La primera vez que lo ví no lo reconocí, aunque tuve la sensación de que no me resultaba del todo desconocido. Sentado en un banco del Parque Centenario, se servía vino en una copa de fino cristal veneciano de color verde, con la mirada extraviada y dando la impresión de estar un poco aburrido. Su semblante era la de un dandy, de un burgués bohemio que llevaba una existencia desocupada y solitaria, al margen de los apuros que impone la vida moderna y ajeno a las miradas curiosas o reprobatorias. Vestía traje negro y una camisa blanca sin corbata, calzaba unos zapatos de inconfundible diseño italiano y no aparentaba más de sesenta y pocos (más tarde me enteraría que pasaba con holgura los setenta), favorecido por un bronceado playero que contrastaba con sus cabellos canosos muy cortos y una barba desarreglada del mismo color. Con miedo a pasar por maleducado, desvié mi mirada de él y continué mi paseo, impresionado por una imagen que se me antojaba muy literaria o cinematográfica y reafirmado en la sospecha de conocerlo de algo. “En cuanto llegue a casa, me pongo a investigar”, me dije a mí mismo.
Al día siguiente, olvidado el propósito de búsqueda, volví a encontrarlo, en el mismo banco y en idéntica actitud, con la variante de que ahí vestía pantalón de lino beish con remera negra y la botella de vino era de otra marca. Nada más regresar a mi departamento me puse a buscar ansioso en las solapas de los libros, presintiendo que podría ser algún escritor. Mi pálpito resultó acertado y después de un breve registro reconocí, con moderado asombro, sus actuales facciones la vieja foto de un hombre jóven de rostro aniñado y sonrisa tímida en una primera edición de “Amor voluble”. Junto a este ejemplar, se encontraban apilados otros títulos del mismo autor, como: “Historias de rufianes rioplatenses”, “Sudestada”, “Amores súbitos”, “Eras vos”, “Tiempo de prejuicios” y “El testigo escondido”. Los extendí sobre la mesa del living y observé con atención las distintas fotos del autor, que correspondían a los años 1954, 1959, 1962, 1967, 1974, 1980 y 1992. En ésta última no quedaba mucho de aquel muchacho aunque seguía persistiendo un aire reconocible en la mirada y los rasgos angulosos que comenzaban a adivinarse.
Al tercer día, acudí nuevamente al parque con el libro “Amor voluble” bajo el brazo. Decidido en mis dudas, tomé asiento en una esquina del banco donde él se encontraba, con su habitual botella y copa. Simulando leer, me esmeraba en inclinar el libro de tal modo que pudiera ver con claridad la portada y esperar así su posible reacción. Al principio parecía hacer caso omiso de mi presencia hasta que, por fin, pude apreciar su mirada de soslayo y una sonrisa dibujándosele en los labios. Consciente de mis intenciones, aún me hizo aguardar unos minutos, encendiendo un cigarrillo y fumándolo con parsimonia antes de dirigirme la palabra:
- Cuando le parezca bien se lo firmo jóven…. – me dijo con voz un tanto áspera
- Discúlpeme, pero no sabía cómo abordarlo…..no todos los días se encuentra uno a Rodolfo Sigal en un parque….
- Está bien, no se preocupe, dígame como se llama y le garabateo una breve dedicatoria – sentenció tomando el libro entre sus manos y sacando una lapicera del saco, con una naturalidad extraña dada su prolongada desaparición de la vida pública.
Cuando le confesé mi nombre se me quedó mirando, con las cejas arqueadas y gesto interrogativo. Sin duda, tenía referencias mías y, en mi vanidad quise incluso imaginar que había leído alguna de mis obras. Resultó ser así porque lo siguiente que me dijo fue:
- Me gustó su libro de cuentos “Decíme mentiras”
- ¿En serio? - inquirí con falso asombro
- Sí, soy muy sensible a ésas historias donde se evidencia que en el amor no existe el libre albedrío y uno no puede decidir de quién va a enamorarse…
- Gracias – balbuceé - y dígame don Rodolfo, ¿para cuando una nueva novela?
