domingo, 12 de abril de 2009

CITA

Le gustaba ése hotel. Construido inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial, presentaba una apariencia sólida y duradera, con mucha piedra caliza por fuera y rojizo mármol italiano en el interior. A cada paso, una palpable materialidad de añeja distinción se veía reafirmada por detalles como el brillo de embellecedores de bronce o los tonos oscuros de las maderas nobles del mobiliario. Incluso el personal parecía tener un aspecto vetusto, desde lo físico hasta en el vestir, como si ahí adentro el tiempo transcurriera a distinta velocidad que en el mundo exterior. Por eso, cada vez que Daniel entraba en el Majestic, se sentía invadido por gratas ensoñaciones de otras épocas y a su mente acudían maharajás y cabareteras, espías de potencias extranjeras, millonarios con amantes y decadentes actrices que se entregaban a vicios inconfesables en la penumbra de sus habitaciones. Recién cuando pasaba al elegante bar de la planta baja y echaba un primer trago a su whisky conseguía desprenderse de sus alucinaciones y centrarse en la realidad. Estaba allí, como cada semana, para encontrarse con una mujer y si bien no temía la cancelación de la cita, miraba el reloj con cierto nerviosismo, más propio de su natural impaciencia que de temores fundamentados. Por fin, cuando apenas pasaban cinco minutos de la hora fijada, Natalia irrumpió en la refinada estancia, vestida con un elegante abrigo de visón, un traje sastre negro con medias a juego y el pelo, aún húmedo, recogido en una coleta. La precisión de sus gestos y la energía de su andar, potenciaban su imagen de cuarentona burguesa y desenvuelta, dinámica y tan segura de su atractivo que consentía con desprecio las deseosas miradas de los hombres con que se cruzaba.

- ¿Quieres tomar algo? – le preguntó él
- No, mejor subamos – contestó ella con media sonrisa

En el cuarto, el 310, mientras Daniel abría la ventana y bajaba la persiana, Natalia se desprendía de sus prendas hasta quedarse únicamente engalanada con una sedosa combinación negra. Sabía que el negro contrastaba con su blanquecina piel y evidenciaba aún más sus aparentes encantos, inflamando la líbido de un amante deseoso de tomar posesión de su cuerpo.

- ¿Estás tomando algo para estar tan buena?
- Sí…….a ti

Tras la ducha, mientras se vestían, no podían evitar ver su satisfacción por el buen sexo compartido empañada por la frustración de tener que marcharse. Pero pronto se consolaban; la promesa de futuros encuentros les dibujaba una sonrisa sólo borrada cuando, al llegar a la calle, consultaban con aprensión sus respectivos relojes:

- Uy, se me ha hecho tardísimo querido, me voy corriendo a recoger a los chicos al colegio
- Sí, yo también me voy volando que tengo una reunión con un cliente
- ¿Podrías traer uno de esos panes de centeno tan buenos de al lado de tu oficina para la cena?
- Claro
- Te quiero, mi vida
- Y yo a ti, corazón.


*Dedicado a Arantza G. y Fátima Pombo.

27 comentarios:

Arantza G. dijo...

Bonita fantasía que bien podía ser real...
Gracias por la parte que me toca.
Es una buena forma de seguir manteniendo el calor.
Lo pensaré y tal vez, por qué no, lo ponga en práctica.
¿Eres vidente, o nos tienes calculadas por la forma de escribir?
Hoy te dejo un montón de besos. Me ha encantado lo que has escrito.

Remembranza dijo...

Muy bueno.
Para mi visón y pelo mojado,, nooo!
Un abrazo

Carlos Paredes Leví dijo...

Arantza G:
Seguramente hay más gente que se enreda en estas ficciones de la que nosotros sospechamos....
No, me temo que no estoy en poder de la videncia, así que sólo me queda conformarme con la intuición..
Un saludo.

Remembranza:
A mí tampoco me gustan los abrigos de visón. En cuanto al pelo, era húmedo, no mojado. Hay que tener en cuenta que ella se ducha y perfuma para el encuentro...
Un saludo.

Remembranza dijo...

Ah..

ana dijo...

No se porqué razón siempre me han servido de inspiraciòn los hoteles de épocas pasadas de emplendor
A mi esposo tambièn.
Que bonito relato ,imaginaciòn muy renovadora no?
Sobre todo cuando lo chicos son menores y tan necesitados de sus padres ,que le roban siempre esos momentos romànticos.

Juan Pablo dijo...

Supongo que es un buen artilugio para los matrimonios con hijos. La intimidad en la pareja es fundamental.
La paja también es fundamental.
Saludos, Charly.

Anónimo dijo...

Carlos,

Interesante movida. Como para pensar si se puede llevar de la ficcion a la realidad.

Saludos

Haim

Carlos Paredes Leví dijo...

