lunes, 20 de octubre de 2008

AFINIDAD ÉTNICA (en Madrid)

El local era nuevo y estaba situado en pleno centro, en una zona frecuentada por artistas de medio pelo y bohemios decadentes. Pero yo no acudía a él por esto sino por las especialidades culinarias que ofrecía. Regentado y trabajado por argentinos, su reducida pero segura carta, me permitía la degustación habitual de empanadas de carne, milanesas a la napolitana o una ración de fugazza, a precios módicos y acordes con los horizontes de crisis que se asomaban inmediatos. Además, sus restringidas dimensiones encerraban, de continuo, a paisanos cuyo hablar melodioso me ponía nostálgico de vivencias pretéritas y celoso de su acento porteño.

Un buen día, el pasado martes 30 de septiembre para ser más concreto, me senté en uno de sus taburetes altos pegado a un ventanal a comerme una empanada y tomarme una Quilmes, con la culpa de ser Rosh Hasahaná y estar ahí sentado en vez de hacerlo, trajeado y perfumado, en uno de los bancos de la sinagoga. Pero no me iban las celebraciones y no me bancaba a determinados elementos de la Colectividad. Mientras mordisqueaba la masa caliente y rellena recién sacada del horno, reparé en la sugestiva presencia de una mina que acababa de entrar y hacía su pedido: una Quilmes, una empanada de queso con tomate y albahaca y otra de pollo. Tendría unos treinta y pocos, morena, tirando a alta, con ojos inteligentes, una melena oscura abundante con tendencia a la ondulación y una conjunción facial que le confería la etiqueta de “sumamente atractiva”. Vestía con un estilo canchero de pantalones Leví’s desgastados y sin cinturón, unos zapatos casi masculinos y una camisa blanca bajo una campera de cuero que evidenciaba su orígen argentino. Tras ojear el exiguo recinto, tomó asiento a una mesa cercana a mí y de su bolso, tan argentino como la campera, extrajo un libro y se puso a leer. No tardó en descubrirme observándola. Al principio, hizo caso omiso de mi involuntaria insolencia hasta que, dada mi insistencia, detuvo la lectura y se me quedó mirando, no con mala cara, pero sí demandando una explicación a mi actitud.

- perdoná, pero me quedé fascinado de que estés leyendo “El rufián moldavo”…..

- ¿sos argentino? – preguntó deduciéndolo de mis usos verbales

- sí, soy porteño….

- ajá...- asintió con la cabeza y añadió - ¿y por qué te sorprende tanto que esté leyendo a Edgardo Cozarinsky?

- porque es un libro que me gustó mucho y la mayoría de la gente que veo leer en el Metro o los bares….lee otras cosas….

- ¿A Best Sellers te referís?

- y a algo peor…..a porquerías

Sonrió y cerró el libro, gestos ambos que me empujaron a acercarme a su mesa.

- ¿te importa si me siento?

- para nada….

- Me llamo Carlos

- Yo, Alejandra

Presentados, charlamos un rato acompañando nuestras palabras de un par de rondas más de Quilmes y un milanesa compartida (son enormes) antes de despedirnos. Para entonces, yo ya sabía que su padre era urólogo, que había vivido toda su vida en Villa Crespo hasta su llegada a Madrid hacía tres años, que trabajaba en Publicidad, que vivía sola con un gato, que para Enero iba a cruzar el charco para ver a la familia, que tenía una hermana casada en Israel y que el Destino había sido generoso al ponérmela en el camino y sería muy cruel si me la apartara tan pronto……así que, antes de irme, fingiendo un compromiso familiar ineludible en virtud de disimular el deslumbramiento que me había producido y aparentar cierta mesura y moderación que se contraponía con la efervescencia que sentía, le pregunté con intención…

- ¿voy a volver a verte?

- Sí querés, sí - me dijo con naturalidad, como si la respuesta fuera obvia

- Que así sea, entonces – sentencié sin caer en la habitualidad de pedirle el teléfono o tener que ofrecerle el mío – chau entonces, me alegro de haberte conocido….

- Yo también…..ah, y Shaná tová

- ¿Cómo sabés? – la inquirí sorprendido parado junto a la puerta

- Porque se te nota – declaró con una enorme sonrisa

- Ah – dije, y salí por la puerta, sin entender, pero feliz como un idiota, creyendo que estas cosas sólo pasaban en las novelas o las películas.

http://www.youtube.com/watch?v=3zD9W9SZj9w

32 comentarios:

Anónimo dijo...

