viernes, 16 de febrero de 2007

Manualidades

Desechando la recurrente y lúdica opción de navegar por las páginas porno de Internet, y sintiendo pereza por abrir la bolsa negra que guardaba en el fondo de su armario y cuyo amplio contenido erógeno iba desde una muñeca hinchable hasta manoseadas revistas de lolitas, salió de su cuarto con el paso indolente de quien sucumbía a la pereza. Se dirigió al salón y tras servirse un generoso vaso de whisky con hielo, se dejó caer en el sofá. Sabía que a esta primera copa seguirían una segunda y una tercera, como pasos previos para alcanzar un estado de embotamiento de los sentidos y euforia de la acción, que le animarían a llamarla. Aunque recelaba iniciarse en una relación, y atrás quedaron los efectos de la borrachera de vanidad que le produjo afirmar su masculinidad con tan deseada fémina, sus erecciones necesitaban ser amansadas, significativa realidad que le volvía blandengue, tanto a sus ojos como a los de sus amigos (lo de éstos no era más que pura envidia). Así, apurados un par de vasos, marcó el número de la muchacha y la invitó a visitarlo, sonriendo maliciosamente al imaginarse que sus camaradas continuarían con las manualidades


Decicado a Pablo M.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que tal Carlos, veo que aun tiene utilidad el relato que me dedicaste :) Sigue asi hombre.

Pablo M.