martes, 17 de abril de 2007

Humor

Quienes no me conocen, creen que soy un hombre feliz, siempre risueño y con chistes fáciles en la punta de mis labios para ofrecer como golosinas. Quienes me conocen, apenas intuyen cuánto dolor anida en mí ante el injusto azar que eligió, a mi única hija, como víctima de una cruel enfermedad, y ni siquiera sospechan cuánto gozo y disfrute siento al verla dormir plácidamente, al acariciar su pelo o besar su frente.
Desde que murió su madre, soy yo quien se ocupa de ella. Cuento, eso sí, con los onerosos servicios de personal profesional que hacen cuanto pueden para mejorar su calidad de vida. Pero, afectivamente, únicamente nos tenemos el uno al otro. Renuncié a los escasos amigos y familiares que me herían con su piedad, esquivo a los vecinos con alguna breve sonrisa condescendiente y el paso siempre acelerado, y aborto cualquier progreso en las relaciones con el otro género, temeroso porque no la aceptaran o celoso de compartirla. Apenas me permito idilios breves, no convencionales, destinados a moverse en la sombra y sin posibilidad de progreso. Hay quienes piensan que he perdido la capacidad de disfrute de los placeres que ofrece la vida pero, a mí qué me importa lo que piensen....¡¡
Debo señalar, que soy humorista, bastante celebrado, y me dedico al humor gráfico, aparte de prodigarme en numerosas apariciones televisivas, que me permiten mantener una economía saneada. He renunciado a las galas y a los viajes y todas las noches, bien esté enredado en alguna aventura o bien en el rodaje de algún show, siempre duermo y amanezco en casa, cerca de lo que más quiero en el mundo, vigilante de su sueño y su despertar.
Vivo del humor , pero no soy un hombre chistoso, y por las noches, con la puerta de mi despacho abierta (siempre aprensivo ante cualquier contingencia) lloro y apuro repetidos vasos de whisky mientras dibujo mis viñetas o escribo mis guiones. Evito a base de trabajo y alcohol sumergirme en pensamientos fatalistas y sombríos pero sé, a ciencia cierta, que es mi dolor quien sustenta mi arte, como en tiempos lo fue la vanidad, y egoístamente me pregunto. “¿Qué voy a hacer cuando ella muera?”.

65 comentarios:

Lebeche dijo...

Ole, Levi. Siempre buscando las dos caras de la moneda. Genial pregunta, la última. Esa es la cruz, y nunca mejor dicho.
¿Quién dijo literato?

Carlos Paredes Leví dijo...

Me alegro, Lebeche, que te haya gustado. La verdad es que salió sin fricciones, como deslizándose y únicamente tuve que pulir un par de frases que se rebelaban.
Vengo de reírme de casa de Leuma...¡cómo está la ESO¡.

Anónimo dijo...

Buenos días Carlos,

Qué triste la imagen del despacho. Debe de ser muy buen profesional para crear humor desde las lágrimas.

Besos

Germánico dijo...

Eres un profundo psicólogo, un desmenuzador del alma humana, Carlos.

Mis padres tenían un vecino que era también personaje público (periodísta presentador de telediarios de RTVE en su día) que apareció muerto junto a su hija enferma, a cuyo cuidado se había dedicado los últimos años de su existencia. He pensado en él al leerte. Pero a un tiempo he visto reflejada esa realidad del "payaso triste", del San Manuel Bueno Mártir que alegra la vida de los otros mientras la suya es una tragedia.

Genial de veras.

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
Las lágrimas y el sufrimiento siempre fueron excelente caldo de cultivo para el humor...
un saludo

Carlos Paredes Leví dijo...

Germánico:
Supongo que habrá personas bastante parecidas al personaje de mi post....y es que, la verdad, hay gente para todo...
Las vidas de algunos humoristas son trágicas, aunque lo visible muestre lo contrario.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Qué madrugador esta mañana Sr. Leví!!!
¿Alguna cita interesante en el día de hoy? jijiji

Carlos Paredes Leví dijo...

Yo siempre madrugo, Sta. Mavi, porque entre mis virtudes, está la de no ser dormilón...¿Citas? Sólo conmigo mismo...

Ijon Tichy dijo...

Aprecio un interesante cambio de registro (no ya en tema sino también en estilo) respecto a las últimas entradas, Carlos.

Eso está bien. Dicen que en la variedad está la diversión.

Carlos Paredes Leví dijo...

Pues ya aprecia más que yo, Ijon...

Anónimo dijo...

Estupenda cualidad!

Interesantes las autocitas, se aprende bastante de uno mismo.

Carlos Paredes Leví dijo...

Lo malo de las autocitas, Mavi, es que uno siempre ve las mismas caras...

Ijon Tichy dijo...

