lunes, 12 de febrero de 2007

Visión

Esta mañana, casi al mediodía, y tras desayunar en un bar, entré en una fotocopiadora del barrio a copiar unos textos. Nada más entrar en el establecimiento tuve la visión. Un armonioso cuerpo femenino, eslavo a más señas, se presentaba ante mis ojos con los atributos de una aparición. Correspondía a una muchacha de no más de 1,60 de estatura, con rostro más que agraciado y una voz que realzaba, aún si cabe, el encanto superlativo que saltaba a la vista. Me miró y la miré. Sentí cómo se aceleraba mi ritmo cardíaco y un claro mensaje llegaba de mi bajo vientre. Flechazo. Improbable que vuelva a verla y en caso contrario, no sería más que para ratificar mi sospecha de que está casada con algún oso ucraniano al que habrá recompensado con un par de hijos (como si el día a día con semejante bellezón no fuera por si mismo una bendición). Así es la vida.
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