- No, jóven, mi época de escritor ya pasó…me cansé de escribir y ya no tengo historias interesantes para compartir….ahora disfruto como lector y únicamente me permito, de tanto en tanto, la travesura de escribir sesudos artículos de filosofía, política internacional o deportes, valiéndome de pseudónimos como Jaime Puig, Osvaldo Varela, Julio Shaffer…
A fin de cuentas, como tengo la cuestión económica solucionada (él y su hermano heredaron las célebres Ferreterías Austral y varios miles de hectáreas en la Patagonia), puedo dedicar mi tiempo al ocio indiscriminado, la contemplación serena de la cotidianidad, el ejercicio aleatorio de excentricidades y mi gusto por el vino…en definitiva, soy un espíritu libre al servicio de mis impulsos…
Tras una parada teatral, añadió:
- O eso, o es que me quedé sin ingenio y sin nostalgias…..y no se puede ser artista sin haber perdido algo. Soy viejo pero no un viejo choto, así que reivindico lo gerundial, no lo pretérito…
Después, me ofreció un cigarrillo y continuamos hablando pero ya no de él sino de otros escritores, mujeres y fútbol, hasta que la conversación se agotó y nos quedamos en silencio mirando el entorno. Finalmente, nos despedimos con un apretón de manos y una sugerencia de su parte:
- Por cierto, jóven, el próximo día traígase una copa porque la mía no la comparto….Manías de viejo, sabe usted…?
viernes, 5 de junio de 2009
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31 comentarios:
no se puede ser artista sin haber perdido algo.
Creo que es verdad. La sensibilidad de un "siempre ganador" no es comparable.
Samuel:
Sí, yo también pienso lo mismo. En tiempos pasados, cuando mi vida era equilibrada en todos los campos, no escribía absolutamente nada.
Shabat Shalom.
Muy, pero muy bueno
Un abrazo
Su relato me sugiere:nostalgia ,el hecho de que muchas veces las carencias provocan la inspiraciòn y otras muchas cosas
Comienzo ,Ud dice que mi vida tiene circunstancias interesantes ,le contarè una pero más bien dirè que hago interesante lo cotidiano.
En el barrio de mi adolescencia vivìa un poeta conocido de mi provincia ,yo pasaba todos los dìas por su puerta y el señor èste:entre los efectos del alcohol y su caràcter de rejuvenecimiento senil se habìa prendado de mi jòven figura.
Como este buen hombre era amigo de mi señora madre YO LE TENIA UN RESPETO MAYUSCULO ,dado que mi madre repetìa que era un genio literario.
Una madrugada regresábamos de una fiesta y me lo encuentro en una esquina con la botella de vino y el vaso totalmente ebrio.Del susto NI SIQUIERA LO SALUDO.El beodo ante mi desdén y provocando los gritos altisonantes de mis amigos se para y-con un olor insoportable a alcohol -me quiere dar un beso.
Antes de que pudiera lograr su cometido dos de mis amigos ,fortachones ellos ,le cruzan los brazos por la espalda como a los delincuentes.
Recuerdo que luego del incidente el pobre borracho cada vez que pasaba por su puerta se entraba avergonzado.
Un día,tenía que rendir inglès e iba repitiendo pronunciaciones , significados y construcciones TOTALMENTE EN OTRO MUNDO y de golpe me enfrento al poeta beodo.
Me diò tanta ternura con el pobre viejo:me entregò una caja de bombones con una rosa tè arriba y un sobrecito adornado.Cuando termina mi exámen lo abro y era UN POEMA MAGNIFICO CON UNA DEDICATORIA PIDIENDO PERDON.
Después de ello se portaba conmigo como un fino caballero y al poco tiempo-de tanto tomar-el pobre muriò.Curiosamente en los primeros minutos del año nuevo.
