sábado, 7 de abril de 2007

Notas

Sentado a la mesa de un rincón del cochambroso café frecuentado por ociosos jubilados amantes del dominó, la copita y el cigarrillo prohibidos en casa, se entretenía observándolos y tomando notas para esa novela que, sabía, no escribiría nunca. Lo que anotaba , poco, o nada, tenía que ver con esos viejos que parecían no saber hablar más que de política, fútbol y sus problemas de próstata pero, a pesar de ello, el ejercicio de mirarlos, por alguna razón superflua o, por el contrario, muy profunda, actuaba como “efecto llamada” para ideas abruptas que, casi compulsivamente, parecían empeñarse en colonizar su pequeña libreta. Al cabo de algo más de una hora y con el botín de un montón de hojas escritas, abandonó el local, notando, por el rabillo del ojo, las miradas de los ancianos, mientras sonreía ante una súbita verdad, acaso incierta; si quería ser escritor, debía tratar a las palabras con menor reverencia.


Dedicado a La Muchacha Dorada y a Peggy; dos bellezas de distinto pelaje.

35 comentarios:

Lebeche dijo...

Lo de tomar notas para una novela que no escribiré nunca me suena de algo. Jajaja. Un saludo

Carlos Paredes Leví dijo...

Lebeche: te confieso que no lo escribí ahora mismo....
A partir de este momento, no puedo permitirme pensamientos negativos, no sea que me paralicen. Tú ya me entiendes.
Otro saludo.

pietrapómez dijo...

Se pueden decubrir muchas cosas en un bar del Inserso:)

Carlos Paredes Leví dijo...

Sí, Pietra, como que si los frecuentas, estás acabado...

El Castor dijo...

Toma! el bar del pueblo en el que estoy. Me inspiraba tanto que ya no he vuelto más, por suerte hay otro. La dueña todavía se estará preguntando porqué dejé de acudir.... jajaja
Saludos, caballero ocioso.

Carlos Paredes Leví dijo...

Castor:
Bares hay para todos los gustos, tanto, que no tardamos en cambiar y cambiar, esperando encontrar lo que no existe: el bar ideal.
Un saludo, caballero.

Anónimo dijo...

Buenísimo Carlos.

Y qué haría el protagonista en ese café sino tomando notas de lo que serán sus propias conversaciones a la postre de sus años fértiles?.

Carlos Paredes Leví dijo...

Eso sería lo malo, Juan Pablo, que en el futuro terminará haciendo lo mismo que esos a los que critica y piensa tan distintos a él.
Saludos.

Anónimo dijo...

Pero porqué lo malo?

Carlos Paredes Leví dijo...

¿No aspirás a algo mejor?

Anónimo dijo...

Supongo que sí...

Carlos Paredes Leví dijo...

Ves?. Al final resulta que siempre tengo razón y sino....me la dáis igual (claro que esto último me asemeja a los locos...)

Anónimo dijo...

O a los viejos...

elvenbyte dijo...

Buena nota, sí señor. Yo suelo hacerlo mucho, desde que era adolescente, vamos, cuando empecé a escribir.

Por cierto, totalmente de acuerdo con la dedicatoria.

Carlos Paredes Leví dijo...

Gracias David, y un gusto verte por estos pagos.
Creo que ir tomando notas es algo básico para el aprendizaje.
Saludos.

Laura Otermin dijo...

En una época hacía bocetos con carbonilla en algún que otro bar. Un día dos locas (creo), se levantaron de la otra mesa y me rompieron todos los dibujos, desde luego a mí me dió un ataque de risa. Fin de la historia y de mis bocetos. Un abrazo.

Carlos Paredes Leví dijo...

Laura: desgraciadamente, locas hay en todas partes. Muy buena reacción la de reírte, porque por un lado, marca la diferencia entre tu y el par de chitrulas y por otro, es lo más sano ante las adversidades.
Un saludo.

Hoy pasé por tu casa.

Guillermo dijo...

Hola Carlos,

Me gustó tu weblog...! Debo admitir que el nombre no me ocasionó mucho entusiasmo! Me felicito por haberme tomado el tiempo de leer un par de posts. Me lo agrego a mi reader.

Bye. Estamos en contacto.

Carlos Paredes Leví dijo...

Gracias Guillermo. Acabo de regresar de una de tus casas y me gustó el post sobre el rugby. Dejé un comentario.
Continuamos en contacto. Un saludo.

Kala dijo...

A veces la inspiración tiene raras formas de alcanzar a un escritor. Y de algo que se observa o escucha, surge una historia que puede ser buena, aunque a final de cuentas ni siquiera tenga que ver con lo que se vió o escuchó.
Un beso.

Carlos Paredes Leví dijo...

Cierto Kala. En mi caso en particular, escribo una frase porque sí y las demás acuden solas. Sin explicación lógica.

Kala dijo...

