jueves, 15 de febrero de 2007

Desconsolado

La tediosa calma reinante en el sombrío local de atmósfera macilenta, humo estanca do y cristales opacos por la mugre no ayudaba a romper el círculo vicioso de introspección, melancolía y tristeza. Tomaba un café solo, negro como su amargura, a sorbos diminutos que producían quemazón en la punta de su lengua mientras miraba, absorto, la puerta, como si esperara la entrada de alguien. Los restantes clientes del establecimiento, viejos que se entretenían jugando al dominó y bebiendo copas de coñac que en sus casas tenían prohibidas, le lanzaban fortuitas y esporádicas miradas, más cargadas de indiferencia que de otra cosa. A un primer café siguió un segundo, y a éste un tercero, a cual más negro y más amargo. La carga de cafeína ingerida le provocó cierta eferverscencia eufórica que le empujó a levantarse y salir a la calle a caminar por las callejuelas del laberíntico barrio. La tiránica oscuridad de la noche, favorecida por los decadentes y grises edificios, apenas se veía afectada por la débil resistencia de escasas y distantes farolas sobrevivientes de olvidados tiempos de prósperas promesas. Sin darse cuenta, como si fuera sonámbulo, se encontró ante el muelle y unas aguas que parecían llamarle. Se sentó en la fría piedra y contempló largamente los caprichosos reflejos sobre la líquida superficie hasta que al rato, flexionando su tronco hacia delante, se lanzó a las profundidades de la muerte, sabiendo que era la única salida que tenía para un abatimiento y un desconsuelo inextinguibles.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Triste

Carlos Paredes Leví dijo...

Como la vida misma

Anónimo dijo...

La mía no lo es. Me va bastante bien y no me puedo quejar.

Carlos Paredes Leví dijo...

Muy bien. Ahora corre a tocar madera.

Anónimo dijo...

Hey anónimous, yo entiendo que los magníficos relatos de Carlos te pongan melancólico, después de todo, supongo que de gererar sentimientos se tratan. Lo que me inquieta es que lo pinches siempre. Esto es su cable a tierra y todos tenemos ésa oportunidad en algún momento.
De onda te digo.
Saludos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Gracias, Juan Pablo pero, la verdad, es que no me molesta el anonimato, siempre y cuando no suponga un escudo para lanzar insultos e improperios.
Como no es el caso, que siga entrando en mi blog y dejando comentarios si eso le da gusto.
La verdad es que creé mi blog como terapia contra algunas traiciones que sufrí.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Ok, sorry Anónimous, no es que me quiera hacer el vengador ninja, pero está a la vista el enorme esfuerzo que pone el autor en contarnos su realidad, y aunque estuvieramos en otra sintonía no somos exentos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Juan Pablo: te aclaro que no son mis realidades, o si son, en algunos casos, aquí aparecen muy deformadas. Esto no es un diario sino un mero ejercicio de expresión, literiario si se quiere.
Gracis por todo.

Anónimo dijo...

Ok, entiendo perfectamente.
Un abrazo