaba, empapada y exhalando sexualidad por su poros abiertos. Imaginé mi lengua sintiendo el sabor acre de su piel húmeda recubierta de sudor, mis dedos palpando el adherido tejido de su ropa interior y todo mi cuerpo estremeciéndose ante la calidez de su piel y su pulso acelerado por el ejercicio. Me veía avanzando irreverente por su geografía, seducido por entrecortados gemidos, hasta conformar una maraña de sensaciones culminadas en un febril acoplamiento de cóncavo y convexo. Tranquilo y sin pausa descubriría sus formas y sus vértices confirmando que, en sus angulosidades, encontraría un lugar anhelado desde hacía tiempo y el porqué de mi retorno a una ciudad abandonada durante décadas. Comprendí que en la vida de un hombre, hay una imagen de mujer que es una explicación secreta de los triunfos y las derrotas, las claudicaciones o las ambiciones desbocadas. Con un leve movimiento de cabeza me sacudí, de un golpe, tanta divagación y la miré. Noté la atracción de sus ojos azul y no pude reprimir la necesidad de tocarla, acariciando su mejilla y rozando sus labios con los míos mientras mis dedos pasaron a hundirse entre los cabellos de su nuca.

- ¿querés venir a cenar a casa? – propuse de repente
- Me encantaría – contestó de inmediato
Le di la dirección y establecimos la cita para hora y media más tarde. Justo antes de separarnos, cuando casi había perdido las esperanzas, me hizo la pregunta que yo llevaba aguardando, interesado, desde que me llamó por teléfono.
- ¿por qué ayer no me preguntaste si podías subir?
- ¿querés que sea sincero? Mirá, primero porque intuí que era una pregunta con trampa, una prueba a la que me sometías pero, sobre todo, porque pretendo ser una excepción en tu vida…..como ves, no puedo ser más franco….aún cuando a lo mejor me estoy excediendo en la sinceridad….
- me gusta que seas tan claro y que no utilicés subterfugios ni tácticas….

Llegó a la hora convenida, sin retraso, y la recibí con unas rebanadas de pan tostado con tomate triturado, aceite de oliva y jamón mientras un tinto español se asentaba eliminando vapores en un decantador de cristal checo. En el horno, se asaban unas milanesas a la napolitana con papas, que más tarde untaríamos con manteca y sal, y un oporto vintage nos miraba fijamente parado junto a la cafetera. Durante la cena, charlamos de nuestras cosas, en tono de confidencia creciente, poniéndonos al día sobre aspectos de nuestro pasado. Ella había estado casada con un norteamericano del que se divorció porque quería un hombre y no un hijo. Yo, le conté, me había separado de mi ex por lo contrario; no me bancaba el maternalismo con me trataba y mi relación con ella pasó a ser como ése tipo de amistades que un hombre tiene con una mujer a la que no desea. Absortos ante el avance de las palabras por un sendero sin retorno, descorchamos una segunda botella de vino y nos despojamos de los restos de pudor y precauciones convencionales, dejándonos conducir únicamente por un gozoso ejercicio de imprudencias, antes de que Liliana me extendiera su mano sobre la mesa. Se la estreché y la conduje a mi cuarto para así cumplir dos destinos, al amparo de un murmullo de ilusiones y el merecimiento de ser queridos.

martes, 17 de junio de 2008

Pelotudo al habla...

Llevaba meses sin trabajar, viviendo de unos ahorros y quedándome todo el día tumbado en la cama, leyendo, abanicándome y bebiendo cerveza. Había perdido más de diez kilos de peso y la ropa me sentaba como si me la hubiera prestado un amigo entrado en carnes. Nada me importaba y mi única pretensión era escapar de la pena, una enfermedad que acechaba y amenazaba con alejarme de los demás. Deseaba, con desigual éxito, empaparme de un sopor insensible que me desviara de la realidad.

Una noche, a principios de febrero, intoxicado de alcohol más que de costumbre, mi anormalidad emotiva y unos impulsos reprimidos me acercaron al teléfono. Ya no quedaba en mí ni asomo de sentido común, sino solamente dejadez e inconsciencia, así que cometí la fatal estupidez, que luego lamentaría, de hacer un llamado.

