Había dejado de llover y el cielo se despejaba, poco a poco, permitiendo asomar un tímido sol con ánimo reconfortante. La gente había salido a la calle como si lo que la tuviera atrapada en sus hogares no fuera el miedo a mojarse sino una oscuridad de nubes negras. Yo, moderado en mi misantropía y a lo que se ve, individuo fotosensible, decidí unirme al grupo tras contemplarlos un rato por la ventana. Vestido de cualquier manera bajé con intención de tomarme un desayuno andaluz y repasar las noticias de los periódicos. Acercándome al semáforo para cruzar la calle lo ví. Estaba al otro lado de la calzada, a escasos seis metros enfrente mío. Hermoso con su todavía húmedo pelaje blanquecino, una altura de alrededor de 60 cm. y una mirada empeñada en el suelo que impedía ver sus ojos. No podía apartar la vista de él y compadecerme de su soledad sin amo ni collar, de ese mirar triste y el desamparo que transmitía su andar sin rumbo.
Nos cruzamos y por un instante me miró, con ojos acuosos de derrota y callada súplica, de inocencia ultrajada y de ingrato abandono. Sólo fue un segundo, y enseguida volvió a bajarlos, avergonzado de su realidad, con ese pudor que sólo conocen las víctimas de las injusticias y las deslealtades. Continuó su camino sin volver la vista atrás, sin esperar, pero suplicándolo, un gesto o una acción de cualquiera de los seres humanos que iba dejando por el camino.
Jamás volví a verlo pero, sus ojos, todavía me persiguen.
sábado, 17 de febrero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
19 comentarios:
He llorado leyéndolo
Y yo escribiéndolo pero, debía hacerlo.
Yo también he llorado. ¿Te pasó de verdad? ¿Por qué dices que debías hacerlo?
Raquel
Escalofriante, y ahora no ha fotografía.
Sí, por desgracia, me pasó de verdad y para mayor desgracia, es una escena que se repite a menudo (ver animales abandonados y desamparados).
Debía hacerlo porque, aunque sea un mísero y tardío homenaje, es mejor que no hacer nada (eso ya lo hice)
Cap. Pescanova:
Quien salva una vida salva el mundo pero, y quién no se atreve a hacerlo ??
Escribe un relato sobre la frialdad de la humanidad?
Me alegro que hayas comentado en mi blog, entre otras cosas porque eso me ha permitido descubrir el tuyo.
Lo que escribes tiene fuerza.
Gracias Germánico. Todavía estoy en las incursiones previas por tu blog. Nos vemos, en el tuyo y/o en el mío.
Genial Carlos, como siempre.
Gracias, Juan Pablo. Como siempre
No hace mucho que descubrí tu blog por causalidad y la verdad es que me he enganchado por tu capacidad para transmitir sentimientos y experiencias, valioso y preciado don el que tú tienes. Relato conmovedor y lleno de realismo que por desgracia es el caldo de cultivo en la sociedad en la que vivimos. Sigue así
Magnífico texto. En el mundo rural estas escenas se ven con cierta frecuencia. Además de los perros de familia están los de caza que viven encerrados en patios, subalimentados. Si no sirven para la caza a menudo los abandonan o incluso los sacrifican. También hay quien hace negocio con los perros abandonados: hay que pagar bastante por entregarlo y si en un par de meses nadie se lo lleva lo sacrifican. Saludos.
Bueno, muy bueno.
Gracias
Castor:
Gracias por tu comentario y perdón por la tardanza en responder (estuve fuera de la ciudad).
Lo que más me afectó, fue mi cobardía para no quedarme con el animal sin pensar en ninguna otra consideración que salvar su vida y ayudarlo. Mi falta de valor me avergonzó y todavía lo hace cuando lo recuerdo.
Para una hija de puta con clase:
Se agradece tu comentario.
Gracias Anónimo
Me gusta mucho lo que escribes y creo que me pasaré a menudo por tu blog. Al contrario que otros, no resultas pretencioso ni quieres llamar la atención. Tambien me gusta que contestas todos los comentarios y no como otros u otras que tienen muy poquita educación.
Gracias.
Si alguien se toma la molestia de leer lo que escribo y dejar su comentario, me parecía una falta de respeto no pagarle con la misma moneda.
Publicar un comentario