Pues me explico un poco:

La forma: Está escrito en presente y los anteriores (principalmente) en pretérito imperfecto.

El fondo: En el centro de la historia no aparece un "yo" aislado, sino junto a la hija.

Carlos Paredes Leví dijo...

qué observador, Sr. Ijon...¡¡
Todo un lujo tener a alguien así por esta casa...
Lo cierto es que la historia salió asi..Yo nunca las preparo, sino que, sobra la marcha, van tomando forma.

Ijon Tichy dijo...

Supongo que lo que me falta de creatividad e imaginación, lo tengo de observador y metódico (seguro que Germánico nos puede ilustrar). Para mí el lujo es leerles.

Si el cambio es natural y no buscado, creo que es un buen síntoma: Puedes escribir con registros diversos sin forzarte a ello.

Lebeche dijo...

Yo estoy de acuerdo con Ijon. Se aprecia un cambio de estilo. Y Carlos... dentro de lo descarnado de tus retratos, en este introduces un punto de ternura que le da un nuevo enfoque. Ternura descarnada... me gusta.

Churra dijo...

A mi siempre me dieron una pena inmensa los payasos del circo . Mientras los demas niños reian a carcajadoas yo hacia pucheros .
Besos

Carlos Paredes Leví dijo...

Valoro mucho vuestras observaciones, Ijon y Lebeche. La verdad es que intento no profundizar en las razones que me llevan a escribir tal o cual historia, como si temiera romper alguna cábala responsable de que la narración llegue a buen puerto...
Me siento ante el teclado, escribo una frase que pareciera determinada por el azar, y el resto acude con bastante premura a la invocadora llamada.

Carlos Paredes Leví dijo...

Churra:
A mí, los payasos, siempre me parecieron individuos que ocultan mucho dolor tras el maquillaje y la perpetua sonrisa.

Anónimo dijo...

Todo lo que escribimos, autobiográfico o de ficción tiene parte de nosotros mismos.
Indagar sobre las causas que nos llevan a escribir en pasado o en presente, con ternura o con crueldad puede resultar revelador sobre nuestro estado de ánimo, incluso sobre quienes somos en este momento.

Para mí la figura del payaso siempre será la del hombre sentado en su caravana frente a un espejo desmaquillándose la sonrisa con una mano mientras en la otra sujeta a su gran amigo Jack. Coincido con vosotros, nunca me han transmitido ningún sentimiento alegre.

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
Algo parecido me ocurre con los arlequines e incluso, en una ocasión, escribí un texto sobre uno con intenciones criminales...
Me gustó eso del amigo Jack.
Los rastros autobiográfico suelen ser tan sutiles, que resultan harto difícil rastrearlos....aunque a la mayoría de los lectores le guste pensar lo contrario. Tal vez esto me haya cohibido un tanto para continuar escribiendo historias de amor o desamor. Terminé cansado de contestar siempre a las mismas preguntas y que se colara alguna enferma mental bajo un supuesto anonimato.

Anónimo dijo...

Bueno eso es algo normal, hay quienes utilizan este medio a modo de diario cibernético y hay quienes lo utilizan como herramienta literaria.
Supongo que de ahí la confusión.

Pero sigo insistiendo en que aunque ni la historia ni los personajes sean tú, seguro que hay alguna respuesta o reacción que si bien no diste o hiciste te hubiera gustado hacerlo.

Me encantó tu historia del arlequín, creo que fue de las primeras que lei, aunque ahora no recuerdo como llegué a ella me alegro de haberlo hecho.

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
Yo no tengo tan claro eso de cuánto de mí hay en lo que escribo...Cuando plasmo una historia, previamente cambio mis parámetros mentales y emocionales para no contaminarla ni contaminarme. Puede que algo se escape a mi control pero...

Carlos Paredes Leví dijo...

mis personajes ni siquiera beben Oporto...

Leuma dijo...

Me ha cambiado el humor. Me llega la tristeza plasmada, casi la toco con la forma de narrarla. Y me pregunto¿Qué pasaría con la niña si de repente se muriese el padre?

Carlos Paredes Leví dijo...

Leuma:
Bueno, en tal caso sería ingresada en alguna institución privada, a instancias de algún familiar lejano, y mantenida en ella en virtud de los ahorros paternos.
De todas formas, la enfermedad que padece, sea la que sea, no permite una larga esperanza de vida.
La tristeza siempre es más creativa que la alegría, porque ésta nos anestesia.

Anónimo dijo...

Yo no consigo desvincularme de mis personajes, quizá a veces me visto de otra persona pero debe de ser de alguien a quien conozca bien.
Mira, se me acaba de ocurrir una idea, voy a probar a escribir un texto por cada persona a la que conozco bien (o eso lo creo). Ya hice unos esbozos y me salieron bien, al menos os gustaron, continuaré el experimento jajaja.