- ¿Hola? – se escuchó una voz femenina al otro lado de la línea
- Hola, querida…
- ¿quién te dió este número? – preguntó alarmada
- Aahhhh …..yo no soy un soplón
- ¿estás borracho?
- Nooooo…para nada…...sólo quería saber cómo andás….¿no puedo llamar para interesarme por vos?
- ¿vos sabés la hora que es? Además, eso a vos no te importa…..nosotros ya no tenemos de qué hablar…..
- ¿estás sola?
- No es asunto tuyo ¡ - exclamó realmente enojada - voy a colgarte- añadió
- ¿sabés que todavía te quiero? – intenté ponerme tierno
- eso no me interesa…..
- ¿vos ya no me querés? ¿ni siquiera un poquito? - insistí
- ¿estás loco? Te detesto y no quiero saber nada más de vos en lo que me reste de vida……siento asco de pensar en el tiempo que pasamos juntos….
- ¿Ah, sí? ….bueno, entonces te voy a decir la verdad…te llamé para decirte que me estoy cogiendo a otra amiga tuya – mentí - …¿te acordás de Silvina?.....bueno, pues ahora estoy con otra parecida, que también es mejor que vos en la cama…..ah y yo sí que me arrepiento de haber perdido el tiempo con una frígida como vos….
- andá y hacéte un enema, pelotudo ¡¡¡¡¡ - gritó antes de colgar con violencia

A la mañana siguiente amanecí con una importante resaca, y la sensación de haber hecho el imbécil. Los dos Alka Seltzer y los jugos de tomate con sal con que me desayuné, aliviaron mi cabeza pero no atenuaron en nada el sentimiento de culpa que me acompañaba desde que abrí los ojos. Tenía ganas de morirme o de retroceder en el tiempo (cualquier solución me valía) y la absurda idea de volver a llamarla para disculparme me parecía una opción poco válida para combatir la angustia que me atenazaba.

Cuando rayando la media tarde, y tras dormitar en el sofá, los efectos de la resaca se batieron en retirada, caí en un estado de meditación que me hizo comprender que la había perdido para siempre, sin remisión alguna. Recordé como, cinco meses antes, aún vivíamos juntos, soñando con tener hijos y planificando el futuro, un futuro igual que ordinario que el de cualquier otra pareja que se quisiera. Pero…..cometí el error de encamarme con su amiga Silvina; una mina de medidas nada convencionales que me rondaba con descaro. Me buscó y me encontró la muy turra. Duró poco la historia, pero lo suficiente para que mi ex nos descubriera.

Como no hay mal que por bien no venga, la borrachera fue un punto de inflexión. Comprendí que esa noche había tocado fondo y debía aprovecharlo para impulsarme otra vez hacia la superficie y volver a vivir. Animado, me rapé la cabeza, me di una ducha, me vestí y salí a la calle a pasear, no sin antes tomar la precaución de tirar las botellas a la basura y el teléfono por la ventana porque, aún sin alcohol, las noches sin ella son bien largas y los recuerdos....traicioneros.

sábado, 14 de junio de 2008

LEVANTE. O NO (Continuación)


Era temprano, todavía no habían dado las nueve, y yo ya estaba sentado a una mesa del restaurante esperándola. Apenas había mojado mis labios en el vino mendocino que pedí para matar la espera, cuando ella traspasó la puerta del local, circunstancia que me agradó, en el sentido de que no era de esas mujeres se hacen esperar adrede, perpetrando un comportamiento propio de su género y que siempre me pareció ridículo. Estaba magnífica, con su melena bíblica meciéndose esponjosa al vaivén de sus andares y una sonrisa deslumbrante que suavizaba la dureza que transmitían sus ojos azules y la seguridad de su porte. Vestía un delicado vestido de lino blanco que se ajustaba a su contorno y presagiaba un cuerpo atlético, de músculos fibrosos enroscados con huesos finos y duros. Si tuviera que definir la impresión que transmitía, diría que era la de una mujer iluminada por algún tipo de seguridad mística, capaz de arrugar al tipo más canchero y provocar la envidiosa admiración de las féminas.