En cuanto a lo segundo pienso que muchas veces ,las situaciones en que no hay dinero y las cosas no son tan còmodas como uno desea instan a la persona a desarrollar su cualidades literarias ,como asì tambièn la falta de amor .Por eso tambièn es comùn que luego de solucionar problemas de amor y de subsistencia muchas personas dejan o pierden sus inspiraciòn.
Su relato me sugiere:nostalgia ,el hecho de que muchas veces las carencias provocan la inspiraciòn y otras muchas cosas
Comienzo ,Ud dice que mi vida tiene circunstancias interesantes ,le contarè una pero más bien dirè que hago interesante lo cotidiano.
En el barrio de mi adolescencia vivìa un poeta conocido de mi provincia ,yo pasaba todos los dìas por su puerta y el señor èste:entre los efectos del alcohol y su caràcter de rejuvenecimiento senil se habìa prendado de mi jòven figura.
Como este buen hombre era amigo de mi señora madre YO LE TENIA UN RESPETO MAYUSCULO ,dado que mi madre repetìa que era un genio literario.
Una madrugada regresábamos de una fiesta y me lo encuentro en una esquina con la botella de vino y el vaso totalmente ebrio.Del susto NI SIQUIERA LO SALUDO.El beodo ante mi desdén y provocando los gritos altisonantes de mis amigos se para y-con un olor insoportable a alcohol -me quiere dar un beso.
Antes de que pudiera lograr su cometido dos de mis amigos ,fortachones ellos ,le cruzan los brazos por la espalda como a los delincuentes.
Recuerdo que luego del incidente el pobre borracho cada vez que pasaba por su puerta se entraba avergonzado.
Un día,tenía que rendir inglès e iba repitiendo pronunciaciones , significados y construcciones TOTALMENTE EN OTRO MUNDO y de golpe me enfrento al poeta beodo.
Me diò tanta ternura con el pobre viejo:me entregò una caja de bombones con una rosa tè arriba y un sobrecito adornado.Cuando termina mi exámen lo abro y era UN POEMA MAGNIFICO CON UNA DEDICATORIA PIDIENDO PERDON.
Después de ello se portaba conmigo como un fino caballero y al poco tiempo-de tanto tomar-el pobre muriò.Curiosamente en los primeros minutos del año nuevo.
En cuanto a lo segundo pienso que muchas veces ,las situaciones en que no hay dinero y las cosas no son tan còmodas como uno desea instan a la persona a desarrollar su cualidades literarias ,como asì tambièn la falta de amor .Por eso tambièn es comùn que luego de solucionar problemas de amor y de subsistencia muchas personas dejan o pierden sus inspiraciòn.
Bueno, los poetas más grosos sufrieron mucho, y una cantidad considerable, optó por el suicidio. Esto no es casual, sin duda el dolor lleva a escribir pero obviamente no cualquiera está capacitado para hacerlo bien, quiero decir que Talento+dolor no siempre es suficiente, hace falta también vivencias y equilibrio...
Muy interesante esta historia que abre otras.
Un abrazo
Me encantó. Podría enrollarme y escribir más cosas, pero todo se resume en dos palabras: me encantó.
Beso.
Remembranza:
Me alegro que te gustara.
Un abrazo.
Ana Nostalgiosa:
Todos cometemos errores en la vida, unos con alcohol de por medio y otros por pura boludez...el caso es disculparse y no dejarse arrastrar por la culpa y la angustia.
La inspiración crece en los desequilibrios, las frustraciones y el dolor, no en la calma.
Un saludo, y gracias por compartir la anécdota.
Claudia Isabel:
Sí, el dolor es lo único que nos hace cambiar y nos empuja a crear pero, como bien apuntas, si no se tiene talento, éste no brota de la nada por mucho que se sufra.
Un saludo.
TortugaBoba:
Mirá qué bien que te haya encantado ¡¡ La verdad es que no estaba del todo convencido mientras lo escribía. Luego, al acabarlo, decidí que no me había quedado del todo mal.
