martes, 20 de febrero de 2007

Pena

Sí, se había resignado (mal) a vivir soportando una legión de interrogantes y de pérdidas que se imponían a las certezas y las ganancias, el esqueleto de los sueños devorados por el paso de un tiempo siempre estéril y el santuario de su memoria protegido de cualquier ultraje. Nadie es feliz con lo que tiene pero, a diferencia de los demás que buscaban, él ya había desistido. Sólo recordaba y paseaba por los parques hablando solo, como creían quienes le veían pasar, pero haciendo con Dios en realidad. Un Dios que jamás contestaba y que cerraba sus oídos cuando, de noche , arrodillado en su cuarto a la luz trémula de una vela, le rezaba alguna oración casi olvidada. Le desesperaba amanecer y ver pasar el día sin que nada nuevo aconteciese, sin que la vida se topara de bruces con él y dejara de esquivarlo como un apestado. Dios era su última esperanza, siempre fallida y siempre indiferente. “Sólo necesito un milagro” clamaba, en la penumbra, sin sospechar que allá arriba, Dios, el Azar y algún otro habitual, se morían de risa.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Disfruto mucho con lo que escribes. Me gusta pensar y tu me lo pones en bandeja. ¿Vas a seguir con esta tendencia de escribir una nueva entrada cada día?.

Una chica cualquiera

Anónimo dijo...

Èso te lo respondo yo. Y la respuesta es que sí, porque Carlos es un autor, un pensador, y está tomando conciencia del bien que le produce a otros (y a sí mismo) el compartir su virtud.
Las mujeres van y vienen, como la salud y la guita.

Carlos Paredes Leví dijo...

Me alegro de que disfrutes entrando en mi blog. Sobre lo otro, no se qué decirte, porque no me gusta planificar y mcuho menos algo tan sujeto a múltiples variables como el hecho de escribir con frecuencia determinada.
Un saludo.

Carlos Paredes Leví dijo...

Quiero dejar claro que no le pago a Juan Pablo para que me escriba esos exagerados comentarios sobre mi persona (acá viene una sonrisa).
Mil gracias, Juan Pablo y, como siempre, un saludo.

Che, la mujer se fue, la salud la tengo, pero ¿cuándo va a venir la guita?.

Anónimo dijo...

ja ja ja
exelente blog

Anónimo dijo...

Jaja (sigo esperando el cheque). Creo que lo recomendable es no sentirse presionado para escribir. La frecuencia la va proponiendo la voluntad.
Para no sentirte atado te sugiero que pongas la opción de suscribirse a tu blog para que los lectores podamos enterarnos de forma espontánea y automática cada vez que se produzcan actualizaciones.
Serían dos pájaros de un tiro.
Un abrazo

Germánico dijo...

¿De qué se ríen los ángeles?....

....de la gracia de Dios.

Carlos Paredes Leví dijo...

Gracias, Anónimo

Carlos Paredes Leví dijo...

Juan Pablo:
Lo tengo claro si tengo que confiar en mi voluntad.
Me pensaré lo otro. Gracias por la sugerencia y seguí esperando el cheque que debe estar al caer

Carlos Paredes Leví dijo...

Germánico:
Muy bueno.
Se ríen de los que esperan que Dios o la vida le regalen algo.

Anónimo dijo...

Una grata sorpresa descubrirte. Te seguiré la pista.

Carlos Paredes Leví dijo...

Gracias

Anónimo dijo...

De verdad que tristes tus relatos, dan pena,como tú. No sabes hacerlo mejor, normal que las mujeres te dejen, estás muerto en vida.
Y no es un crítica.........es un consejo

Carlos Paredes Leví dijo...

Mi intención no es dar pena. Por otro lado, no voy a entrar en aclarar qué es ficción y que realidad. Cada cuál que piense lo que quiera.
Gracias por el consejo, pero lo encuentro un poco cobarde enviarlo de manera anónima. Se ve que se te inflamó alguna fibra sensible.

Anónimo dijo...

No me parece de justicia decir que tus relatos son tristes. Algunos lo son pero, otros, son muy divertidos. Lo que me hace gracia es que la gente piense (y da igual que los escribas en primera o tercera persona) que son autobiográficos.
¿Cuándo aprenderán a saber leer, a dejarse de tópicos y a pensar por ellos mismos?.
ALICIA BERG
Un beso

Carlos Paredes Leví dijo...

Gracias Alicia. Te aclaro, no porque deba, sino porque quiero que con frecuencia me recreo en alguien que fui hace un año e incluso unos meses. Ahora, sin embargo, y como comentaba recién con otro colega de blog, estoy inmerso en la misión de romper con pesadas áncoras del pasado y proponerme una ruptura discernible con la realidad. Eso no quita que escriba cosas que sean tristes. Una cosa y otra tienen tanto parecido como un coco y un autobús.
Te reitero mi agradecimiento.