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
Yo te aliento a que experimentes. Si no, siempre puedes escribir sobre ti misma; lo haces con otro nombre y nosotros hacemos que nos lo creemos.

Anónimo dijo...

Carlos, me ha encantado el relato, y al igual que tu personaje, creo que las desgracias (pequeñas y grandes) agudizan el sentido del humor. A mi me pasa también con la mala leche, que me pone de un rancio graciosísimo.
Debe ser una forma de equilibrar la balanza, de lo contrario seríamos insoportables.
Los demás, claro, no alcanzan a ver lo que ocurre cuando acaba la función y se queda uno a solas con todo ese transfondo de dolor.

Carlos Paredes Leví dijo...

Jafatron:
La verdad es que el sufrimiento es lo único que nos cambia y de él brota la más inteligente forma de humor. Porque supone un acto de protesta, de rebeldía, de plantar cara a la adversidad, y no hay mejor manera de hacerlo que reírse de uno mismo. Fíjate que los idiotas siempre se ríen de los otros: de estupideces como si se cayó por la calle, le dejó la mujer, o tonterías similares.
Contra el dolor; la risa o el suicidio. De lo contrario, te conviertes en alguien patético.

Anónimo dijo...

jajaja, seguiré tu consejo, así que si veis que escribo sobre Roberta o Eustaquia no vayáis a pensar que soy yo eh!!

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
No te preocupes, no tienes cara de llamarte Roberta ni Eustaquia...

El Castor dijo...

Lo importante es cómo superamos las situaciones aun reconociendo que algunas son tan duras que dejan secuelas psicológicas.
Saludos, caballero.

Carlos Paredes Leví dijo...

Castor:
Sí, porque lo peor es que ellas nos superen a nosotros..
Saludos, también.

Leuma dijo...

Además de la risa o el suicidio contra el dolor están también los analgésicos, :P.

Carlos Paredes Leví dijo...

Leuma:
muy agudo...

Anónimo dijo...

Por un pelín no cahí en la trampa.
Te felicito amigo, el mejor hasta el momento. Una intensidad y claridad enorme. Al leerlo me subió la temeperatura. Casi casi, que me lo creo.
Un abrazo, recapo.

Carlos Paredes Leví dijo...

Juan Pablo:
Me satisface que te gustara tanto...
Estaba mirando el reloj y calculando la hora que sería allá para intentar adivinar cuándo tendría el placer de verte por acá...por suerte, todo llega.
Gracias, amigo.

Anónimo dijo...

has oído hablar de la ley de la atracción?
je

Anónimo dijo...

Oh no ya empiezan de nuevo con la famosa Ley!!.
Estoy pensando que con el éxito que tiene podríamos montarnos una iglesia al estilo del de la Cienciología y retirarnos de por vida.

Anónimo dijo...

Carlos, si te paso un meme, ¿lo hacés?

Peggy dijo...

Ya te he comentado en mas de una ocasion que tienes una cualidad pasmosa para que te fluyan las palabras .En cuanto a las situaciones vitales paradojicas , conozco bastante por mi trabajo . reir de cara al exterior y problemas internos en casa...es que la vida es eso obstaculos que saltar pocos se salvan creeme

Lebeche dijo...

Juanpa, yo todavía estoy esperando el que le pasé hace unos dos siglos aproximadamente (en tiempo virtual, entiéndase)

Anónimo dijo...

Tienes razón Lebeche. Carlos, ponéte las pilas con tus deberes y hacé el que tenés pendiente.
Mavi, vos estás dispuesta?

Anónimo dijo...

Miedo me da lo que preguntes!!!!

Es broma, me comprometo JuanPa, mandamelo!

Anónimo dijo...

Oye, sabéis por donde anda Pietra, ya la estoy echando en falta hoy por aquí?

Anónimo dijo...

Es más!, ahora que recuerdo creo que el vago tiene pendiente alguno que le mandó Germánico, o algo así.
Carlos, aflojá con la ficción, viste!

Anónimo dijo...

Chicos me tengo que marchar que el jefe me ha colado un marroncito.

JuanPa, ya veo mañana lo del meme, si quieres me lo mandas por mail (f_mavi@hotmail.com).

Carlos, va, hazle caso a JuanPa y dejate de ficción por un día jaja.

Fins demà!

El Castor dijo...

El primer párrafo del comentario de Germánico me hizo pensar un poco... Darle a un personaje coherencia desde el punto de vista psicológico es muy difícil, los grandes novelistas no suelen lograrlo ni quizá lo pretendan mucho.

Recuerdo la última novela que leí, por azar, de Gala. Pretendía mostrar una mujer muy común viviendo una pasión que no le correspondía. No encajaba nada.