Un saludo.
Al principio, cuando empezaste a describir a Sigal, pensé que hablabas de MI FORTUNATO, pero no,el no podía ser tan mayor. Aunque este tío también tiene su punto.
Al menos el sigal y el levi tienen en común la originalidad de los títulos "amores volubles", "decime mentiras" (o como decía mi sobrina cuando era chica "mentí una mentira"), bien muy bien.
De paso te dejo un saludo porque hasta julio me tomo vacatas blogueras y de las otras. Pienso ser "un espíritu libre al servicio de mis impulsos…"
En todo caso avisale a MI FORTUNATO que se vaya duchando y perfumando, a fines de junio vuelvo por Madrid, a ver si nos tomamos unos cacharros (estas invitado levi, siempre y cuando te pires en cuanto veas que la cosa esté tomando un cariz románticos)
Besos vacacionales
Ese detalle de tener sólo una copa es una manera sutil de espantar a las visitas.
Aquí el viejo se siente compalcido con la visita pero le recomienda que traiga su propia copa.
Conocí a un pintor que sólo tenía en su estudio un taburete, y evitar que el público se apalancara más de lo debido.
Saludos.
Una ET en Euskadi:
Hasta yo extraño a Fortunato, así que a ver si lo rescato pronto...
No creo que nos podamos ver por esas fechas, porque me voy a Londres...
Un saludo.
Makiavelo:
A mí tampoco me gusta lo de compartir copa o cubiertos, salvo en ocasiones, claro...
Algunos plomos se te pegan de tal manera, que no los echas ni con agua hirviendo...
un saludo.
Tiene razón el extraño , FORTU ARCHE no aparece ,yo pensaba que se habìa resentido porque yo lo inculpaba de malos consejos a sus jòvenes amigos
Anda Carlos, ¿te vas a Londres? No dejes de visitar Covent Garden (trae marcapáginas...).
Beso.
Ana:
Fortunato anda por Italia, visitando a sus hijos y sus perros. Además, seguro que está con algún nuevo libro rondándole por la cabeza...
Un saludo.
TortugaBoba:
Pues sí, si D-os quiere y la policía, me voy a Londres a finales de mes. Tomo nota de las recomendaciones.
Un saludo.
Es una pena que escribas en argentino por quÉ si no tendrias mas entradas de españoles
¡VIVA ESPAÑA COÑO¡
Anda, se te ha colado un ultra. Lo que nos faltaba.
Besoooo
Supongo que algún día, quizás, a todos nos puede pasar eso, que nos quedemos sin historias que escribir, sin nada que decir o que imaginar. Yo creo que para mí sería un día triste, pero quién sabe, igual me lo tomo como el viejo de tu cuento: sencillamente, mal o bien, ya dije cuanto tenía que decir y ahora sólo me queda sentarme tranquilamente en un banco a ver la vida y beber vino en una copa.
Todo puede ser, pero, de momento, enhorabuena, amigo, por lo bien que está escrita esta entrada y el fondo que tiene.
Anónimo:
He leído un par de veces tu comentario y no estoy seguro si eres tan idiota como pareces o estás recibiendo clases para serlo más todavía porque, tus palabras no aclaran ni una cosa, ni la otra.
Escribo "en argentino", como apuntas, porque soy porteño y, con independencia de que mis padres sean españoles, mi ciudad predilecta es Buenos Aires (seguida de Lisboa). Así que, majo, continúa con tu terapia de onanismo indiscriminado y tomándote esas pastillitas rojas de 500mg. antes de las comidas pero, por aquí no regreses.
TortugaBoba:
Sí, un ultra-pelotudo que ya está despachado.
Un saludo.
Miguel Baquero:
Quién sabe....a lo mejor todos tenemos un número de historias y palabras asignadas...En cualquier caso, no sé si lo primero será suficiente porque, hay tantos escritores que escriben y no tienen nada que contar....¡¡
Celebro que te gustara y cuando me tome mi próxima copa de vino, esta noche, prometo acordarme de tí.