Como lo que parecía una costumbre, por el camino, se entretuvo con saludos al personal mientras yo la observaba despreocupado y encantado de que un ser tan extraordinario compartiera la velada conmigo. Cuando por fin llegó a mi mesa, me tendió la mano y la mejor de sus sonrisas y yo, sentí un placer casi sexual cuando mis dedos tocaron los suyos, tan largos, flexibles , elegantes e insospechadamente cálidos.

- soy Liliana

- encantado……soy Kalman

La invité a sentarse con un gesto y me permití servirle vino en su copa. Lo cató y aprobó mi elección con un leve movimiento de cabeza. Enseguida, hicimos nuestro pedido y pasamos a intercambiar informaciones triviales sobre nuestras vidas. Supe que era una fotógrafa de prestigio, formada en Estados Unidos y retornada a su Buenos Aires natal tras un largo peregrinar por las principales capitales europeas. No estoy seguro de los pensamientos que pasarían por su mente en esos momentos pero, en la mía, creía la supersticiosa convicción de estar viviendo un acontecimiento excepcional, el inicio de algo que tendría grandes repercusiones en mi vida. Alentado por una cierta inquietud inhabitual, decidí llevar la conversación a territorios más prósperos, eso esperaba, que los del mero formalismo.

- ¿te sorprendió mi nota del otro día?

- Sobre todo me intrigó, y por eso estoy acá……hoy en día ese tipo de actos son insólitos…..los hombres se suelen dirigir a mí de un modo tan poco original que siento hastío apenas adivino sus intenciones de acercarse, con las banalidades de costumbre y aparentando una seguridad de la que, mayoritariamente, adolecen….por eso el otro día fingí indiferencia ante ti….una indiferencia casi insultante….

- de no haberte comportado así, no te habría escrito esa nota y hoy no estaríamos acá compartiendo mesa….y no es que me gusten las mujeres difíciles porque tenga que demostrarme algo a mí mismo, sino porque adiviné que sos una mujer nada ordinaria y tenés una personalidad desconcertante….

- ¿sentiste un impulso de escribirme esa nota o lo estuviste madurando un rato?

- fue un impulso súbito, irrefrenable, o quizás no irrefrenable pero yo preferí darle salida……

- mejor así….en los excéntricos hay fuerza mental, de carácter y cierto valor que por desgracia ya casi no se ve en nuestros días….

- mirá….lo hice porque me sentí atraído por vos nada más verte y sé que seguro que te lo dijeron muchas veces pero, una vez más, no te va a hacer mal….yo no soy un hipócrita y estoy demasiado viejo y cansado para seguir haciendo teatro….

El resto de cena seguimos charlando en los mismos tonos, con intención de sincerarnos, seducirnos y expresarnos con agrado del otro y de nosotros mismos. Yo ya le había confesado mi atracción por ella y tenía los suficientes elementos para saber que era correspondido. Por eso la cena se demoró con un whisky tras el postre y el café y por eso nos mirábamos con tanta atención, intentando adivinar qué pasaba por nuestras mentes. Tras abonar la cuenta, salimos a la calle y nos pusimos a caminar hasta llegar a la puerta de su edificio, distante del restaurante no más de cinco cuadras. Nos dimos un leve beso en los labios y cuando ya me volvía para la mi casa me preguntó:

- ¿no me vas a preguntar si podés subir?

- no – respondí con media sonrisa

- gracias.

miércoles, 11 de junio de 2008

Lealtad. O no

Era poco más de la una de la madrugada cuando sonó el teléfono. No es que la hora importara demasiado porque, quien me conoce, sabe que yo paso gran parte de la noche en vigilia, escribiendo mis habituales artículos para el periódico, y luchando contra una novela que se resiste. Sin embargo, no pude evitar cierta inquietud ante lo tardío de la llamada.

