lunes, 28 de abril de 2008

SIDNEY y OLGA

Los siguientes acontecimientos me fueron confiados por mi amigo y maestro Fortunato Archevolti, frente a una parrillada mixta, de carne, y una botella de Ribera del Duero. Poco importa el dónde y el cuándo, pero convengamos que fue en Madrid el pasado verano. Con su expreso permiso, paso a compartirlo, intentando ser lo más fiel a la narración original y esperando sirva de algo a quienes se vean en análoga tesitura.

Sidney Luzzatti era un mimado y privilegiado hijo de la alta burguesía milanesa. Junto a una exquisita educación y extraordinaria cultura, desde siempre palpitó en él un afán de notoriedad y de imponerse en aquello donde otros fracasaban. Su vida era un constante demostrar al mundo, o a quién fuera, que él era un elegido, un ser casi mítico capaz de coronar con éxito las cimas de lo imposible. Su familia, enquistada desde antiguo en la casta dominante, alentaba estos patológicos comportamientos con arraigado empecinamiento y temeraria inconsciencia. Sin embargo, más tarde o más temprano, cada cual encuentra su horma y la vida se ocupa de castigar la soberbia, poniendo en marcha intrincados mecanismos punitivos.

Nada sospechaba el altivo Sidney cuando en su camino se cruzó Olga Cantarelli. Apenas se la presentaron, quedó encandilado, no por sólo por el rotundo atractivo físico de la dama, sino por la cadencia de su voz al hablar, la elegancia que acompañaba sus más mínimos gestos y un halo etéreo que rodeaba su figura y provocaba que todo el mundo quisiera conocerla, en lo bíblico y en lo profano. Pero todo era apariencia. El tiempo en común, le permitió darse cuenta (tarde) de que la esencia de Olga era mucho más ligera que lo que presagiaban los signos externos y que la frivolidad nadaba en esas aguas internas al cobijo de una gruesa capa de simulación.

Cegado como estaba, tardó casi un año en armarse de valor y apartar la venda que cubría sus ojos. Entonces, horrorizado, comprendió y halló certeras respuestas, obvias para cualquier tuerto. Entendió que una mujer enamorada no desaparece misteriosamente durante días y permanece incomunicada con su amado, que no coquetea con otros hombres, que se autoimpone ciertos compromisos y acepta algunos sacrifios o renuncias si así lo requiere un futuro común. La lucidez le hizo ver que únicamente había sido un peón en manos de un ser cuyo único interés era la dialéctica del poder y el desplazamiento social. Había despreciado con altanería las advertencias de sus amigos y los llamados del sentido común, traspasado con creces el umbral de la tolerancia y sufrido un trastorno de los sentidos que a punto estuvieron de borrar el único resquicio de sensatez al que pudo aferrarse: romper con ella.

Transcurridos dos años desde la ruptura, un Sidney, alejado de los negocios familiares , triunfa como presentador de la RAI y trabaja en su segunda novela, después de una primera celebrada por público y crítica. Olga, por su parte, tampoco desaprovechó el tiempo y tras un sonado affaire con un conocido banquero, se casó con Silvio Sonnino, presidente de Alitalia y pariente lejano de Sidney.

22 comentarios:

Isabel chiara dijo...

Me encantan las historias de mujeres perversas y tipos empecinados. Nunca acaban bien, es imposible meter a dos gigantes en una cama. Al final, uno de los dos terminará arrimando el culo más de lo debido y desplazando al otro al frío suelo.

Muy bueno, por sus connotaciones épicas. Si al final todos estamos hechos de la misma materia... como decía el buen shake (lo de los sueños me lo reservo para unos cuantos)

Un saludo

Carlos Paredes Leví dijo...

Isabel Chiara:
A mí también me encantan esas historias, por eso soy tan sensible al cine negro y la novela negra (ésta que usted maneja a las mil maravillas).
No se puede mantener una relación en exceso desequilibrada, a no ser a costa de la infelicidad de una de las partes.
Un saludo.

Isabel chiara dijo...

Mi negra está perdida en un vuelo a nueva york y en el mapa de long island, que es tan grande...

Por cierto, excelente eso de "más tarde o más temprano, cada cual encuentra su horma y la vida se ocupa de castigar la soberbia, poniendo en marcha intrincados mecanismos punitivos". Mi madre es de las que dicen "pon la paciencia en una esquina y los verás pasar". Pero yo no me lo creo, parece que los mecanismos están más que oxidados y no rulan bien.

Carlos Paredes Leví dijo...

Isabel Chiara:
Con eso de la soberbia, me refiero a cómo esos que se jactan de "yo jamás...." "yo nunca....." sucumben a sus declaraciones y son castigados por la vida. Por desgracia, los mecanismos de castigo a veces se oxidan y muchos criminales mueren plácidamente en sus camas, tras una vida de excedentes a costa de sus víctimas.
Me encantan sus datos geográficos, porque me meten dentro de sus historias con gran facilidad.
Saludos.

Anónimo dijo...

La "femme fatale", un gran personaje, algunas tendríamos que aprender un poquitico y ser algo más listas para que, como bien dice ichiara, no nos den un culazo y nos tiren de la cama jajajaja.

Besos!!

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
No me diga que envidia el papel de femme fatale...??¡¡
Un saludo.