En este texto consigue don Carlos algo muy acertado: cómo alguien en una situación muy difícil conserva el humor, se esfuerza por ello, y tiene sus lógicos momentos de quiebra (llantos, alcohol...). Esto está muy logrado, insisto.

Pero tengo mis dudas de que en una situación así se puedan "contar chistes fáciles". Una cosa es alentar el optimismo para no ensombrecer los últimos años de un ser querido, otra cosa sería la banalidad de recurrir a los chistes en semejantes circunstancias.

Saludos, caballero.

Carlos Paredes Leví dijo...

Juan Pablo:
¿Ley de la Atracción? ¿eso qué es?

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
No des ideas, que por aquí hay mucho individuo con intenciones mesiánicas....

Carlos Paredes Leví dijo...

Peggy:
Gracias Peggy. Y sí, la verdad es que cada uno de nosotros encaramos las vicisitudes vitales de distintas maneras. A muchos se nos nota el peso que cargamos y otros llegan la procesión por dentro pero, quien más quien menos, todos tenemos nuestra cruz.

Carlos Paredes Leví dijo...

Meme?. No sé de qué me estáis hablando. A mí, dejadme tranquilito con mis historias ficticias, que demasiado tengo con mi realidad cada vez que me levanto...

Carlos Paredes Leví dijo...

Castor:
En Gala, es difícil que encaje algo ....
Estoy de acuerdo sobre los chistes fáciles, pero yo me refiero a otra forma de humor, más elevada y sutíl, que tiene su materialización en la sonrisa y no en la carcajada. Sonrisa un tanto amarga pero que ayuda a sobrevivir.
Más saludos, caballero.

pietrapómez dijo...

No se que pasa últimamente, que llego tarde a todo...creo que ésta es la historia tuya que más me ha emocionado!!!

Carlos Paredes Leví dijo...

Pietra:
Llegas tarde porque te quedas dormida...¡a saber qué harás por las noches que luego siempre andas con sueño...¡¡¡

Germánico dijo...

Tu relato me trae a la mente al "Man on the Moon" de Jim Carrey (aunque tu personaje solo se le parezca tangencialmente): un comediante un tanto patético al que le diagnostican un cáncer de pulmón: "que ironía, ¡pero si ni siquiera fumo!"-se dice.

Luego prueba todo tipo de "terapias" con curanderos y sacaperras de todos los estilos esotéricos y finalmente acaba en uno muy famoso (creo recordar que de la india). Allí hace cola, y según va acortándose esta y va llegándole su turno observa cómo el curandero saca de la tripa de los que le preceden trozos de víscera sanguinolentos. Se supone que les ha extraído el tumor con sus manos sin dejarles siquiera cicatriz. Cuando llega su turno se tumba y mira el juego de manos de curandero. Se supone que se limpia estas en un barreño y tira el carnoso y sangrante tumor del cliente anterior, pero Carrey se percata de que lo esconde tras la toalla con la que se seca para volver a colocarlo en el siguiente paciente -en este caso él, y en este caso en el pecho. Entonces mira hacia arriba y empieza a reírse. El siguiente plano es su cuerpo gris y muerto en un ataud.

El personaje que interpreta Carrey se ríe de si mismo y de lo cómico de su trágica situación.

Ijon, se puede ser creativo e imaginativo y a un tiempo observador y metódico, pero pocas personas son las 4 cosas a la vez. Se les suele llamar genios.

Carlos Paredes Leví dijo...

Tienes razón, Germánico, somos pocos...jajajajaja

Germánico dijo...

¿Somos?...lo tomaré como una gran alabanza. Tú por supuesto, Capo.

Carlos Paredes Leví dijo...

No se me haga el modesto, Germánico, que usted es un individuo de talento multidisciplinar...

Anónimo dijo...

muchachos les he dicho que no me gusta que hablen de mí en mi ausencia!.
je

Carlos Paredes Leví dijo...

y de quién íbamos hacerlo sino???

Sibyla dijo...

El dolor suele ser siempre el mejor abono para la creatividad. Nos sacude de una manera inaudita, para dejarnos desnudos ante el mundo y sus tentáculos.

Un saludo.

El Blog de Sibyla

Carlos Paredes Leví dijo...

Absolutamente de acuerdo, Sibyla.
Como dato, te apunto que mientras viví en pareja, enamorado y lo que entonces creía, feliz, fui incapaz de escribir. Tras la ruptura fue cuando retomé mis inquietudes literarias.

Claudia dijo...

Hola Carlos, estoy tratando de ponerme al corriente con los blogs y de alguna manera este post me llamó la atención. ¡Qué bueno! Tus posts siempre lo son pero no fue difícil en éste compartir la soledad y tristeza del hombre en cuestión.
Saludos.