martes, 20 de febrero de 2007
Tenedores
El maitre le clavó una mirada altiva, como indicando que en ése restaurante, él era un extraño, un elemento discordante que se había colado por ignorancia o por afán de simulación. Durante toda la cena caviló si dejar una generosa propina, algo que el estirado maitre interpretaría como propio de un nuevo rico, o apenas unas monedas, tal como, según creía él, hace la gente nacida y crecida en el privilegiado medio de la burguesía. Incapaz de tomar una determinación y aún fastidiado por el grosero gesto de bienvenida, aprovechó un descuido y se fue sin pagar.
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13 comentarios:
A ver cuanto tarda la boludita de turno en dejarte un comentario preguntándote si era vos.
Leonardo
Leonardo:
El pensamiento es libre y yo no entro en que quieran ver en la ficción al propio autor. Si me preocupara de esto, me cohibiría a la hora de escribir y editar nuevas entradas.
Gracias por tu comentario.
Hace ya algunos años trabajè como encargado de tres restaurantes de la Argentina y puedo afirmar, sin ánimos de ofender a nadie, que el mozo es por mucho, más y mejor especulador que un agente de bolsa.
Me vino al recuerdo en tu relato.
Nos vemos
Tomaré nota. Gracias por el comentario J.P.
se fue sin pagar como los proletarios ....con tu permiso me llevo tu link :)
No hacés más que llevarte cosas. A ver cuándo me das algo a cambio, o voy a tener que empezar a cobrarte.
Ya se a quien te pareces: a HOUSE.
Creo que todo el pesimismo que destilas lo haces en tus escritos para aislarlo de tu vida real. Creo que no eres un tipo que se queje cara a cara. Es más, yo diría que eres un gran irónico.
Tampoco te pega esa educación exagerada con la que contestas a quienes te escribimos comentarios. Alguna vez no la controlas y te muestras como eres la mayoría del tiempo. Tienes más de hombre directo y agresivo que de lamentarte. ¿No serás Aries por un casual?.
Ah, tienes razón en lo que estás pensando. Soy psicóloga.
Elena
1. Tomaré lo de House como un cumplido.
2. Soy Aries.
3. Viví con una psicóloga.
Ahora te dejo. El e-mule acaba de bajarme una película de complacientes asiáticas y tengo un asunto entre manos.
Un saludo.
Puta manía tenéis los argentinos con el psicoanálisis. ¿Qué importará si destila pesimismo porque la puta vida le apaleo o si es porque le apetece proyectar el superyo en forma cruasán?
¿Qué signo seré?
Genial blog, Carlos.
Sí, Labeche, la verdad es que el psicoanálisis, junto con el tango, el fútbol, el asado y el dulce de leche, constituyen la esencia vital del argentino.
Te voy a contar una anécdota: un amigo mío, cuando vivía en Bs.As. (ahora reside en Madrid) fue al psicoanalista porque le iba tan bien en todo que la gente comenzó a decirle que tenía un problema. El, asustado y sospechando que su problema era tan importante que ni siquiera alcanzaba a verlo, acudió a tres o cuatro sesiones hasta que comprendió que si le iba bien en la vida, lo que tenía que hacer era disfrutarlo.
En cuanto al comentario de Elena, tengo que reconocer que me gustó, aunque sólo fuera por lo inusual de su contenido.
Un saludo.
Yo también me paso por tu blog.
Ah, me olvidé de decirte que yo también soy de Buenos Aires pero nunca he ido al psicoanalista. Y tengo tantas ganas de hacerlo como de besarme el codo.
Un saludo
La anécdota es buenísima.
Comparto la pasión por el asado el dulce de leche y, en menor medida por aquello de que no alimenta más que el espíritu, y a veces ni eso, el tango.
Lo del psicoanálisis no dejaba de tener un punto de insana curiosidad.
Un saludo
Coincido con tu diagnóstico.
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