Carlos,

Toparse con una "Jewish girl" en un cafe-restaurante Argentino en Madrid es una gran casualidad. A menos, claro, que Carlos se bajo del metro por la estacion Iglesias, y entro a uno de los barsitos que hay por calle Juan de Austria, un sabado al 1/2 dia.

Pero bueno, sopresas te da la vida (Pedro Navaja).

Seguiremos atentos a la histora.

Saludos

Haim

Carlos Paredes Leví dijo...

Haim:
Veo que está usted bien informado.....en la misma calle que cita, hay un restaurante que acaso conozca....
Las casualidades son así: vienen cuando menos las esperas y no tienen nada de casual...
Un saludo.

PD: Es Iglesia, y por allí acudo a tomarme, en otro bar argentino, café acompañado de algún alfajorcito de dulce de leche......o tomarme una cervecita negra con un aperitivo de sardina ahumada en conserva...

Anónimo dijo...

No me diga ahora que este post tampoco es autobiográfico. ¡vamos¡

Churra dijo...

Es que estas cosas solo pasan en la novelas y en las peliculas si fuera de otra manera no tendria nada de extraordinario....
Besos

Carlos Paredes Leví dijo...

Churra:
A veces, aunque le cueste creerlo, éstas cosas nos suceden en la realidad y entonces, nos damos cuenta que, lo extraordinario, se materializa cuando menos lo esperamos ......y cuando más necesitamos.
Un saludo.

Remembranza dijo...

Extraña las empanadas y las mila, no?
Ah! y a veces ocurren cosas más extraordinarias que estas.
Un abrazo

Carlos Paredes Leví dijo...

Remembranza:
Me gusta ir a esos sitios, porque hay más argentinos y, cada tanto, viene bien tomarse una empanadita o una milanesa napolitana....
Le confieso que, a mí, todavía no me ocurrieron cosas más extraordinarias que ésta (en este lugar, digo).
Un saludo.

Anónimo dijo...

Pero Carlos ,ya que UD YA NO AGUANTA A LOS GALLEGOS ,yo creí verlo a Kalman junto a Fortu conversando animadamente en el TORTONI ,mientras miraban en forma insistente a dos muchachas cancheras que estaban prestas al levante.
Justo cuando creo verlo,pués siempre engancha por esta zona , a don Kalman se le da por conquistar
allende el oceano.

Juan Pablo dijo...

Se dió cuenta porque llevarías la Kipá puesta?. O nunca la usás? y en ese caso, podrías aprovechar para instruirme y decirme porqué algunos la usan y otros no?.
Gracias Charles.

Juan Pablo dijo...

Perdón por el comentario en segunda persona en lugar de tercera persona, fué un lapsus.
;)

Carlos Paredes Leví dijo...

Ana María Parente:
No es que no los aguante, sino que llevo mal ver el deterioro de lo que me rodea. Comprobar cómo cada vez se lee menos, se entiende menos y se cae sin pudor en la estupidez galopante, fruto de la falta de criterio y una pervertida ingnuidad ignorante.
No estaría nada mal un cafecito, en buena compañía, en el Tortoni, mirando pasar a minas receptivas y hablando de temas "elevados".
Un saludo.

Carlos Paredes Leví dijo...

Juan Pablo:
La kipá se pone dentro del templo, básicamente, QUienes la llevan todo el tiempo, son personas muy religiosas. Se usa a modo de separación entre D-os y el hombre, como un gesto de humildad...
No, no sé porqué la mina se dió cuenta o sí lo sé pero es difícil de explicar. Quise dar la idea de algo más impalpable, algo que se siente, que se nota aunque no se vislumbre....de ahí el título del post....

Isabel chiara dijo...

Pues sí que es casualidad. Este tipo de encuentros en la tercera fase no son muy corrientes; aunque a veces sucede que uno está delirando con sus asuntos y se fija en alguien que está sentado al lado, en el bus, o tomando café en una barra y se presiente que tiene algo especial. Lo malo es que por lo general seguimos nuestro camino por pudores y miedos inculcados.

Es cierto que da un poco de asco lo que se ve alrededor. Te entran ganas de hacer las maletas y echarte al monte a contar hormigas.

Besos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Isabel Chiara:
Yo creo que estas cosa pasan, porque nos tienen que pasar y ya está. Darle más vueltas al asunto o especular con los porqués, no nos llevan a ninguna parte aunque, reconozco que es inevitable hacerlo, porque suponen una gozosa ruptura con nuestra cotidianidad, tan marcada por el tedio y la repetición....
Yo veo un deterioro cultural y moral que me aterra...
Un saludo.

la cocina de frabisa dijo...

Sabes lo que te digo? que a mí esta forma de ligar tan sensual (sí, me erotizan los intelectuales) mezclando atracción física con gustos literarios afines, no me puede rechiflar más.