Anónimo dijo...

ups, yo había hecho un comentario a eso ya!!!
Bueno me reitero:

He dicho, "un potiquitico", ese papel no me gusta, pero dormir a menudo en el suelo tampoco jajaja

Besos

Carlos Paredes Leví dijo...

Mavi:
Usted se merece un papel mejor, y se lo digo yo, que como bien sabe, siempre tengo razón....
Un saludo.

Claudia dijo...

A él, la vida le dio una lección. Al menos, tuvo el suficiente valor para alejarse de ella, sé de algunos que se habrían quedado a los pies de una mujer así.
A ella, al parecer todo le ha salido bien, pero no dudo que cualquier día de estos el autor nos sorprenda con la historia de lo que "la vida se ocupará de castigarle".

Juan Pablo dijo...

Es una cuestión de Hormas. Algunos la tienen standard y se contentan con cualquier cosa y los hay más exigentes, que buscan siempre las mejores alternativas...

Carlos Paredes Leví dijo...

Claudia:
Sí, hay veces que un revés en la vida supone un positivo cambio de rumbo.
Ella, de momento, va zafando pero no es descartable que un día u otro se lleve una desagradable sorpresa existencial. Acaso en estos mismos momentos, los mecanismos punitivos ya estén accionados...
Un saludo.

Carlos Paredes Leví dijo...

Juan Pablo:
Sí, cada uno/a puede hacer lo que estime oportuno en su vida....yo, por ejemplo, tengo principios y hay cosas que ni me las planteo y otras, que ni las tolero. Seguro que a usted le ocurre lo mismo, y a la gran mayoría de los que entran en mi blog porque por algo nos atraemos.
Un saludo.

la cocina de frabisa dijo...

Dicen que el que mal anda, mal acaba, sin embargo, no parece el caso. Cada uno por separado han escogido sus caminos que no se sabe si su felicidad.

A veces determinadas personas consiguen sacar lo peor de nosotros mismos, sin embargo otras generan un comportamiento totalmente distinto.

Lo que es verdad es que las historias sentimentales desgarradoras, tormentosas y apocalípticas me encantan en literatura pero nada más lejos de querer vivir algo así, uffffffffffffff, sudo de pensarlo.

un beso

Carlos Paredes Leví dijo...

Frabisa:
Como bien señala, este tipo de historias están bien para leerlas pero no para vivirlas. Si una relación no nos produce bien y deja de ilusionarnos, es mejor ponerle fin antes de que acabe con nosotros.
Sin embargo, algunas se perpetúan porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Un saludo y quedo a la expectativa de la próxima entrega de sus memorias orientales....

PD: vió algo de Tato Bores(Z'L)en youtube ? ¿Lo conocía?. Era muy famoso en Argentina y murió hace más de diez años a causa de un cáncer de huesos.

Raquel Barbieri dijo...

Qué bueno el círculo que se cierra cuando Silvio Sonnino resulta ser pariente lejano de Sidney Luzzatti.

Me deja pensando en que Olga, de un modo u otro, buscó (no sé si de manera consciente o inconsciente) perpetrarse dentro de la misma tribu. Aunque por veleidades de ella, su relación con Sidney se precipitó hacia el fracaso. Olga no buscó después a un Harrison Holyfield, a un Fernández, a un Mayer, sino a un Sonnino, pariente lejano de su ex...

Me gustó el relato italianissimo

Dos saludos, Carlo :)

Carlos Paredes Leví dijo...

Raquel:
Sí, me gustó lo del parentesco porque, como dice usted, significaba como un círculo cerrado, aunque quizás concéntrico.
En cuanto a Olga, tal vez hubiera en ella algo que se escapó al análisis de otros y en realidad buscaba emparentar justo con esa tribu de los Luzzatti, Sonnino, Sinigaglia, Segre, Orvieto, Momigliano, etc.
Dos saludos.

Raquel Barbieri dijo...

... Conegliano, Modigliani, Bassani, Fubini, Levi, Montalcini, maybe?

Dos saludos:)

Carlos Paredes Leví dijo...

Raquel:
Veo que usted está puesta en la materia....Muchos corresponden a nombres de localidades.
El otro día leí que el presidente de Alitalia se llama Maurizio Prato.
Entre ése apellido y ése nombre, la ecuación me dió el resultado esperado.
Dos saludos.

Sibyla dijo...

Pienso que Olga emparentó con personas de un círculo, al que sin ninguna duda se les podría aplicar el refrán:
"Son los mismos perros, pero con diferentes collares..."

Saludos:)

Carlos Paredes Leví dijo...

Sibyla:
Ahí no sé si coincido con usted....porque, en mi suponer, Sidney demostró, tras la lección que le dió la vida, que estaba hecho de otra pasta. O quizás no, porque el pobre terminó trabajando en televisión....
Lo que no me queda claro, es cómo es amigo de Fortunato.
Saludos.

Sibyla dijo...

Tal vez los unió la escritura...
Ambos han obtenido éxito, escribiendo novelas celebradas por público y crítica.

Salud!

Carlos Paredes Leví dijo...

Sibyla:
No, porque ya eran amigos de antes....
No sé, ya le preguntaré a Fortunato un día de éstos.
Un saludo.