- ¿Hola? – pregunté con tímida aprensión
- Habla Gustavo
- ¿Qué pasa, Gustavo?
- No pasa nada….bueno, sí…..
- Contá – le animé
- ¿Vos sabés que somos amigos, no?....y que nos conocemos desde que éramos chicos y….
- Dále, contá – lo apuré
- ¿Andan bien las cosas entre vos y Graciela?
- Sí …¿por?
- Mirá, yo soy amigo tuyo y me parece que debo contártelo, porque si no lo hago me voy a sentir como un traidor
- Dále, contá de una vez, que me tenés intrigado
- Bueno, pasa que esta noche salí a cenar con mis primos, a ése restaurante que está por Ángel Gallardo….ése que tanto te gusta a vos y Fortunato…
- ¿El Gaucho?
- Sí, ése…….resulta que fuimos ahí y ……vi a Graciela cenando con otro tipo
- ¿Qué? – pregunté sobresaltado
- Eso, que estaba cenando con otro tipo, un flaco alto con pinta de bailarín y pelo largo…..
- ¿Ella te vió?
- No, estaban en un rincón a la derecha de la entrada y nosotros ocupamos una mesa por el fondo….
- ¿Y qué impresión te dieron? – inquirí
- No sé….ya te dije que apenas la vi al pasar y después, desde dónde estaba, apenas la podía ver….me tapaban otras mesas…

Mi ánimo había decaído y un sólido e incómodo silencio se estableció en la conversación. Molesto por la situación, Gustavo intentó arreglarlo:


- A lo mejor es un primo suyo de Entre Ríos .….tenía un poco pinta de puto el tipo…
- andá, hacéte el gil ahora ¡
- No sé, che…
- ¿A vos qué te pareció?
- Ya te dije que casi ni los ví….
- Bueno, gracias Gustavo….te agradezco mucho….sos un amigo
- Acostáte y dormí….
- No creo que pueda….

Nos despedimos, ansioso por quedarme solo con mis pensamientos y notando cómo un oscuro malestar crecía en mí y me provocaba una sofocante inquietud.
Excitado como estaba, me asomé al balcón, encendí un cigarrillo, luego otros, y dejé que mi mente alternara la nada con ideas demasiado rígidas y extremas para tomarlas en caliente. “Mañana será otro día”, me dije antes de meterme en la cama, ya despuntando el amanecer y reprimiendo las ganas de llamarla.

http://www.youtube.com/watch?v=Lb3PYejIJl4


http://www.youtube.com/watch?v=vLd7254kJgw

ésta segunda, a sugerencia de Juan Pablo Pradero.

domingo, 8 de junio de 2008

UN PRECIOSO DÍA DE PRIMAVERA

Hoy sé que tenía que haber hecho caso a los restos de mi sentido común y no haber salido de casa aquella mañana. Pero quería verla, como si me empujara una fuerza a la que mi voluntad no podía ofrecer resistencia. Quizás todo fuera porque simplemente no quería perderla para siempre, sin remedio, o porque tras nuestra separación luchaba sin éxito para no pensar en ella o porque me gustaba engañarme pensando que algún acontecimiento del destino nos uniría de nuevo a su antojo. Hoy lo sé pero, aquél sábado, todavía estaba dispuesto a continuar engañándome. Aún quería creer que ella volvería conmigo, a socorrerme, a rescatarme de las ruinas de mi vida fallida, de mis enquistadas nostalgias por un amor extinguido y de los deseos abandonados convertidos en pesadillas.

Ése día, que dividió mi vida en dos de manera irremediable, desperté feliz como un idiota, imbuido de una energía que no sabía de dónde brotaba. Acaso algún mecanismo de defensa contra el nerviosismo que fermentaba en mi interior. Me duché, canturreando bajo el agua, me vestí y acicalé con esmero delante del espejo, sin desprenderme de un optimismo que crecía a medida que se aceleraba la cuenta atrás.

Sabía que, los sábados por la mañana, ella acudía a la facultad, donde seguía un curso de postgrado cuya finalidad nunca terminé de entender. Como no terminaba sus clases hasta las dos, me permití el lujo de desplazarme dando un largo paseo, sin prisas e inventando todo tipo de diálogos durante el camino y así controlar la angustia. Al llegar al edificio, miré mi reloj y comprobé que aún restaba una hora para que saliera, así que decidí esperarla en un Café del otro lado de la avenida, desde cuyas mesas pegadas a la ventana, tendría buena vista del objetivo. Aguardé impaciente, mirando la hora a cada rato y sintiendo como la ansiedad subía por mis temblorosas piernas para terminar atenazándome el estómago en un molesto cosquilleo.