Por cierto, me apunto a Edgardo apellidodifícil, me averguenza decir que no conozco nada suyo. No importa, lo remediaré en breve.

un beso

(Simpático tu comentario a mi papi, eres muy rico)

Unknown dijo...

mmmm Alejandra, como en el libro de Sabato, para que dar señas o datos si la vida es un gran mapa con caminos cruzados... se volverán a ver seguramente!

la esperanza es un virus resistente a la realidad!

saludos

Carlos Paredes Leví dijo...

Frabisa:
Sí, coincido con usted....no hay nada más erótico que el intelecto respaldando lo físico...
Cozarinsky es poco conocido en España. Me gustó "El rufián moldavo", editado aquí el año pasado en Seix Barral...
Gracias.
Un saludo.

Carlos Paredes Leví dijo...

Ma. Candela:
La esperanza es un acto de resistencia y empecinamiento ante ésa realidad que no nos gusta....
Un saludo.

©Claudia Isabel dijo...

Bueno, no es muy común pero ocurre...los desafíos nos rodean, solo hay que estar atentos y dar el salto...
Me encantó...cómo sigue?
Besos

Carlos Paredes Leví dijo...

Claudia Isabel:
No sé cómo seguirá....pero, por lo pronto, sólo puedo decir que el interés parece mutuo....
Un saludo, y sigo atento, a ver si me toca saltar...

Unknown dijo...

la realidad siempre es superada por estos espejismos que llamamos sueños...

Buena Prensa dijo...

Carlos, gracias por el comment en el post "AMIA y Yom Kippur". Espero, si sos tan amable, que envíes por email el post a todos tus contactos. La idea no es sólo que la gente tome conocimiento de lo que está pasando, sino que tome la iniciativa y se haga socia de AMIA. Que abandone la pasividad. Me encantaría que se vuelva una cadena de emails masiva entre la comunidad judía convocando a asociarse a AMIA.
En fin, de vuelta, gracias por comentar y te pido ese favor.

Saludos,
BP

Carlos Paredes Leví dijo...

Ma. Candela:
Bueno, y quién le dijo a usted que esto fue un sueño ? Ya sabe que no me gusta andar diciendo si tal o cual cosa es autobiográfica pero, de vez en cuando, cuelo alguna situación vivida personalmente......
Un saludo y gracias por esa invitación que le hizo a Fortunato para tomar un oporto (con uno él nunca tiene suficiente).

Carlos Paredes Leví dijo...

Buena Prensa:
No me des las gracias, porque fue un gusto. Con respecto a lo otro, cuenta con ello: transmitiré a mis conocidos de la Cole esa iniciativa tuya..
Shabat Shalom.

Makiavelo dijo...

Carlos, hablando de películas, el papel le pega a un Richard Gere y el de la morenita a una Loren jovencita.

¿Hubo postre?

Saludos.

Carlos Paredes Leví dijo...

Makiavelojohn:
El postre, queda para otro día. No muy lejos de ahí, hay una heladería argentina donde se puede degustar un estupendo helado de dulce de leche...(a esto se refería used, no ?).
Un saludo. La Loren, de jovencita, se rompía de buena que estaba y ante sus portentos mamarios, uno no podía abstraerse de su condición de mamífero...

Isabel chiara dijo...

Me pierdo, vuelvo y veo que están en las suyas, señores, piropeando a la Loren.

No sé si será el otoño, que estamos perros, o que el cerebro empieza a secarse, pero yo ando con una atonía mental del car... Que no sé por dónde empezar. Échenme una mano, pónganme los deberes, lo que sea, que voy a terminar entontecía.

Y sin el biberón en casa (el internet, se sobreentiende).

Carlos Paredes Leví dijo...

Isabel Chiara:
Esa señora se merece eso y mucho más....
La verdad es que este otoño viene pegando duro. Cada vez escribimos menos, nos perdemos más en especulaciones mentales estériles, y el tedio y la melancolía parecen colarse por todas partes...Yo, no hago más que leer y pasear. Hay que aguantar el tirón, amiga y, mientras tanto, joderse.
Un saludo.

qué jodido es estar sin Internet ¡¡

Anónimo dijo...

Eh, eh, eh

Esa historia promete!!!, cuente cuente señor Leví, que esas historias sabe usted que son mi debilidad!!!

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
Yo no puedo contar todo.....tenga en cuenta que yo valgo más por lo que callo que por lo que cuento...
Un saludo.

t dijo...

Cómo no le pidió el teléfono ?????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????????

Carlos Paredes Leví dijo...

Soy el que soy:
Prefiero verle la cara...