lunes, 12 de febrero de 2007

Empieza el espectáculo

El payaso, roto por dentro, con el corazón sordo y el alma castigada de profundas heridas, salió al escenario a hacer reír. Nadie sospechaba el sufrimiento que albergaba ese personaje de enormes zapatos, pantalones a cuadros, chaqueta multicolor y redonda nariz roja. El llanto interior que no salía, los aplausos que no escuchaba y esas risas que encontraba absurdas e incoherentes formaban parte de su cruel habitualidad. Lo mismo que el alcohol, que le insensibilizaba y ahogaba temporalmente sus tristezas.

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