Serían las dos y cinco cuando por fin la vi. Su melena oscura, recogida en una coleta, su cuerpo alto y esbelto enfundado en unos jeans y una camiseta de verano, de esas sin mangas que tanto me gustaban ….sus pechos bien torneados, sus piernas largas y su elegante andar bajando las escaleras de acceso al Centro me provocaron una sensación de vértigo e inmediato entusiasmo, que resultarían efímeros. Lo siguiente que vi, cuando salí por la puerta del local y alcé la vista, fue a ella abrazada a otro hombre, besándose en mitad de la vereda y mostrándome la realidad más indeseable.
Ignorantes de mí y de cualquiera que no fueran ellos mismos, bajaron abrazados por Corrientes en dirección al Obelisco, tonteando y parándose a repetir besos cada pocos metros. Yo, opté por desaparecer en dirección contraria, para el Once, sumergido en la nada, en un estado sin pensamientos, pero con el atisbo de consciencia suficiente para saber que debía escapar de esa ciudad, para que mi final se produjera en otra parte y no en un lugar donde no podría redimirme.

Tenía que huir, alejarme, en aras de una felicidad futura, la suya, porque para mí ya no quedaba ninguna esperanza.

http://www.youtube.com/watch?v=d4ka_L71jU4

http://www.youtube.com/watch?v=BpkRu8ZUzYs

Gracias, Alicia, por éste segundo tema.

jueves, 5 de junio de 2008

ME MUERO (último fragmento del Diario del escritor Jákob Steinschneider)

Trieste, 14 de agosto de 1994

En mis nocturnos recorridos por las calles del barrio trato, vanamente, de serenar las traicioneros vaivenes de mi espíritu y mi cerebro perturbado. El exasperante transcurso del tiempo, estéril y nada piadoso con mis necesidades, me aboca a un tedio tenaz y dañino, una suerte de veneno que garantiza una muerte lenta. Ya no consigo ocultar a mi propia conciencia las zonas de la realidad que me asusta e intento evitar a toda costa. Los demonios del pasado, esos contra los que luché durante tanto tiempo, han sobrevivido a pesar de todo y están aquí, más vivos que nunca. No me queda apenas destino sino tragedia. Días contados de una vida fundamentada en la mentira y el engaño tras los que la verdad se oculta.
Amores extinguidos, incumplidas promesas y la negación lejana de los sueños, es mi penoso bagaje existencial. Un material amargo rendido al trémulo gatillo de ésta pistola...


* Cuatro días después de escribir estas líneas, se voló los sesos de un disparo.

FICCIÓN

martes, 3 de junio de 2008

RUNNING

Me sentía mal. Había rapado mis cabellos al uno, dejado la barba y aún así todavía reparaba en las miradas que, algunas mujeres, me lanzaban por los pasillos del Ministerio donde trabajaba. Cuando por las tardes salía a correr al parque, añadiendo cara de cansancio y sudor a mi estampa de desaliño, también me miraban las corredoras con que me cruzaba. No podía entenderlo. Apenas llegaba a casa, me plantaba desnudo ante el espejo del baño y me observaba con atención, intentando comprender las causas por las que mi atractivo continuaba funcionando. Sería algo hormonal, era la única explicación lógica que se me ocurría porque, objetivamente, mi sex appel se situaba por debajo de mi umbral de satisfacción y no recordaba haberme sentido tan poco a gusto conmigo mismo desde que tenía cinco años y lleva el flequillo cortado a tazón. A la par, me acompañaba un estado anímico caracterizado por la desgana y la melancolía. De día, cumplía prolijamente con mi trabajo y, por las noches, me acostaba temprano, con el único deseo de hundirme entre las sábanas y no existir durante unas horas. No tenía ansia por nada y hasta las películas, que bajaba de Internet, se acumulaban esperando me quitara la apatía de encima y quisiera verlas. Así, con este cuadro existencial tan poco envidiable, hundiéndome en un mundo interior caracterizado por el vacío, pasé los dos últimos meses de mi vida. Justo hasta el pasado viernes en que me quedé sin tabaco.

