martes, 13 de febrero de 2007

Sin reacción

Embarcado en dolorosas reflexiones y conviviendo con los demonios de un pasado hiriente, sentía la necesidad de rebelarme contra la inmovilización de mi vida, la impotencia, la irrealización y los sueños traicionados por quimeras poco exigentes. Debía llevar a cabo una disolución de lo cotidiano, y retornar a las viejas expectativas rebeldes, aquellas que hicieron de mí, un hombre ávido de vivencias y triunfos. Sin embargo, mis deseos se debatían, con desventaja, ante el avance de la pereza y enquistados miedos, tanto, que no conseguía levantarme de la cama, al cobijo de las mantas y el cálido dolor no superado.

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