Dichoso tú. Yo como vengo aturdida de cantar toda la mañana en la playa, no he encontrado sobre qué escribir y mejor le haré una casita nueva a "mi otro yo". Tú sabes, la del azúcar envenenado.

Carlos Paredes Leví dijo...

Kala:
El azúcar envenenado es una muerte dúlce.
Yo nunca planeo sobre qué voy a escribir. La historia es la que me elige.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Lo importarte es el comienzo.
Como emotivamente salta las primeras notas.
Luego les das forma y las recapitulas. Pista a pista las vas introduciendo en secuencias y la terminas. Se que no es nada fácil. Que hay momentos verdaderamente difíciles. Pero el cuerpo de la nota es lo más productivo o verídico. No nos podemos quejar. Porque siempre queremos más. Y eso es lo imprime grosor a las notas.
(O eso he hecho yo desde que me conozco).
Aquí estoy yo a estas horas de la madrugada tratando de darle forma a una despedida que tengo pendiente.
Y leo algunas cosas por la red para confiar en otras letras. Pocas veces lo hago. Estoy en mi tiempo de descanso.

pd: \"Los Crímenes de Oxford\" huele a Borges? curioso.
Un saludo señor Paredes Levi ¿Sabe usted que me recuerda a un amigo?
Le decíamos:\"Paredes sabés que hoy lleva las gafas empañadas?
Y no nos entedía. Y reíamos con él.
Es una muy buena persona.
Un saludo.

Carlos Paredes Leví dijo...

Gracias por tan extenso e intenso comentario.
Un día paseando por Lisboa vi, en un escaparte y a modo de aparición, un libro de Guillermo Martínez: "Borges y las matemáticas". No pude volver a por él.
Otro día, en la Cuesta del Moyano, en un puesto, se amontonaba una pila de unos seis ejemplares de "Acerca de Roderer" al irrisorio precio de 3 euros cada unidad. Compré 3.
Ambas experiencias, junto a otras cuantas, confirman mi creencia de que son los libros quienes nos eligen.

* "Acerca de Roderer" es el que huele a Borges.
*Lo de las gafas empañadas me recuerda a Pessoa.

Sobre lo que lo importante es el comienzo, es una apreciación harto certera. Yo, cuando escribo, empiezo por una frase que dicta el azar (o vaya uno a saber) y las demás acuden al efecto llamada, conformando una historia con bastante independencia de mi voluntad. Me convierto en un mero conductor.
En cuanto a su despedida, quizás con un simple "hasta luego" contente a todos, y sino, un "hasta siempre".

Recomenzar dijo...

mirar esperar observar pensar
Abrazos

Carlos Paredes Leví dijo...

Gracias Mi Despertar. Mañana daré un paseo por su territorio.

Claudia dijo...

Carlos, sobre eso que comentas de la frase que "comienza todo", a mí a veces es una imagen la que me invita a desarrollar algo. Es curioso.
¡Feliz domingo!

Carlos Paredes Leví dijo...

Kala:
La vida, a lo que se ve, está llena de curiosidades.
A mí, unas palabras y a vos unas imágenes, a otros el pensamiento y a otros más....quién sabe.
Un saludo.

Peggy dijo...

muchas gracias kisss:)

Carlos Paredes Leví dijo...

De nada, y saludos a su pequeña.

Peggy dijo...

Te dejo escribiendo en el cafe comercial ....esos escritos tuyostan bonitos y en miblog:)

Carlos Paredes Leví dijo...

Ahora el agradecido soy yo. Mil gracias, Muchacha Dorada.

Germánico dijo...

Hay que escuchar a esos viejos, no siempre sabios, para sacar de ellos alguna verdad -no necesariamente la que defienden o en la que creen.

Sin embargo no hay que escucharlos demasiado. Imaginemos que queremos escribir una novela creíble: ¿transcribiríamos literalmente lo que dicen esos viejos, u otros, o unos jóvenes, al papel?. Luego habría que hacer demasiados retoques, porque el resultado no sería literario.

Leyendo a Dovstovieski reparé en que sus personajes eran él disfrazado con mil trajes. No podía ser de otra forma. Personajes supuestamente idiotas hablaban muy correctamente y mostraban una gran profundidad. Dovstovieski había distorsionado la imagen recibida de idiotas reales al hacerla pasar por el filtro de su profundidad, convirtiéndolos en sabios de su idiotez.

Stendhal hablaba al principio de su novela Rojo y Negro de escribir como si se pasase un espejo por un pueblo en plena actividad. Yo diría que lo que hace el buen literato es pasar SU espejo, que le refleja a él mientras refleja a todos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Muy interesante, Germánico.
Yo me he dado cuenta de que literatos y hombres de cine, no transcriben en sus personajes, la manera de hablar de la calle. Les cuesta distinguir entre cómo se expresan ellos y cómo lo hacen los demás.
Hay una enorme diferencia entre la gente culta y la que no lo es, en sus manifestaciones cotidianas.
Un saludo.