Un saludo.
Me encantan estas historias de encuentros y estos viejos que pasan sus últimos años disfrutando de la vida en lugar de reconstruir la fama. Los títulos de la bibliografía del escritor son muy buenos, seguro que esconden historias jugosas.
Es verdad que hay muchos escritores que no tienen nada nuevo que contar, y lo que cuentan lo hacen con tanta vulgaridad que aburren. Yo me decanto por poquitos autores, la mayoría clásicos (algunos carne fresca por supuesto) para aprender siempre.
Un besote
Isabel Chiara:
A mí también me gustan estos encuentros, sobre todo porque yo, no me encuentro con nadie y mi día a día es más aburrido que un deshielo.
Hay escritores que tienen muy buen a técnica pero no cuentan nada interesante. Yo, por suerte, voy descrubriendo escritores poco conocidos bastante a menudo.
Un saludo.
Tarde pero seguro...volví.
Es curioso,tu relato me ha hecho recordar que hace unos años, estaba cenando en un restaurante en Roma cuando me dí cuenta que en una mesa cercana había un hombre entrado en años con dos mujeres; una que parecía su esposa y otra de unos treinta. El hombre me resultaba conocido, sabía que era alguien famoso y por más que le daba vueltas no conseguía recordar.
Volví de mis vacaciones y pasaron cerca de dos años cuando en un telediario ví al hombre en cuestión. Era un escritor italiano que había fallecido.
Jamás me perdonaré no haber recordado en ese momento su nombre.
Un beso
Que la pases bien por Londres .Creá algùn personaje english con tus observaciones agudas de las personalidades que se te cruzan en el camino.
Arantza:
Ahora me dejaste intrigado; al final, ¿quién cómo se llamaba?.
Ya leí en tu blog que ibas a faltar unos días.
Un saludo.
Anónima:
Todavía me faltan unos días para irme. No sé, tal vez se me ocurra algo por allá.
Un saludo.
Enzo Siciliano
Murió en 2006.
Suerte en tu viaje, que disfrutes.
Besos
Arantza G:
Gracias por el dato. Todavía falta un par de semanas hasta que me vaya...
Un saludo.
A mì me ha encantado ese encuentro
y tu forma de narrarlo.
Pienso que los viejos tienen el
privilegio de terminar su periplo
en la tierra de la forma que
encuentren màs placentera y no
como se esperarìa de ellos.
Si escribiò alguna vez y ya
no le apetece contar nada màs,
o considere que ya no hay nada
que valga la pena, pues a disfrutar
de su vinillo a solas, que, a
veces o la mayorìa de ellas, es
la mejor compañìa.
Lamento que se te cuelen por allì
algunos amargados, que los hay
por todos lados. Yo no soy
argentina, pero tengo un hijo
nacido en la bella Bs.As.
Envidio ese viaje a Londres.
Allì me siento como en mi casa.
Bueno, mi bisabuelo era inglès.
Un saludo cordial, desde mi
tierra caribeña.
BB
BB:
Hay que vivir y envecejer con dignidad porque, me parece que es la manera más óptima de aguantarnos a nosotros mismos y sorportar las inevitables frustraciones.
Un saludo y gracias por su comentario.
Hola Carlos Paredes Levi:
Tràtame de tù o de vos, pero
no de usted. O.K.? Me haces
sentir matusalènica, si es que
existe esa palabra, chè pibe, viste?
BB
BB:
Trato hecho.
Un saludo.
Levi,
adorei!
este personagem me faz relembrar alguem muito especial....
quanto ao seu comentario no meu blog,
a visão geometrica do Rio Paraguaçu, não tem nada que ver com simbolos preestabelecidos,
mesmo porque a velocidade do carro
aonde eu estava nem dava para tal coisa....
Olhodopombo:
Me gusta que le gustara.
Un saludo.
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