Ana:
El romanticismo a veces sucumbe ante la cotidianidad y las responsabilidades diarias. Por otra parte, los edificios de antaño tenían un esplendor atrayente que no nos dejaban indiferentes. Hoy en día, mucho aluminio y cristal pero poco clima para soñar despiertos.
Un saludo.

Pradero:
Ya te estoy viendo alquilándote una habitación en el La Plata's Hilton...para vos solo y con el Playboy en la mochila.
Un saludo.

Haim:
La ficción es una especie de liberación onírica de la realidad....o algo así.
Un saludo.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Carlos,

Me mato con la frase...!

Mas complejo que el kreplak este que escribio mas arriba no se que cosa!

Saludos

Haim

Remembranza dijo...

Y, sí. Habla de la solucion final (no se de que) y la reclamación (tiene oficina de reclamos)
Krax no sabe que aquí profeta es Carlos, en su tierra... y Pelax es Pradero
Un abrazo

Carlos Paredes Leví dijo...

Kraxpelax:
Ah

Haim:
A mí también me mató. Curiosamente, estoy leyendo una novela de dos suecos en estos precisos momentos: Maj Sjöwall y Per Wahlöö (un matrimonio maestros en el género negro).
Un saludo.

Remambranza:
Seguro que este chitrulo viene de parte tuya, porque ya vi que dejó comentario en tu blog: Chitrulax.
Me hiciste reír con lo de Pelax...
Un abrazo.

Juan Pablo dijo...

Remembrex: sux my dix.
:)

Remembranza dijo...

Ni chitrulax ni.... quex Praderox?!
jax jax, ni en pedox.
Un abrazo

olhodopombo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
olhodopombo dijo...

que surpresa! ao final! muchas gracias,caballero!
,,, e tenho lido um bocado de encontros furtivos romanceados,,,
quem dera algum fosse real!

Carlos Paredes Leví dijo...

Pradero y Remembranza:
Pues sí que ha tenido éxito el comentario, o lo que sea, del nórdico..."ni en pedox" "sux my dix"?? ¡buenísimo¡
Saludos

Olhodopombo:
De nada, Doña.
Un saludo.

Makiavelo dijo...

Un hotel de los de antes,con sabor y con historia. Un museo para los flirteos sin prisas.

Saludos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Makiavelo:
Me gusta eso de museo para los flirteos sin prisas, y me trajo a la mente una escena narrada en un cuento, de Alberto Moravia, donde los protagonistas (masculino y femenino) echan un polvo en una antigua cama expuesta en un museo.
Un saludo.

TortugaBoba dijo...

Bonito relato, y deja de compartir tus fantasías Carlos, que se va a llenar el hotel de parejas que se ven a diario y no va a quedar sitio para ti y Mariel.
Curioso libro el que lees, ¿de dónde sacas? ¿Tienes un proveedor de títulos?
¡Pradero!!!
Besossss

Carlos Paredes Leví dijo...

TortugaBoba:
Mariel y yo no somos dados a frecuentar sitios llenos de gente....somos misántropos moderados.
El libro al que hacía referencia, es una recopilación de cuentos: "Otra vida", de mi admirado Alberto Moravia (Pincherle).
Un saludo.

TortugaBoba dijo...

Misántropo moderado:
Yo me refería al otro libro, al de los suecos, que mira que es raro. Moravia me encanta, cuando termine el de Borges me regalo uno de Moravia.
Beso.

Isabel chiara dijo...

Ya me dirás cómo son los suecos. Moravia tiene un especial encanto para relatar las relaciones sexuales (dicen que era un ligón, jajaja).

Este cuento me recordó lo necesario que es salir de la rutina y de las convenciones. Lástima que las economías personales no den para esos encuentros matrimoniales. Aunque pensándolo bien, y por supuesto sin ningún glamour, las "soluciones" en el auto son un apaño, jajaja.

Yo veía a la Hepburn, con gafas negras y perlas al cuello.

Un beso

Carlos Paredes Leví dijo...

Isabel Chiara:
Yo, por mucho que suponga romper la rutina, te confieso que no me tienta echar un kiki en un R-4 amarillo y abollado....me quedo con un hotel como el del texto.
A la Hepburn le pegaba un entorno semejante.
Un saludo.

ana dijo...

Que busca don Carlos Paredes Levi con su lámpara ,seguramente no perdirà el tiempo-como Diógenes -buscando un hombre.
El es un hombre normal y seguramente está buscando a la mujer de sus sueños.
La lámpara es de alto voltaje para no chasquearse con el largo de las piernas.

samuel dijo...

Nunca hay que renunciar a la fantasia.
Me encanta la sorpresa final de muchos relatos aca. :)

Carlos Paredes Leví dijo...

Ana:
Yo me temo que no tengo lámparas, así que me muevo a oscuras.De todos modos, hace tiempo que no busco nada porque, muchas cosas se encuetran sólo si no son buscadas.
Un saludo.

Samuel:
La fantasía es una opio necesario para sobrevivir.
Gracias.
Shabat Shalom.