Serían las once de la noche y me había fumado hasta el último cigarrillo, tumbado en el sofá y con el televisor encendido emitiendo las estupideces habituales, así que decidí vestirme y bajar a comprar más. Como la tienda de los chinos aledaña a mi domicilio estaba atestada de gente, y el bar de la esquina cerrado por Motivos Familiares, o sea, que se habría muerto alguien, me vi en la obligación de entrar en un pub ubicado a mitad de calle. Entré, pedí cambio a la camarera y, ya que estaba, un vodka con Seven-Up. Por suerte para mi natural misantropía, el local estaba poco concurrido, así que con mi copa en mano, me acerqué a la máquina expendedora y saqué un paquete de Marlboro. Encendí un cigarrillo di un trago a mi bebida, una larga calada y me quedé mirando las evoluciones de las volutas de humo que resaltaban sobre el fondo negro del tapizado de las paredes. Entretenido en tan pueril entretenimiento, no la vi llegar, por mi flanco derecho, hasta que me saludó:

- hola

- hola – respondí, a una muchacha con jeans, camisa blanca y pelo castaño corto y cara de chica de buena familia alimentada con cereales

- hace días que no vas a correr por el parque – me soltó

Me fijé en ella con atención y caí en la cuenta de quién era: una de las que me miraba al cruzarnos. Estaba muy buena y tenía un culo respingón endurecido por el ejercicio y las dietas bajas en carbohidratos. De pronto, me sentí juguetón, así que imposté mi olvidado acento porteño

- no, sha no voy……ando re-cansado…..debe ser la astenia primaveral

- ¿eres argentino? – preguntó sorprendida

- sí, pero shevo mucho tiempo viviendo acá

- me encanta como habláis…..sois tan dulces….

- mirá vos….qué lindo lo que decís, flaca

- te vi correr y la verdad es que vas a buen ritmo…..¿te estás preparando para bombero o algo así?

- ¿sho bombero? ….me hacés reir…..no, sho voy a correr para sacarme el estrés de ensima

- ¿te puedo hacer una pregunta?

- dále

- ¿por qué te rapaste tanto el pelo?

- no me digás que no te gusta…

- estabas mucho más guapo antes…

- ¿ah sí?

- sí…..el pelo rapado no favorece a nadie……en cambio, la barba te queda bien….

- no me preocupan mucho las cuestiones estéticas, sho soy más hombre de fondo que de forma….

- eso lo dices porque no tienes problemas para ligar….

- tampoco me preocupa ligar

- ¿y qué te preocupa?

- la tala indiscriminada de los bosques tropicales, la extinsión del gorila de montaña, si Maradona dejó la droga, la crisis del PP y quedarme sin sigarrishos….sobre todo, quedarme sin sigarrishos

Sonrió, que era justo lo que yo quería; que se mostrara receptiva ante mis ocurrencias.

- no te había visto nunca por aquí…..

- no, sho apenas salgo….¿vos venís mucho?

- sí, bastante…..vivo aquí al lado y el dueño está casado con una antigua compañera mía del instituto…..

- ah……che, oíme, no te ofendás, pero me tengo que ir….

- ah, vale…oye, ¿qué te parece si la semana que viene corremos juntos?

- dále

- ¿te parece bien? ….te doy mi teléfono entonces, así me llamas y quedamos

- no, mejor quedamos sha mismo…..a las ocho donde el estanque de los patos – propuse, que no se pensara que me tenía a su disposición y la iba a llamar por teléfono sin apenas conocerla

- perfecto… - balbuceó sin poder disimular cierta decepción

- bueno, entonses hasta el lunes……chau

- y déjate crecer el pelo – me aconsejó tras despedirnos con dos besos

- claro…..a estas alturas, es lo único que crese….bueno, eso y….. la naris